¿Los trabajos de 9 a 5 pasarán a la historia también en la ONU?

Personal de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, junto a su secretario general, António Guterres. Crédito: ONU
Personal de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, junto a su secretario general, António Guterres. Crédito: ONU

La tecnología facilita sostener reuniones colectivas virtuales mediante aplicaciones digitales o trabajar en conjunto documentos a distancia, entre otras muchas actividades en que es cada vez menos necesaria  la presencia física en los centros laborales, lo que hace crecer en las compañías de todo el mundo la opción del “trabajo desde casa”.

El nuevo sistema fue ilustrado críticamente por una caricatura reciente de The Wall Street Journal, donde un camarero de un restaurante le dice a un cliente impaciente: “Su pedido estará listo en otros 45 minutos. Nuestro chef trabaja desde casa hoy”.

La alternativa de trabajar «desde otra ubicación», eufemismo para hacerlo desde casa, se comienza a extender también en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde se clasifica como «acuerdos de trabajo flexible».

Esos arreglos  se describen en las circulares oficiales como «horas de trabajo escalonadas», «trabajo de horario reducido», » trabajo fuera de la oficina» o «trabajo en lugar alternativo».

Ian Richards, secretario ejecutivo del Comité Coordinador de Sindicatos y Asociaciones del Personal de Naciones Unidas (CCISUA, en inglés), con 60.000 miembros, dijo a IPS que «trabajar en casa puede ser una excelente manera de mantener el foco y la concentración, y evitar el estrés del viaje diario.  Pero la experiencia muestra que es mejor mantenerlo dentro de límites razonables».

Explicó que los trabajadores en el hogar cuentan que están muchas veces temerosos de que sus colegas sospechen que incumplen sus actividades. También muchos informan que les es más difícil definir el inicio y el final de su jornada de trabajo así como separar su vida privada de la laboral.

Además, añadió,  algunos también se sienten presionados a trabajar cuando están enfermos y no utilizan las licencias por enfermedad.

La falta de interacción con los colegas en la oficina significa, además, que son menos conscientes de los desarrollos en el trabajo y es más probable que pierdan oportunidades de avance profesional, argumentó Richards.

Una circular reciente de la secretaria general adjunta de Estrategias, Políticas y Conformidad de Gestión, dice que «la semana laboral normal está sujeta a excepciones cuando los miembros del personal han sido autorizados a recurrir a acuerdos de trabajo flexibles, de acuerdo con boletín del Secretario General sobre arreglos laborales flexibles”.

Los nuevos acuerdos de trabajo fuera de la sede de la Secretaria General de las Naciones Unidas en Nueva York, han sido impulsados ​​principalmente por la escasez de espacio de trabajo en el edificio de 38 pisos que alberga a más de 2.000 empleados.

Y más aún, después que la ONU decidió no renovar el alquiler de varias oficinas que tenía en edificios cercanos, debido a la crisis de liquidez que afectan al organismo mundial, lo que obligó a la Secretaria General a reubicar a decenas de empleados en espacios abarrotados.

Algo especialmente preocupante, dijo Richards, es que la organización rechaza la cobertura de accidentes laborales en el hogar. Y en tiempos de presupuestos ajustados, algunos gerentes plantean que quienes trabajan mucho desde casa podrían ser reemplazados por consultores externos.

Al mismo tiempo, los supervisores que trabajan desde casa cuando no están viajando tienen menos capacidad de supervisión, destacó el presidente del CCISUA.

«Por esta razón, nadie debe ser empujado a trabajar desde su casa y tampoco debe funcionar como una válvula de presión por la incapacidad de la ONU de proporcionar al personal una oficina y un ambiente de trabajo adecuado”, declaró.

Un miembro del personal de la ONU dijo a IPS que no solo se les da la opción de trabajar desde casa, como máximo dos días a la semana, sino que, en algunos casos, «obligan» a los empleados a hacerlo, en contra de sus deseos.

Actualmente, algunas oficinas de la ONU ni siquiera tienen espacios de trabajo asignados y los que hay se distribuyen por orden de llegada.

«Estaba trabajando en mi computadora de escritorio cuando fui convocado a una reunión de la oficina», contó un funcionario, «pero cuando regresé una hora más tarde, otro miembro del personal se había apoderado de mi computadora y mi escritorio, dejándome sin poder trabajar hasta lograr encontrar otra mesa y otra computadora”.

Samir Sanbar, antiguo secretario general adjunto de la ONU y director del Departamento de Información Pública, dijo a IPS que será interesante averiguar quién preparó con precisión esa circular, “ciertamente no lo hizo alguien con un historial creíble de la ONU”.

Puede haber razones financieras para ahorrar dinero con la no renovación de alquileres. «Sin embargo, parece un intento de mostrar una práctica laboral emergente más en sintonía con los negocios del mercado que con el espíritu de la ONU. Se erosionaría aún más la credibilidad de un dedicado servicio civil internacional», señaló.

«Durante mi mandato, pasábamos más tiempo en la oficina que en casa. Recuerdo haber salido del edificio de la Secretaría un día, después de varias reuniones de trabajo, para descubrir que eran las 11 de la noche. También trabajar en casa durante los fines de semana o durante las vacaciones», recordó a título de ejemplo.

«Trabajar para las Naciones Unidas no es como hacerlo en una empresa comercial o en un puesto de un gobierno. En mi opinión, eso significa ser visto allí, ya sea en la sede o en el terreno», dijo Sanbar, quien trabajó con cinco secretarios generales diferentes durante su largo mandato en la ONU.

Con orígenes culturales y geográficos equitativos, el personal de la ONU se caracterizó a lo largo de su historia por su orgullo en el trabajo productivo realizado, señaló.

La presencia visible en las instalaciones era parte de la relevancia del trabajo, consideró Sanbar,  para quien la perdida de esa visibilidad socavaría la percepción sobre el trabajo particular y colectivo y erosionaría aún más el papel de liderazgo de la institución que está siendo actualmente tan desafiado.

Iftikhar Ali, un antiguo funcionario de la ONU que se desempeñó  como director del Centro de Información en Teherán (1994-2000) y en el Departamento de Información Pública en Kosovo (2001-2003), dijo a IPS que hay ventajas y desventajas en los actuales acuerdos de trabajo flexible.

Algunas compañías estadounidenses y europeas han tenido éxito al permitir que sus trabajadores operen desde sus hogares, y en la mayoría de los casos, ha mejorado la eficiencia.

«Pero no sé cómo funcionará para la ONU. Después de todo, la ONU no es una empresa que vende bienes o servicios; es una organización internacional que lucha por alcanzar objetivos más elevados: paz mundial, seguridad y desarrollo económico que beneficiarían a a todos», dijo.

Para promover esos ideales, consideró, los empleados de la ONU deben permanecer especialmente dedicados y trabajar juntos para cumplir con esas tareas y misiones, por difíciles que sean.

A ese respecto, señaló Ali, los funcionarios de las Naciones Unidas deben interactuar entre ellos más estrechamente y también con los representantes de los Estados miembros.

«Por lo tanto, los mejores lugares para desarrollarse y permanecer imbuidos del espíritu y la dedicación para servir a la causa de la paz son las oficinas y los complejos de la ONU donde los empleados conviven y se encuentran cara a cara», planteó.

Alejarse de los lugares de trabajo, señaló, erosionará gradualmente esos vínculos y su perspectiva internacional, debilitando así el movimiento de paz.

«El ambiente en casa, con muchas distracciones, no es muy propicio para construir una mentalidad global. La ONU transmite ideas, no carga», dijo Ali.

T: MF

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