El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) propuso a los gobiernos de América Latina y el Caribe que apliquen medidas graduales y estrechamente vigiladas al desmontar el confinamiento impuesto por la covid-19, de modo que puedan cuidarse vidas mientras se reanima la economía.
La salida del confinamiento por el coronavirus “será la decisión política más trascendente que deberán tomar los gobiernos de la región próximamente”, consideró un estudio del BID divulgado desde el jueves 14.
Ello porque “es mucho lo que está en juego”, pues por un lado dejar la cuarentena puede tener un elevado costo en contagios y muertes, y, por otro, permanecer en confinamiento “implica costos económicos muy importantes, que además recaen de modo severo sobre las poblaciones más vulnerables”, señaló el estudio.
La solución no tiene por qué ser la misma en todo un país, se puede comenzar por zonas rurales de menor densidad de población, y con sectores de la economía de forma diferencial, dependiendo del riesgo de infección que generan.
La primera recomendación del BID es que los gobiernos robustezcan la coordinación y gestión estratégica, porque la salida del confinamiento supone muchas decisiones y acciones complejas, para la apertura de zonas, de actividades, y para rastrear y controlar rebrotes del coronavirus.
El BID sugiere examinar la “gobernanza experimentalista”, que consiste en establecer objetivos provisionales, que se van revisando con el aprendizaje que surge al aplicar distintos enfoques a un mismo tema, en diferentes contextos. Útil, según el estudio, cuando hay distintos niveles de gobierno involucrados.
Debe tenerse en cuenta que la salida del confinamiento está marcada por una gran incertidumbre, Por el lado de la enfermedad, los gobiernos estarán “volando sin instrumentos”, porque no se conoce con exactitud el tamaño de la infección, ni el grado de inmunidad comunitaria que se haya adquirido.
En cuanto a la reapertura económica, no se sabe cuán rápida puede ser la recuperación de la producción o del empleo, ni se puede predecir la conducta de la población: una cosa es abrir cines o restaurantes, y otra es que la gente acuda.
El éxito de la etapa de desconfinamiento dependerá de la adhesión de los ciudadanos a las normas y recomendaciones, por lo que gestionar la comunicación resulta clave para dar continuidad, coherencia, transparencia y credibilidad a los mensajes de las autoridades.
Proteger la fuerza laboral en la salud es fundamental, porque aumentar la capacidad del sistema servirá si se tiene al personal adecuado, y eso requiere capacitación, dotación de equipos de protección y modificaciones en la infraestructura hospitalaria.
El aprovisionamiento de insumos médicos es clave y necesita mantener fluidos los canales de comercio exterior, porque la región importa 70 por ciento de sus insumos y equipos médicos de Estados Unidos, Europa y China.
Puede ser un tema crítico, porque en el mundo 88 países, incluidos ocho de la región (Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras y Paraguay) impusieron desde marzo restricciones a la exportación de equipos y productos como respiradores, mascarillas, desinfectantes y medicinas.
El BID recomienda desmantelar esas restricciones lo antes posible, en el marco de los acuerdos de integración regional, y en cambio asegurar el funcionamiento de las cadenas productivas que traspasan fronteras, y aumentar las decisiones colectivas y coordinadas para la salida progresiva del confinamiento.
Los gobiernos deben definir los lineamientos para la realización segura de actividades en los ámbitos laborales. Un área clave, pues el de carga debe sostenerse para asegurar el abastecimiento, y el de pasajeros debe regirse por normas precisas a medida que se retomen otras actividades de la sociedad.
El estudio también dio importancia a que la administración pública, que ocupa a 12 por ciento de la fuerza laboral en la región, sostenga el trabajo de atención a los sectores más vulnerables de la población y ofrezca a la toda la ciudadanía continuidad en los servicios de gobierno electrónico.
Para cuando llegue el momento de reapertura de las escuelas, los gobiernos deberán estar preparados con normas y trabajos de adecuación de la infraestructura a la nueva realidad, con cambios físicos, del número de alumnos por aula, intensificación de la higiene y capacitación del personal docente y de apoyo.
Finalmente, se debe asegurar la continuidad de los servicios básicos esenciales, como agua y electricidad, para facilitar el retorno a la actividad productiva con menor riesgo ante las amenazas a la salud y sostener el apoyo a las comunidades y familias que durante más tiempo deban permanecer en sus hogares.
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