La Biblioteca Pública de Nueva York anuló, finalmente, su decisión de acoger un foro coorganizado por una institución de las Naciones Unidas y la fundación del príncipe heredero de Arabia Saudita, acusado de violaciones a los derechos humanos, ante la presión de organizaciones de la sociedad civil y activistas en contra de ese encuentro.
El miércoles 18, la emblemática biblioteca neoyorquina informó que declinaba hospedar el lunes 23 al Foro de la Juventud Misk-OSGEY, organizado por la Fundación Misk del príncipe y hombre fuerte saudí, Mohammed bin Salman, y la oficina de la enviada especial para la Juventud de la Organización de las Naciones Unidas, ayathma Wickramanayake.
El foro y taller, una actividad paralela a la histórica semana de cumbres de la ONU que comienza el mismo lunes 23, fue criticado por Human Rights Watch (HRW) y otras organizaciones humanitarias, por considerar que blanquea la deteriorada imagen de Bin Salman, considerado responsable del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi.
Evan Chesler, presidente de la junta de NYPL, las siglas en inglés de la biblioteca, dijo que abandonar el taller era «lo apropiado» después de semanas de protestas y una petición en línea que tenía hasta comienzos de semana más de 7.000 firmas.
En un comunicado, la NYPL dijo que había cancelado el «alquiler de espacio» en medio de «preocupaciones sobre la posible interrupción de las operaciones de la biblioteca, así como la seguridad de nuestros usuarios» ante «la preocupación pública en torno al evento y uno de sus patrocinadores».
No está claro si la Fundación Misk buscará un lugar alternativo para el taller con tan poca antelación. Un portavoz de la ONU dijo a IPS que «depende de Misk proporcionar información sobre si el evento tendrá lugar en otro lugar o no».
La misión de Arabia Saudita ante la ONU y la Fundación Misk declinaron hacer comentarios ante la controversia.
Los manifestantes se concentraron ante un edificio de la biblioteca en Manhattan el miércoles 18, con pancartas críticas sobre la participación de Arabia Saudita en la guerra civil de Yemen, así como referencias a la «sierra para huesos», que supuestamente se usó para desmembrar a Khashoggi, un destacado crítico de Bin Salman, asesinado en el consulado saudí en la ciudad turca de Estambul, el 2 de octubre del año pasado.
«Las protestas de esta semana muestran que el público no se quedará callado mientras el liderazgo de la NYPL, un valioso depósito de civilización, contrata nuestra biblioteca al carnicero de Khashoggi», dijo a IPS Matthew Zadrozny, presidente del Comité para Salvar la Biblioteca Pública de Nueva York.
«La dirección de NYPL debe explicar al público al que sirve quién firmó el acuerdo con la fundación de Bin Salman y por qué», insistió tras la cancelación en esa sede del foro.
Kenneth Roth, director de HRW, criticó el «evento de represión y blanqueo» en Twitter y le pidió al secretario general de la ONU, António Guterres, que elimine la alianza entre su enviada especial para la juventud, Wickramanayake, y la polémica organización benéfica del príncipe heredero.
Suzanne Nossel, directora ejecutiva del grupo PEN América, dijo que la biblioteca había tomado la «decisión correcta» y agregó que no hay dudas a estas alturas que Bin Salman había «orquestado el asesinato y desmembramiento del periodista Jamal Khashoggi».
«Organizar este evento solo unos días antes del aniversario del asesinato de Jamal habría sido particularmente terrible no solo para su familia, amigos y colegas, sino también para aquellos que actualmente están siendo perseguidos en el reino» del Golfo por defender los derechos humanos en el país.
Nossel también señaló que la biblioteca «es la joya de la corona de la comunidad literaria en Nueva York» y significa «libre intercambio de ideas y libre expresión, cualidades que el príncipe heredero ha despreciado repetidamente tanto en palabras como en acciones».
El taller ahora sin sede se programó para que unos 300 jóvenes emprendedores profundizarán sus conocimientos sobre temas verdes, responsabilidad corporativa y otros elementos de la Agenda 2030 de la ONU y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Khashoggi, un periodista que residía en Washington y que criticaba con frecuencia al gobierno saudí, fue asesinado y desmembrado cuando atendió una cita en el consulado saudí para recoger unos documentos que requería para su próxima boda.
La estadounidense Agencia Central de Inteligencia, la CIA, concluyó que Bin Salman fue quien ordenó su brutal muerte, mientras que Agnes Callamard, relatora especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, emitió un muy duro informe en junio que describió el crimen como una “ejecución deliberada y premeditada” y pidió que se investigara al príncipe y otros funcionarios saudíes.
Los funcionarios sauditas inicialmente dijeron que Khashoggi había dejado el consulado vivo e ileso, pero después reconocieron que el periodista fue asesinado en un plan ilegal que no involucró a Bin Salman.
T: MF