La historia se repite: en 2009, el virus de la influenza H1N1 fue la segunda causa de muerte materna en México. Este 2020, con 83 decesos en lo que va del año, el coronavirus SARSCoV2 ya es el mayor peligro para las mujeres embarazadas.
La Secretaría (ministerio) de Salud informó que las 83 muertes registradas representan 19 por ciento del total de casos de mortalidad materna, lo que lo coloca como la principal causa de muerte de mujeres embarazadas en México.
La titular del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, Karla Berdichevsky, sin embargo, aclaró que a pesar de los resultados positivos de covid-19, estos registros deberán ser analizados por los Comités de Salud, para dictaminar si los fallecimientos fueron por otras causas, directas o indirectas.
A la fecha, 2842 mujeres embarazadas se han contagiado de covid, según los presentados este miércoles en la conferencia diaria de Salud; 88 por ciento de los casos se detectaron durante el embarazo y el 12 restante durante el puerperio.
El 10 de abril, cuando se registraron las primeras dos muertes de mujeres embarazadas, el subsecretario Hugo López-Gatell lanzó un llamado a extremar cuidados con las mujeres embarazadas, por ser personas “muy susceptibles a complicarse”.
Berdichevsky explicó que, ante el miedo al contagio, muchas mujeres embarazadas han optado por no acudir a consultas prenatales, lo que puede aumentar el riesgo.
Al respecto, López-Gatell dijo que la población no debe considerar como un peligro de contagio asistir a una consulta para una enfermedad diferente a covid, sobre todo, en las unidades de primer nivel.
“Hay unidades que no necesariamente implican un riesgo adicional de contagiarse de covid. Por supuesto, en la medida en que exista una epidemia activa, el hecho de salir a la vía pública representa un riesgo de poder ser contagiados, pero no necesariamente las unidades de atención. Particularmente las unidades del primer nivel de atención no son sitios especialmente riesgosos comparados con lo que podrían ser otros espacios de la vía pública”, explicó.
Covid solo aumentó el problema
De acuerdo con el Observatorio de Mortalidad Materna en México, las muertes de mujeres embarazadas ya eran un problema de salud pública antes de la pandemia, por diversas causas: no había medicamentos o las pacientes debían recorrer dos o más centros de salud hasta encontrar una institución que atendiera su parto o una emergencia obstétrica, como tener presión arterial alta.
Esto ocurría debido a que los hospitales no cumplen con el Convenio General de Colaboración para la Atención de Emergencias Obstétricas, vigente desde 2009, para que todas las mujeres embarazadas reciban el servicio de salud. La pandemia y la reconversión hospitalaria aumentaron las complicaciones, explicaron expertas nacionales e internacionales en un foro virtual.
Explicaron que la muerta materna se incrementó durante la pandemia a pesar de que, en abril, la Secretaría de Salud publicó los “Lineamientos para la prevención y mitigación de covid-19 en la atención del embarazo, parto, puerperio y de la persona recién nacida”, debido a que las recomendaciones que no se han acatado.
Los estados de Chiapas, México, Jalisco, Chihuahua, Puebla, Veracruz y Michoacán, encabezan junto con Ciudad de México la lista de muerte materna en el país, acumulando la mitad de las muertes registradas hasta ahora.
Las principales causas de muerte materna, después de covid son la hemorragia obstétrica, hipertensión, edema y aborto.
En Chiapas, la situación es crítica
En el sureño Chiapas, uno de los estados que por años ha permanecido en los primeros lugares de mortalidad materna, durante este periodo se han registrado 35 muertes maternas.
El estado ocupa el segundo lugar en casos, solo superado por el estado de México. Aunque no hay información desagregada aún para saber cuántas fueron por covid, se sabe que 25 por ciento de los casos fueron de mujeres que no accedieron a la atención médica.
En Chiapas, las comunidades han rechazado las acciones de los servicios de salud como la sanitización, incluso la población ha culpado a la Secretaría de Salud estatal de propagar el virus.
Ante las agresiones al personal médico, en el estado se han cerrado hospitales para evitar confrontaciones en medio de la tensión y desconfianza que, según la experta, se traduce en atención inadecuada a poblaciones como las mujeres embarazadas.
El Comité Promotor por una Maternidad Segura (CPMS) realizó una conferencia con la participación de Hilda Argüello, secretaria técnica del Observatorio de Mortalidad Materna en México, y Marcos Arana, secretario técnico del CPMS-Chiapas.
Argüello dijo que solo la mitad de estas pueden explicarse por la condición de comorbilidad en el caso de las muertes maternas.
Otros factores son la falta de atención oportuna de las complicaciones durante el embarazo debido al cierre de unidades médicas de primer nivel de atención y hospitales comunitarios.
A eso se agrega la falta de información sobre los centros de atención disponibles, el temor al contagio, las dificultades para la movilidad y el cierre o reconversión de hospitales para la atención de covid.
“La situación de la salud materna en el contexto de la pandemia es crítica, está cobrando vidas en estos momentos, por lo que esperamos que estas propuestas del Comité sean tomadas en cuenta”, expresó Arana. “Estas mujeres no tuvieron la atención en un hospital o un centro de salud cuando presentaron complicaciones”, añadió.
Otro factor presentado en Chiapas es la ruptura de comunicación y confianza entre las instituciones de salud y las poblaciones locales. La desconfianza en estos servicios se traduce en la atención inadecuada e inoportuna a las mujeres durante la maternidad, así como en la ausencia o rechazo de acciones de prevención, vacunación y de seguimiento a enfermedades crónicas.
El quiebre de la relación afectara la salud de la población chiapaneca a largo plazo, más allá de la duración de la pandemia.
Explicó que durante los últimos 20 años el sistema de salud ha promovido la atención hospitalaria del parto. Esta política ha causado un desmantelamiento de la capacidad de la atención en el primer nivel y la sobresaturación de los hospitales, así como la imposibilidad de proporcionar atención en aquellos casos de urgencia obstétrica.
“En el contexto de la pandemia por covid-19, los efectos negativos de esta política se han hecho más evidentes, la contingencia ha profundizado la crisis en los servicios de atención entre las mujeres víctimas que, enfrentan serias dificultades para acceder a la atención médica”, expuso.
La atención hospitalaria, tanto en casos de emergencia como en los que no, se ha visto afectada por hospitales debilitados debido a la transferencia de recursos para la atención de covid, reducción del personal de salud por incidencia de casos de contagio, presencia de comorbilidades en el personal o por su edad.
“Volvemos a convocar a las autoridades de salud a restaurar un diálogo con las organizaciones de la sociedad civil para sumar experiencias, trabajo y el vínculo con la población a fin de diseñar estrategias que permitan restablecer la confianza y mejorar la atención a la salud materna y neonatal”, dijo.
Las parteras, fundamentales en la pandemia
El CPMS reiteró la importancia de que, el sector salud reconozca las parteras tradicionales como agentes de salud comunitaria esenciales, capaces de atender partos de bajo riesgo, que les provean insumos necesarios, incluyendo equipo de protección.
Es importante que las parteras tradicionales sean reconocidas y puedan ejercer su labor sin prohibición ni criminalización, dijo Arana, pues ante la pandemia la atención materna, ha quedado en mayor medida en manos de las parteras tradicionales, que continúan trabajando sin reconocimiento, apoyo institucional y protección.
“Cualquier propuesta de retorno a una nueva normalidad en la atención para la salud deberá tomar en cuenta la indiscutible importancia de las parteras”, mencionó.
Este artículo fue publicado originalmente por Pie de Página.
RV: EG