La ONU busca millonarias inversiones privadas para salvar los ODS

Reunión inaugural de la Alianza Mundial de Inversionistas para el Desarrollo Sostenible, 16 de octubre de 2019. Crédito: Mark Garten/ONU

Un antiguo senador republicano de Estados Unidos dijo alguna vez que «mil millones aquí, mil millones allá, y muy pronto estás hablando de dinero real».

Y, como era de esperar, en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuando se trata de la implementación de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), las metas financieras se mueven continuamente: de millones a miles de millones y, finalmente, de miles de millones a billones (millones de millones) de dólares.

En una reunión ministerial en septiembre, el secretario general, António Guterres, agradeció a los Estados miembros por sus promesas y compromisos en tres reuniones cumbre de alto nivel: sobre Acción Climática, sobre los ODS y sobre Financiación para el Desarrollo (FfD).

«Pero para lograr un progreso serio»,  dijo a los ministros, «necesitamos llenar el vacío de financiamiento para los ODS: en torno a 1,5 billones de dólares por año».

Según el informe sobre la inversión mundial en 2014 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), con sede en Ginebra, la brecha financiera para alcanzar los ODS en los países del Sur en desarrollo es aún mayor, porque se estima en alrededor de entre 2,5 y 3,0 billones de dólares anuales.

Los ODS y sus 169 metas específicas incluyen la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, la atención médica universal, la educación de calidad, el agua potable y el saneamiento y una economía verde, entre otros, que se alcanzarán en todo el mundo antes de la fecha límite de 2030.

Al mismo tiempo, Guterres ha dicho que es necesario reponer el Fondo Verde para el Clima (FVC) para cumplir con el compromiso de movilizar 100 mil millones por año para la acción climática, incluida la mitigación y la adaptación en los países en desarrollo, para el próximo año.

Pero en la Conferencia de los contribuyentes al FVC, también conocido GCF, sus siglas en inglés, realizada en París el 24 y el 25 de este mes, las 27 naciones ricas participantes se comprometieron a aportar solo 9,8 mil millones de dólares al principal instrumento para financiar la lucha contra el recalentamiento planetario en el mundo en desarrollo.

Y la mayor potencia tradicional, Estados Unidos, no se comprometió a nada y es difícil de que lo haga, ya que la administración de Donald Trump avanza en su decisión de salirse del Acuerdo de París sobre el cambio climático, establecido en 2015.

Las penurias del FVC comenzaron, de hecho, con la decisión de Trump de acompañar su retiro del Acuerdo con la anulación de la comprometida entrega de 2 000 millones de dólares pendientes, de los 3 000 que se había prometido aportar su predecesor, Barak Obama.

Dado que los compromisos de aportes no siempre se traducen en la entrega real de las sumas prometidas, Guterres está buscando instrumentos para forzar que los compromisos se concreten.

En su informe anual para 2019, el secretario general fue inequívocamente claro sobre que «al ritmo actual, no alcanzaremos nuestros objetivos», a menos que haya “una mayor urgencia y ambición”, con más y mejor cooperación internacional, asociaciones público-privadas y soluciones innovadoras en el financiamiento  de las tareas los Estados miembros establecen para la ONU.

Pero además, y esto es lo más novedoso, con un enorme déficit de financiación, ahora ha recurrido al sector privado y empresarial del mundo para que este realice inversiones a favor de esos objetivos del organismo mundial, buscando sumar la comunidad empresarial mundial a aportar soluciones a los problemas de la comunidad mundial.

El 16 de octubre, Guterres lanzó la Alianza Mundial de Inversionistas  para el Desarrollo Sostenible (GISD, en inglés), descrita como «la primera agrupación de la ONU de su tipo que incluye 30 líderes empresariales de alto poder de todo el mundo».

En una entrevista con IPS, Navid Hanif, director de la Oficina de Financiación para el Desarrollo Sostenible del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES), dijo que se trata de hombres y mujeres que han respondido al desafío del secretario general para encontrar formas de aumentar significativamente la contribución del sector privado a favor del desarrollo sostenible, incluidos los ODS.

Navid Hanif, director de la Oficina de Financiación para el Desarrollo Sostenible de la ONU. Crédito: ONU
Navid Hanif, director de la Oficina de Financiación para el Desarrollo Sostenible de la ONU. Crédito: ONU

Esencialmente, señaló, la Alianza de 30 grandes corporaciones transnacionales, que suman activos por unos 16 billones de dólares y operan en 160 países, ayudará a proporcionar un liderazgo novedoso y comprometido en la movilización de recursos del sector privado para el desarrollo sostenible y en particular la Agenda 2030 que se cristaliza en los ODS.

«No puedo hacer nada mejor para explicarlo que los propios miembros de la Alianza GISD, que emitieron una declaración conjunta en el lanzamiento oficial en la ONU», dijo sobre los compromisos de esos líderes de grandes compañías transnacionales con los ODS.

En ese comunicado, explicaron que la inversión en los ODS «no está sucediendo a la escala y velocidad requerida. Si bien la inversión en desarrollo sostenible se ha vuelto cada vez más importante, hay más trabajo por hacer para conducir este enfoque a largo plazo y en forma inclusiva”.

Fueron más allá y agregaron que «Las empresas necesitan desarrollar soluciones y proyectos locales; los inversores deben aumentar su apoyo con financiamiento; y los responsables políticos deben establecer un marco propicio», recordó Hanif.

Estas son algunos extractos de la entrevista con el director de la Oficina de Financiación para el Desarrollo Sostenible de la ONU:

IPS: ¿Cómo planean que la Alianza contribuya a acelerar las acciones para cumplir los ODS en el año establecido, 2030? 

