Unas 700 000 personas pobres en Camboya reciben un auxilio mensual en efectivo para enfrentar las dificultades causadas por la pandemia covid-19, destacó este martes 23 un reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que respalda la iniciativa en este país asiático.
Yom Malai, una madre viuda de 42 años en la provincia de Battambang (noroeste), dijo a enviados del PNUD que “recibimos al mes 176 000 riels (43 dólares) para el mantenimiento de la familia. Con ese dinero compro alimentos secos y arroz”.
La pandemia ha afectado gravemente a la economía y la vida de este país de 181 000 kilómetros cuadrados y 16 millones de habitantes en la península de Indochina, y que ocupa el puesto 144 en el Índice de Desarrollo Humano 2020 del PNUD, que clasifica a 189 naciones según la educación, salud e ingresos de su población.
La economía del país depende fundamentalmente del turismo, con dos millones de visitantes anuales –antes de la pandemia-, atraídos por los milenarios templos de Angkor, y también de la manufactura de textiles para exportación y las tradicionales actividades agrícolas
El volumen de pasajeros cayó en 90 por ciento el año pasado, y los ingresos por visitas a Angkor en 99 por ciento. Los empleos perdidos pueden sumar unos 400 000, según estimaciones del Banco Asiático de Desarrollo (BAD).
Estudios del gobierno y del PNUD indicaron que la pobreza extrema podría alcanzar a 17,6 por ciento de la población, como consecuencia de la crisis inducida por la pandemia, y se adoptó el programa de transferencias de dinero para proteger a los más vulnerables y ayudar a la reactivación de la economía.
El programa adoptó un sistema de transferencias mediante mecanismos digitales, a través de los teléfonos o con la entrega de tarjetas a unas 700 000 personas registradas como pobres vulnerables y potenciales beneficiarios.
Software y unas 1700 tabletas fueron entregadas, con la contribución de Australia, a funcionarios del Ministerio de Planificación camboyano encargados de ejecutar el programa de transferencias.
Las familias en pueblos como el de Yom Malai pasaron por un proceso de entrevistas con los funcionarios, luego fueron registradas y se les entregaron sendas tarjetas “IDpoor” (identificación de pobre), que tiene distintos niveles.
“Mi familia está clasificada como un hogar pobre de nivel uno porque soy viuda y tengo cuatro hijos. Algunas familias pobres la están pasando mal, pero sus condiciones son menos difíciles y están clasificadas como hogares pobres de nivel dos”, narró Yom Malai.
Cada familia recibe 20 o 30 dólares al mes como beneficio básico, pero se otorgan fondos adicionales por cada persona considerada dentro de un grupo vulnerable, como mujeres embarazadas, niños menores de dos años, ancianos, personas con discapacidad y portadores del VIH.
Las agencias de la ONU están ayudando a Camboya a dotarse de equipos médicos, desde bolsas para desechos biológicos hasta ambulancias, aunque se trata de uno de los países menos afectados -en salud, no así en su economía-, por la covid-19, pues registra apenas 593 casos y ningún fallecido al cabo de casi un año de pandemia.
Por su parte, el BAD aprobó el año pasado un financiamiento de 250 millones de dólares, con términos blandos, para ayudar en los programas de protección social y reactivación económica en Camboya, incluyendo apoyos concretos para pequeñas y medianas empresas.
Mecanismos de transferencias de dinero a los más vulnerables ante la crisis se han instalado o reforzado en numerosos países del Sur, como Filipinas, India, Pakistán o Tajikistán en Asia, Kenia, Sudáfrica o Zambia en África, y Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Perú, República Dominicana y Venezuela en América Latina.
Entidades internacionales como la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) también ensayan la entrega de dinero mediante sistemas de tarjetas en países como Somalia, amenazados de hambruna.
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