Autobuses eléctricos abren camino a futuro más limpio en Chile

Los nuevos autobuses cuentan con internet inalámbrico y puertos para cargar los celulares. Crédito: Enel
Los nuevos autobuses cuentan con internet inalámbrico y puertos para cargar los celulares. Crédito: Enel

Chile tiene hoy la mayor flota de autobuses eléctricos de América Latina y el Caribe. A principios de este año, 200 unidades salieron a las calles de Santiago como parte de un plan para reducir las emisiones y la contaminación del aire.

El país se ha comprometido a tener un sistema de transporte público completamente eléctrico para 2040.

“Para enfrentar decididamente el cambio climático, la electromovilidad es fundamental. Es un salto de calidad hacia un sistema de transporte más limpio, eficiente y sustentable”, dice Carolina Schmidt, ministra del Medio Ambiente de Chile y presidenta de la próxima Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP25).

Entre el 2 y el 13 de diciembre, Chile será anfitrión de la COP25 y liderará una de las negociaciones más difíciles de nuestro tiempo: tratar de obtener compromisos nacionales de reducción de emisiones más ambiciosos, con el fin de mantener el calentamiento global por debajo del umbral de 1,5 grados centígrados.

El transporte sostenible es fundamental para la acción climática, pero también es clave para proteger la salud de los ciudadanos. Cada autobús eléctrico puede evitar hasta 60 toneladas de emisiones de carbono al año.

En Chile, la contaminación del aire causa al menos 4.000 muertes prematuras cada año, mientras que 10 millones de chilenos están expuestos diariamente a niveles de partículas finas por encima de los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según cifras oficiales.

Un estudio realizado en 2017 por ONU Medio Ambiente estima que la transición hacia una flota de autobuses y taxis completamente eléctricos evitaría 1.379 muertes prematuras en Santiago para 2030.

A nivel nacional, enfrentar la contaminación del aire generaría beneficios de salud anuales por un valor de 8.000 millones de dólares, según el Ministerio del Medio Ambiente de Chile.

La movilidad eléctrica pública también está en auge en otras partes de América Latina.

Guayaquil, la ciudad más poblada de Ecuador, lanzó en marzo pasado una flota de 20 autobuses eléctricos que transportarán a 10.500 usuarios por día. En Colombia, la ciudad de Cali completará una flotilla de 125 unidades este año, mientras que Medellín ya compró 64 unidades.

Como parte de un plan nacional de descarbonización, Costa Rica se comprometió a tener autobuses y taxis 100 por ciento eléctricos para 2050. Otras naciones también están implementando incentivos para los clientes, como Perú, donde los vehículos eléctricos están exentos del impuesto al consumo desde el año 2018.

ONU Medio Ambiente, a través de su plataforma MOVE y con el apoyo del proyecto Euroclima +, está ayudando a países como Argentina, Colombia y Panamá con sus estrategias nacionales de movilidad eléctrica.

Llegó la hora de actuar

En el pasado, la contaminación del aire ha paralizado a Santiago. En 1999, una de estas crisis envió a 3.500 niños al hospital diariamente por un brote de influenza. En 2015, 1.300 empresas se vieron obligadas a cerrar y 40 por ciento de los 1,7 millones de automóviles de la ciudad fueron retirados de las calles debido a la emergencia ambiental.

Desde entonces, el país ha introducido nuevas políticas para combatir la contaminación del aire y ha diseñado 10 planes regionales con medidas para mejorar los sistemas de calefacción y cocción, y los sistemas de tránsito masivo.

El sector del transporte representa 24,5 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en Chile, y es aquí donde la movilidad eléctrica puede desempeñar un papel importante.

La transformación nacional comenzó en Santiago, una de las ciudades más contaminadas de América Latina, donde todos los días se realizan 18 millones de viajes, de los cuales 30 por ciento ocurren en transporte público.

De acuerdo con la empresa china BYD, que fabricó los primeros 100 autobuses eléctricos de Chile, uno solo de estos buses puede evitar el equivalente a las emisiones de 33 vehículos de gasolina.

Al mismo tiempo, esta tecnología representa un costo menor. El Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones de Chile estima que operar y mantener la nueva flota es 70 por ciento más barato que los autobuses tradicionales que funcionan con diésel.

Como parte de su Ruta Energética, Chile también se comprometió a aumentar en 40 por ciento la proporción de vehículos eléctricos privados.

Actualmente, alrededor de 500 automóviles eléctricos particulares circulan en las carreteras del país, y se espera que el número sea cada vez mayor. En los primeros cuatro meses de este año fueron comprados 93 vehículos, casi cuatro veces más que en el mismo período de 2018.

Todavía la cifra parece pequeña, sin embargo el sector cuenta con terreno fértil para su crecimiento. Una encuesta realizada por la compañía automotriz Nissan estima que 89 por ciento de los consumidores chilenos están dispuestos a comprar un automóvil eléctrico.

Además, a medida que el costo de las baterías siga disminuyendo, también lo hará el valor de estos carros, con lo que se derrumbará una de las principales barreras para comprarlos: su alto costo.

Según Bloomberg NEF, en solo tres años los precios de los vehículos eléctricos comenzarán a ser similares a los de los vehículos tradicionales.

Llegado ese momento, la calidad del aire en nuestras ciudades mejorará y podremos evitar millones de muertes anualmente en todo el mundo.

Este artículo fue originalmente publicado por ONU Medio Ambiente América Latina y el Caribe, con el que PS-Inter Press Service tiene un acuerdo especial para la difusión de sus materiales.

RV:EG

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