La pandemia generada por el coronavirus puede y debe impulsar cambios positivos para las ciudades y, con ese fin, brindar a sus líderes la oportunidad de realizar modificaciones transformadoras a largo plazo, exhortó el arquitecto británico Norman Foster durante el primer Foro de Alcaldes 2020.
El Foro, organizado en forma presencial y digital por la Comisión Económica para Europa (CEPE) de las Naciones Unidas, se llevó a cabo el martes 6 y contó con 215 participantes de 36 países, entre ellos alcaldes de ciudades tan diferentes como Ginebra, Milán, Belgrado, Glasgow o Reykjavík, entre otras.
Foster, que entre otros galardones cuenta con el Premio Pritzker 1999, considerado el Nobel de arquitectura, planteó en su discurso ante los alcaldes y otros dirigentes cívicos que la covid-19 ha propulsado «tendencias magnificadas y aceleradas» que ya existían antes del brote.
«La historia de las ciudades es la historia de las crisis, es la historia del cambio», dijo desde el Palacio de las Naciones en Ginebra, que es la sede de las Naciones Unidas en esa ciudad, «e históricamente, las ciudades se han beneficiado a largo plazo de las crisis, terminaron siendo mejores ciudades».
La actual pandemia ha provocado preocupación a nivel mundial sobre el urbanismo de las ciudades, como la falta de vivienda y la falta de saneamiento o del acceso al agua potable para la población que vive en barrios pobres, hacinados y precarizados, recordó Doris Andoni, jefa de vivienda en el Ministerio de Finanzas y Economía de Albania.
Debido a la urbanización, los desastres naturales pueden afectar a más personas, dijo, y agregó que es crucial garantizar que las ciudades de todo el mundo sean «habitables, asequibles y saludables para todos y no solo para las personas ricas».
Olga Algayerova, secretaria ejecutiva de la CEPE, consideró que el foro se produce “en un momento de incertidumbre». «No olvidemos que nuestro planeta no es inmune al impacto destructivo del cambio climático», a lo que se suma ahora el impacto de la pandemia a nivel mundial y nacional, dijo.
Sami Kanaan, alcalde de la ciudad suiza de Ginebra, abrió el foro y compartió las áreas que están investigando en un esfuerzo por abordar y responder a la pandemia.
Esto incluye, dijo, renovar inmuebles, hacer la vivienda más sostenible y accesible, crear movilidad y espacio para ciclistas y peatones, entre otras iniciativas.
A juicio del alcalde ginebrino, el papel de los líderes municipales es especialmente significativo, “porque hoy los funcionarios locales electos están a la vanguardia y representan las estructuras institucionales más cercanas a la ciudadanía».
Por ello, las autoridades de las ciudades “estamos en la mejor posición para comprender sus necesidades, esperanzas y preocupaciones», afirmó Kanaan.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) proyecta que en 2050, las ciudades albergarán hasta 68 por ciento de la población mundial, y en regiones como América Latina ya supera la tasa de 80 por ciento.
«El hecho de que las ciudades estén a la vanguardia de la respuesta a la necesidad inmediata y concreta de las poblaciones no es algo nuevo», dijo Kanaan. «Esto inevitablemente significa reinventar la forma de vida urbana, proporcionando respuestas a las preguntas que las ciudades enfrentan hoy y debemos encontrar respuestas», añadió el alcalde suizo.
Foster también abundó en como pandemias pasadas moldearon las ciudades y la vida urbana.
Durante la epidemia de cólera del siglo XIX en Londres, por ejemplo, una combinación de líderes cívicos y el ingeniero civil Joseph Bazalgette «transformó y creó alcantarillas de saneamiento modernas» para la ciudad, recordó.
El arquitecto calificó aquella respuesta como “un proceso de pensamiento holístico» que finalmente condujo a variadas medidas transformadoras, como la creación de transporte público subterráneo, el metro.
“Se planificó para un futuro a largo plazo, anticipando el crecimiento de la ciudad», dijo Foster.
Durante la llamada gripe española que se prolongó entre 1918 y 1920, citó como otro ejemplo, hubo una sensación de inseguridad con muchas controversias sobre el uso de mascarillas y el establecimiento de cuarentenas, con argumentos que prevalecen durante la actual pandemia.
Aquella pandemia, el antecedente más cercano por su expansión y donde murieron al menos 50 millones de personas, “fue seguido casi de inmediato por el resurgimiento de nuevos tipos de edificios, edificios democráticos a favor de la igualdad que unirían a las personas: cines, grandes almacenes, nuevos inventos», dijo Foster.
En términos de movilidad, Foster señaló que como los empleados se vieron obligados a trabajar desde casa durante la pandemia, esta nueva forma de trabajar ha animado a muchos a trabajar desde la comodidad de una cafetería, o su cama, o junto a las montañas en algún lugar lejano.
Pero ese proceso se ha producido sin saber aún su durabilidad cuando termine la crisis sanitaria y “sin redefinir por completo nuestro concepto de socialización”.
Lo que sí es claro ya es que la gente se seguirá reuniendo “para las cosas que de ninguna manera pueden hacerse de forma remota», dijo.
Foster agregó que la crisis sanitaria se vincula más con los hogares muy densificados que con las ciudades muy densificadas.
«Estadísticamente, algunas de las ciudades más densificadas del mundo tienen las tasas de infección más bajas», dijo, «las altas tasas de infección se encuentran en los hogares hacinados».
Esto puede desempeñar un papel en las discusiones sobre cómo deben ser las viviendas asequibles e incluso los programas para refugiados, agregó.
Otros oradores concordaron con el planteamiento de que la pandemia es una oportunidad para que los líderes, incluidos los de los asentamientos urbanos, vean las lagunas en su sistema y las aborden con soluciones sostenibles.
Tatiana Valovaya, directora general de la ONU en Ginebra, dijo que la respuesta actual a la covid no solo tiene que abordar las crisis generadas por la pandemia, sino que «también debe traer transformaciones reales», que respondan a los impactos ya visibles en esta crisis.
Los alcaldes participantes en el Foro se comprometieron a trabajar juntos para un fin común: ciudades más sostenibles, inclusivas y resilientes, que quedó reflejado en la Declaración de Alcaldes de Ginebra.
T: MF