La inversión extranjera directa (IED), un referente de la globalización y la confianza económica, cayó casi a la mitad en el primer semestre de 2020 debido a la crisis generada por la pandemia covid-19, indicó este martes 27 un informe de la Unctad.
La caída “es más drástica de lo que esperábamos, particularmente en las economías desarrolladas. Las economías en desarrollo capearon la tormenta relativamente mejor”, dijo James Zhan, director de inversiones y empresas en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
La IED retrocedió globalmente -49 por ciento, al pasar en esos seis meses de 777 000 millones de dólares a 399 000 millones, de los cuales 296 000 millones fueron a las economías en desarrollo, 16 por ciento menos que en el mismo período de 2019.
En las economías desarrolladas se registraron apenas 98 000 millones de dólares, un desplome de -75 por ciento con relación a los 397 000 millones recibidos en el primer semestre de 2019, y en las economías en transición (antiguamente socialistas) se recibieron 5000 millones en vez de 29 000 millones un año antes.
La IED incluye fusiones y adquisiciones transfronterizas, financiamiento de proyectos internacionales e inversiones corporativas en nuevos proyectos en el extranjero, y suele buscar la explotación de activos estratégicos para las empresas, ganar eficiencia con la reducción de costos y participar en nuevos mercados.
Zhan atribuyó la caída a los cierres por confinamiento en los países, debido a la pandemia, que ralentizaron los proyectos de inversión existentes.
Además, “las perspectivas de una recesión más profunda llevó a las multinacionales a reevaluar nuevos proyectos”, y advirtió que “ese es el estado de ánimo actual de los inversionistas: ser muy conservadores en esta etapa”.
El valor de los anuncios de proyectos de inversión totalmente nuevos, un indicador de las tendencias futuras de la IED, fue de 358 000 millones de dólares en los primeros ocho meses de 2020.
En este campo, al contrario de lo desembolsado en otras áreas de actividad, la caída se prevé mucho mayor en las economías en desarrollo (-49 por ciento), que en las economías desarrolladas (-17 por ciento), un indicador de su capacidad más limitada para implementar paquetes de apoyo económico.
En las IED efectivamente registradas en el primer semestre de 2020, la diferencia en favor de las economías en desarrollo se debe fundamentalmente a China, que captó 76 000 millones de dólares, una baja de solo cuatro por ciento con relación a 2019 y mediante la cual la merma de conjunto para Asia fue de -12 por ciento.
Asia se mantiene así como la gran receptora de IED, con 217 000 millones de dólares en el primer semestre de 2020 tras los 246 000 del mismo período de 2019, seguida por América Latina y el Caribe, que recogió 62 000 millones de dólares, en vez de los 83 000 millones de dólares recibidos en los primeros seis meses del año anterior.
África recibió 16 000 millones de dólares en ese semestre, 28 por ciento menos de los 23 000 millones que pudo capturar en el mismo lapso de 2019.
En América Latina las excepciones fueron Chile y México. La economía chilena recibió una inyección de 9500 millones de dólares (67 por ciento más que en el primer semestre de 2019), con inversiones en transporte, manufactura y comercio, incluida la compra de la aerolínea Latam por Delta Airlines, por 1900 millones.
En México hubo un alza pequeña, de cinco por ciento, hasta llegar a 18 000 millones de dólares, incluyéndose allí la compra, por 2600 millones de dólares, de 40 por ciento de la compañía constructora Ideal por parte de un consorcio canadiense.
En cambio para Brasil, los 18 000 millones de dólares que recibió representaron un retroceso de 48 por ciento respecto al primer semestre de 2019, Argentina, Colombia y Perú vieron descensos entre 34 y 72 por ciento, y en el Caribe, con el desplome del turismo, la IED mermó 27 por ciento, a solo 1400 millones de dólares.
La Unctad recordó que la IED se mantiene como la fuente más importante de financiación externa para las economías en desarrollo, superando las remesas, los préstamos bancarios y la asistencia al desarrollo, y que el valor actual de esos flujos invertidos en todo el globo equivale a 42 por ciento del producto bruto mundial.
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