Los campesinos que viven en las estribaciones del monte Kenia tienen una creencia: si queman el bosque, vendrán las lluvias.
«En general, creemos que el cielo está cubierto por una gruesa capa de hielo y solo un incendio forestal puede elevarse lo suficiente como para derretir este hielo y darnos lluvia», dijo a IPS Njoroge Mungai, un residente de la aldea de Kiamungo, en el condado de Kirinyaga, que se encuentra en lasestribaciones de esa montaña que es la más alta de Kenia y la segunda más elevada de África.
No es de extrañar entonces que Kirinyaga sea uno de los condados más afectados por los incendios forestales del país, según los Servicios Forestales de Kenia (KFS, en inglés).
Durante los primeros dos meses de este año, se registraron al menos 114 incendios forestales en Kenia y al menos cinco de sus mayores bosques se vieron afectados negativamente, según KFS.
Tan solo en unos días, en febrero un incendio forestal devastó un estimado de 80.000 acres de páramos forestales del monte Kenia. Los expertos en bosques y vida silvestre insisten en que las comunidades que viven alrededor de estas áreas forestales son responsables de los incendios.
La pérdida significativa de la cubierta forestal no ocurre solo en África, pese a que la deforestación es uno de los principales impulsores del cambio climático en el planeta, según un nuevo informe mundial.
Los científicos del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas han señalado que el mundo está mirando una catástrofe climática.
Estas advertencias están contenidas en un nuevo Informe Especial del IPCC sobre Cambio Climático y Tierra, publicado el 8 de agosto en Ginebra.
En coautoría de 107 científicos, casi la mitad oriundos de países del Sur en desarrollo y 40 por ciento mujeres, el informe coloca frontalmente la gestión de la tierra en el centro del combate al cambio climático, afirmando que las estrategias efectivas para abordar el calentamiento global debe colocar los sistemas de uso sostenible de la tierra en su núcleo.
«El centro del informe del IPCC se encuentra el nexo entre el cambio climático y el uso insostenible de la tierra, incluidos los sistemas alimentarios mundiales insostenibles», dijo a IPS Richard Munang, coordinador del subprograma sobre clima en la Oficina de África de ONU Medio Ambiente, cuya sede central y regional está en Nairobi.
Munang asegura que este nexo «ya está en primer plano en África, especialmente ahora que el continente está perdiendo la cobertura forestal a un ritmo mucho más alto que el promedio mundial».
Además, explica que África tiene el segundo costo más alto del mundo de degradación de la tierra, estimado en 65.000 millones de dólares anuales, lo que ejerce una presión negativa sobre el crecimiento económico.
«Si bien las pérdidas promedio resultantes de la degradación de la tierra en la mayoría de los países se estiman en nueve por ciento del producto interno bruto (PIB), algunos de los países más afectados están en África y pierden un asombroso 40 por ciento de su PIB», dijo Munang.
Es un hecho, indica el IPCC, que el cambio climático en sí mismo puede aumentar la degradación de la tierra a través del aumento de la intensidad de la lluvia, las inundaciones, la intensidad de la sequía, el estrés por calor y los períodos secos.
Pero, de hecho, son las prácticas de gestión de la tierra las que han inclinado el equilibrio del aumento de la degradación de la tierra, subraya el informe
La agricultura, la producción de alimentos y la deforestación son los principales impulsores del cambio climático, alerta el IPCC.
Según el informe, la tierra es un recurso crítico y también parte de la solución al cambio climático. Sin embargo, a medida que se degrada más tierra, se vuelve menos productiva y al mismo tiempo reduce la capacidad del suelo para absorber carbono. Esto a su vez exacerba el cambio climático.
Como resultado de cambios significativos en el uso de la tierra, presiones de la actividad ganadera y una reducción sustancial en la fertilidad del suelo, los investigadores de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) plantean ahora que un tercio de las emisiones totales de carbono provienen de la tierra.
Wilfred Subbo, profesor de recursos naturales en la Universidad de Nairobi, observa los hallazgos con preocupación: «La tierra está bajo una gran presión y estamos presenciando cada vez más cómo los cambios ambientales inducidos por los humanos contribuyen a las catastróficas emisiones de carbono».
«De hecho, nos estamos dirigiendo directamente a un desastre climático y este informe ha resaltado cómo la tierra dañada ya no sirve como ese gran sumidero que absorbe las dañinas emisiones de dióxido de carbono», dijo a IPS.
El informe también señaló que «el calentamiento global y la urbanización pueden incrementar el calentamiento en las ciudades y sus alrededores, especialmente durante eventos relacionados con el calor, incluidas las olas de calor».
«El año pasado, el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) indicó que la transición urbana de África no tiene precedentes en términos de escala y velocidad, y que el continente es 40 por ciento urbano ya hoy», dijo Subbo.
El informe también destaca que el cambio climático está afectando los cuatro pilares de la seguridad alimentaria: disponibilidad (producción y rendimiento), acceso (precios y capacidad para obtener alimentos), utilización (nutrición y cocinado) y estabilidad (interrupciones en la disponibilidad).
«La seguridad alimentaria se verá cada vez más afectada por el cambio climático futuro a través de la disminución del rendimiento, especialmente en los trópicos, el aumento de los precios, la reducción de la calidad de los nutrientes y las interrupciones de la cadena de suministro», dijo Priyadarshi Shukla, copresidente del Grupo de trabajo III del IPCC, durante el lanzamiento.
«Veremos diferentes efectos en diferentes países, pero habrá impactos más drásticos en los países de bajos ingresos en África, Asia, América Latina y el Caribe», remarcó.
Sin embargo, Munang señala que no todo está perdido.
«Más de 90 por ciento de los países de África han ratificado sus compromisos de acelerar la acción climática para cumplir con el Acuerdo de París, alcanzado en 2015», en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Este acuerdo busca lograr un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono.
Munang enfatiza que tales objetivos climáticos exigen que los países adopten prácticas ecológicas ambiciosas como la agroforestería, el uso de fertilizantes orgánicos y de energía limpia, entre otros.
El especialista considera que varios países africanos están en el buen camino.
«A Etiopía le ha ido muy bien y ha establecido un nuevo récord mundial no oficial al plantar más de 350 millones de árboles en solo 12 horas», afirmó.
Kenia aspira a funcionar completamente con energía limpia para 2020 y tiene el récord de tener el parque eólico más grande de África, mientras que Marruecos cuenta con el parque solar más grande del mundo.
«La clave en el futuro es cambiar la perspectiva y considerar estas acciones dentro del objetivo más amplio de construir empresas competitivas a nivel mundial con cobeneficios de acción climática», dijo Munang.
Mientras tanto, de vuelta a las estribaciones del monte Kenia, Mungai dice que hay esfuerzos para educar a la comunidad sobre los incendios forestales y el efecto que tiene tanto en la tierra como en el clima.
«Esta creencia (de que el fuego atrae la lluvia) tomará tiempo para cambiar porque fue transmitida por nuestros abuelos. Pero el gobierno del condado está enfocado en abordar estos problemas para que las generaciones futuras aprendan a hacer las cosas correctamente», afirmó.
T: MF