Desde este lunes 3 los comercios de Chile ya no entregan bolsas plásticas a sus compradores, acatando una ley que puede multarlos con más de 300 dólares cada vez y que en dos años permitió ahorrar el consumo de 37 000 toneladas del producto.
Se trata de “un paso relevante, ya que hasta antes de esta ley se utilizaban cerca de 3500 millones de bolsas plásticas al año, cuya vida útil no superaba los 30 minutos pero que podían tardar hasta 400 años en degradarse”, dijo Susan Díaz, portavoz en Chile del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF en inglés).
La ley 21 100 del 3 de agosto de 2018, que prohíbe la entrega de empaques plásticos en los comercios, conocida coloquialmente como “Chao bolsas plásticas”, se aplicaba desde 2019 en los grandes establecimientos y ahora regirá para las pequeñas tiendas de barrio, ferias al aire libre y demás expendios minoristas.[pullquote]3[/pullquote]
La norma fue avalada por la Encuesta Nacional de Medio Ambiente 2017-2018, que mostró el acuerdo de 95 por ciento de los chilenos. Dos de cada tres ya portaban su bolsa reutilizable al hacer sus compras, según las respuestas al sondeo.
Los únicos plásticos que se permitirán serán los envases primarios y los empaques necesarios para la presentación o preservación de los alimentos.
La ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, destacó que la ley “es ampliamente valorada por la ciudadanía, el primer paso contra el uso indiscriminado del plástico. Se ha evitado que muchas bolsas plásticas terminen contaminando nuestros barrios, ríos o playas”.
Schmidt dijo que “si pusiéramos la cantidad de bolsas que hemos evitado entregar, una al lado de la otra, sumaríamos 2,75 millones de kilómetros, es decir 7,1 veces la distancia que existe entre la Tierra y la Luna. Se podría dar vuelta a la Tierra 68 veces”.
Otros países y ciudades de la región han tomado iniciativas para eliminar o reducir el uso de bolsas plásticas entregadas por los comercios minoristas.
Panamá, un país que anualmente fabricaba 10 millones de bolsas prácticas e importaba 500 toneladas del producto, restringió desde 2019 el uso por parte de los comercios de esos empaques y otros plásticos de un solo uso.
En Colombia existe desde 2016 un impuesto al empleo de bolsas plásticas que ha permitido reducir su consumo en 60 por ciento o 575 millones de unidades anuales.
También hay normas restrictivas en Argentina, Costa Rica, Ecuador, Perú y Uruguay, y desde este año en Ciudad de México. Unos 20 estados mexicanos aplican restricciones sobre el consumo de bolsas y otros plásticos.
Sensibles a la degradación de sus playas por la contaminación, la mayoría de los países ribereños del Caribe han adoptado restricciones al consumo de bolsas y otros plásticos de un solo uso. El primero fue Antigua y Barbuda.
Le han seguido Aruba, Bahamas, Barbados, Belice, Guyana, Islas Turcas y Caicos, Jamaica, Puerto Rico, San Vicente y las Granadinas, y Trinidad y Tobago.
En el mundo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cada minuto se compran un millón de botellas de plástico y, al año, se usan 500 000 millones de bolsas. Ocho millones de toneladas acaban en los océanos cada año, amenazando la vida marina.
Si esta tendencia continúa, para 2050 el mundo tendrá 12 000 millones de toneladas de desechos plásticos en los basureros y en la naturaleza.
En el caso de Chile la eliminación de las bolsas plásticas es parte de un plan más amplio y “nuestra meta es al menos lograr que 65 por ciento de los residuos domiciliarios sean reciclados para 2040, y que, ese mismo año, solo 10 por ciento de los residuos vaya a un vertedero”, afirmó Schmidt.
A-E/HM