Canadá presentó una guía de alimentación saludable que, por primera vez, no cuenta con la participación de la industria cárnica, láctea, así como tampoco de la de alimentos procesados ni de bebidas envasadas. Siguiendo recomendaciones de especialistas, la propuesta hace hincapié en el consumo de verduras, agua y en la cocina casera.
Hace tiempo que especialistas alertan de que los canadienses no comen suficientes verduras ni frutas ni granos integrales. La nueva guía apunta a cambiar la dieta para que incluya más legumbres, fríjoles y tofu, y menos lácteos, huevos, carne y pescado. También alerta a los padres de que limiten a sus hijos el consumo de jugos de frutas con azúcar añadida o productos lácteos azucarados.
“La comida saludable es una parte importante a la hora de tener una vida saludable, y ayuda a prevenir enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y algunos cánceres”, explica una declaración de Theresa Tam, jefa de la oficina de Salud Pública de Canadá.
La nueva guía de Canadá está entre las mejores del mundo, opinó Wayne Roberts, analista de cuestiones alimentarias. “Es comparable con la excelente guía de Brasil, que hace énfasis en alimentos frescos y no procesados”, dijo a IPS.
También se concentra en cómo alimentarse, por ejemplo, recomienda la cocina casera y comer todos juntos, además de evitar la comida rápida, destacó Jennifer Reynolds, de Food Secure Canada, una alianza que aboga por la seguridad alimentaria.
Los canadienses gastaron 19.000 millones de dólares en comida rápida en 2017, unos 2.200 dólares al año por familia de cuatro integrantes.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ubicó a este país en el lugar 37, de 41 Estados clasificados por los alimentos saludables que dan a los niños. Y a pesar del poder de la industria alimentaria, este año se aprobarán nuevas normas para limitar la venta a los niños de alimentos y bebidas poco nutritivas, apuntó Reynolds.
No solo es bueno para la salud y el planeta cambiar a una dieta con más verduras, sino que es una oportunidad valiosa para reencaminar la agricultura de Canadá, concentrada en la exportación, hacia un sistema sostenible, así como para apoyar a la economía rural y al mismo tiempo atender la inseguridad alimentaria, subrayó Reynolds.
A pesar de ser un país rico, más de uno de cada 10 canadienses no puede pagar, o no tiene acceso, a alimentos nutritivos suficientes como para tener un buen estado de salud, según una investigación de la Universidad de Toronto.
Los investigadores recomiendan diseñar una política alimentaria que reúna a todos los sectores estatales para hacer frente a un problema de larga data. Esta no solo servirá para hacer frente al hambre y a la mala nutrición, sino también a los problemas relacionados con el cambio climático y la caída de la economía rural, apuntó Reynolds.
Además, permitirá hacer frente al enorme volumen de desperdicios que genera el sistema alimentario de Canadá, donde se tira casi 60 por ciento de la producción, según el estudio “La crisis evitable del desperdicio de alimentos”.
Es el primer análisis del sistema de producción de alimentos de Canadá, observó Martin Gooch, director general de Value Chain Management International (VCMI), que ayuda a las empresas a reducir los costos y a mejorar la eficiencia de su cadena alimentaria.
“Quedé sorprendido por la cantidad de desperdicio de esta industria”, dijo Gooch a IPS.
La investigación es única en el mundo porque mide el peso mediante un “sistema estandarizado en toda la cadena alimentaria” e incluye todo tipo de alimentos, de la tierra y del agua. Además, incluye datos primarios y se realizó con el aporte de más de 700 especialistas.
La comida que se pierde o se tira en Canadá asciende a la friolera de 49.000 millones de dólares, indicó Lori Nikkel, de Second Harvest, una organización que recoge el exceso de alimentos y los distribuye entre personas necesitadas. El estudio de VCMI concluyó que la tercera parte de los alimentos tirados se podrían “rescatar” para distribuir en comunidades necesitadas.
El desperdicio ocurre en las distintas etapas de la producción por distintos motivos como la pérdida de la cosecha en el campo, la escasez de mano de obra, la caída de precios o las órdenes canceladas.[related_articles]
Otro gran problema es la insistencia de la industria alimentaria en producir grandes volúmenes de alimentos con el menor costo posible en perjuicio de la calidad, indicó Gooch. Cuando una granja pasa a interesarse en la calidad, logra costos menores y duplica el beneficio con la misma o menor producción.
La mayor pérdida se da durante la producción y el procesado de alimentos, concluyó el estudio. Solo 14 por ciento ocurre en el ámbito doméstico.
Otra de las grandes causas del desperdicio es la etiqueta de “consumir antes de”, tanto por parte de los consumidores como de los vendedores. El fechado no tiene nada que ver con la seguridad para el consumo. Las empresas pueden poner la fecha que tengan ganas, pues no hay normas ni regulaciones al respecto; es una práctica que no existía hace 10 años, puntualizó Gooch.
Por su extenso conocimiento del sistema alimentario de Canadá, Gooch quedó muy sorprendido al encontrar que el Índice de Sostenibilidad Alimentaria ubicó a este país entre los mejores del mundo por evitar el desperdicio de alimentos, con una calificación de 97,8 en 100. “Es incorrecto, encontramos un volumen sorprendente de alimentos desperdiciados”, subrayó.
El índice fue elaborado por el Fundación Centro Barilla para la Alimentación y la Nutrición y la Unidad de Inteligencia de la revista británica The Economist. En él se clasifican 67 países según tres categorías: pérdida y desperdicio de agua y alimentos, desafíos nutricionales y agricultura sostenible. Canadá quedó en tercer lugar, para gran sorpresa de todos los consultados por IPS para este artículo.
Cuando IPS consultó al Centro Barilla supo que en realidad este país quedó en un lugar pésimo, en el 65, con 80 kilogramos de alimentos desperdiciados por persona y por año, según sus estimaciones. Pero como tiene una amplia variedad de políticas para atender este problema, recibió una calificación mucho mayor.
Además, el estudio del VCMI concluyó que el actual desperdicio estaba más cerca de los 1.000 kilogramos al año, por persona, muy por encima de los 80 kilogramos señalados por el Centro Barilla.
“Canadá sí tiene varias políticas para realizar los cambios, en especial en comparación con Estados Unidos”, arguyó Valentina Gasbarri, del Centro Barilla, en respuesta por mail a la consulta de IPS.
“Estamos abiertos a discutir las mejoras que se le puedan hacer al índice”, acotó.
Quizá el índice esté muy enfocado en políticas e intenciones, especuló Roberts. En todo caso “no representa para nada la realidad de Canadá”, subrayó.
Traducción: Verónica Firme