NAVID HANIF: Como primer paso, la Alianza ha acordado seis compromisos generales expresados ​​en la Declaración conjunta. Tomados en conjunto, estos compromisos se relacionan con a) encontrar soluciones para ampliar las finanzas y la inversión a largo plazo para el desarrollo sostenible; b) canalizar esto a los países y sectores donde más se necesitan; y c) mejorar el impacto de estas inversiones en el desarrollo sostenible.

Una acción concreta de esta Alianza recién formada será centrarse en las oportunidades de inversión en el mundo en desarrollo. Como se sabe, los ODS se aplican a todos los países, pero sin duda son las personas y comunidades más pobres y vulnerables las que más necesitan el tipo de inversión que la Alianza está tratando de ampliar.

Esos son los países en los que la Agenda 2030 está más alejada, debido a conflictos, la crisis climática, la violencia de género y las persistentes desigualdades. Sabemos qué debemos ampliar.

Todos los días en la ONU escuchamos nuevas historias sobre soluciones sostenibles que se trabajan en el terreno. La Alianza se compromete a garantizar que estas soluciones lleguen a donde más se necesitan.

Uno de los desafíos a los que se enfrentarán en sus respectivos sectores empresariales es el de corto plazo: es decir, la tendencia, basada en las tendencias actuales, las estructuras de incentivos corporativos y las expectativas de los accionistas, de esperar grandes rendimientos trimestre por trimestre, en lugar de poner el enfoque en un camino de años.

La mayoría de las inversiones necesarias para cumplir los objetivos de los ODS, como en infraestructura, incluidas carreteras, agua, saneamiento, salud y educación, requieren una perspectiva mucho más a largo plazo. Pero han reconocido la necesidad de pasar de una perspectiva de solo accionistas a partes interesadas.

Dijeron: «Nosotros, como Alianza, como GISD, nos comprometemos a ampliar y acelerar nuestros esfuerzos para alinear los negocios con los ODS. Reconocemos que lograr este ambicioso plan para el futuro no es para una sola parte interesada, sino para todas las partes interesadas».

IPS: ¿Qué tan realista es creer que las empresas y las corporaciones privadas contribuirán a reducir la brecha financiera de los ODS? ¿El secretario general espera que haya un caudal significativo de inversiones altruistas? ¿El retorno sobre la inversión será atractivo para ese sector? ¿Y por cuánto tiempo?

NH: Esto no es altruismo en absoluto. Las buenas prácticas empresariales no son en absoluto incompatibles con el interés en salvar el planeta, la acción climática, el ambiente y los factores económicos, sociales y de gobierno que respaldan una economía mundial que funcione bien y sea sostenible.

Estos 30 líderes corporativos reconocen que el éxito continuo de sus negocios y corporaciones está indisolublemente vinculado a un futuro sostenible para el mundo. Por ejemplo, las empresas deben tener una fuerza laboral educada, por lo que es necesario invertir en escuelas y educación pública.

Los trabajadores, los clientes, los consumidores deben estar saludables, por lo que la inversión en agua limpia y saneamiento adecuado es necesaria y tiene sentido empresarial. Esto se habla cada vez más en el mundo de los negocios, por ejemplo, en la Mesa Redonda de las Empresas.

Reconocen que somos un mundo interconectado e interdependiente, y su éxito continuo depende de sacar a otros de la pobreza, la mala salud, la falta de educación y de salvar al mundo del borde del desastre climático.

Una cosa de la que podemos estar seguros es que el incumplimiento de las metas de los ODS costará a todos en el planeta, ricos o pobres. Como de costumbre, desafortunadamente, los más pobres sufrirán más, pero a largo plazo, nadie estará libre.

Ya vemos esto en las comunidades costeras, por ejemplo, que están en la primera línea de la crisis climática. El último huracán de categoría 5 deja los hogares destruidos de las familias pobres pero también de las personas ricas.

Los miembros de la Alianza reconocen esto y se comprometen a hacer un gran esfuerzo, y especialmente su poder de convocatoria colectiva, para garantizar que sus colegas en el mundo de los negocios en todas partes reconozcan y actúen sobre esta realidad. Ayudarán a crear un entorno que recompense las inversiones a largo plazo.

IPS: ¿Qué ve como beneficios a largo plazo, aparte de la ampliación de los recursos destinados a la Agenda 2030?

NH: Creo que el mayor beneficio será la creación de un entorno propicio para la inversión a largo plazo en el desarrollo sostenible. Esto implicaría políticas y regulaciones y también el desarrollo de parámetros y medidas a largo plazo y una infraestructura financiera adecuada que promueva el largo plazo.

También tendríamos datos disponibles sobre qué instrumentos funcionan mejor, y los inversores podrían ver en quién y en qué confiar para garantizar que su dinero se dirija al desarrollo sostenible, con la mejor oportunidad de retorno de la inversión.

IPS: ¿No es una tarea difícil?

NH: Sin duda, pero no es imposible. Estos son hombres y mujeres exitosos por derecho propio que se comprometen a actuar, no a hablar, y nosotros y estamos seguros de que esta empresa tendrá éxito.

Estos inversores globales comparten las mismas preocupaciones que tenemos en la ONU sobre las personas y el planeta, tan bien articuladas en los ODS y la Agenda 2030, y ahora los están impulsando a aprovechar tanto el desafío como las oportunidades involucradas en ayudar a crear un mundo que funcione para todos nosotros, incluidos los más vulnerables. Esa es una muy buena noticia.

T: MF

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