Desde 2015, la FAO y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), con la asistencia de la Corporación Procasur, implementan el proyecto Fortalecimiento de las oportunidades de empleo rural decente para mujeres y hombres jóvenes en el Caribe.
El objetivo es fortalecer las capacidades de la juventud para desarrollar sus proyectos de vida y fomentar su inclusión en el mercado laboral.
Guyana es uno de los 6 países caribeños donde el proyecto apoya a mujeres y hombres jóvenes interesados en la agricultura y otras áreas productivas relacionadas con el abastecimiento alimentario, incluyendo el procesamiento a pequeña escala, el agroturismo, el agregado de valor y la comercialización.
El proyecto promueve la capacitación de jóvenes guyaneses con la asistencia de Specialists in Sustained Youth Development and Research (SSYDR) y además cuenta con un componente de inversión para apoyar a aquellos jóvenes emprendedores sin acceso a fuentes de financiamiento.
Una de las ideas fuerza es la necesidad de construir una agenda pública con y por la juventud rural, cambiando el enfoque para considerar a los jóvenes como actores y no como beneficiarios de las políticas y estrategias de desarrollo rural.
Por esta razón, el proyecto despliega un esfuerzo colectivo con organizaciones de productores locales, cooperativas, redes y uniones con experiencia relevante en las áreas rurales, especialmente en el campo del desarrollo rural y el empleo decente.
Aunque inicialmente el proyecto preveía invertir en 14 emprendimientos, debido a la alta calidad de las propuestas recibidas, se ha propuesto financiar a todos los jóvenes participantes. De esta forma, durante el segundo semestre de 2018, 78 jóvenes emprendedores habrán recibido fondos semilla con montos entre 500 y 3 000 dólares estadounidenses.
Los emprendimientos de dos jóvenes, Olivia David y Francis Bailey, así como el del grupo Guyana Cassava Association, han sido los primeros tres en recibir fondos por parte del proyecto. Con su implementación, se espera un efecto multiplicador en sus comunidades.
Jóvenes e innovación: Una combinación multiplicadora
Olivia David diseñó una propuesta para consolidar un negocio de agroprocesamiento. La joven contaba ya con experiencia en la producción de cultivos comerciales, actividad a la que sumó el agroprocesamiento, para agregar valor a sus productos.
Actualmente Olivia prepara pescado salado, camarones en conserva y achar (condimento tradicional). Su experiencia con los productos agrícolas de valor agregado la ha persuadido de seguir apostando por dicha actividad productiva.
Por ello, Olivia recibió capacitación en agroprocesamiento por la Escuela de Agricultura de Guyana, a través de un esfuerzo de colaboración con la Oficina del Asesor Presidencial sobre Empoderamiento de la Juventud.
Con la inversión recibida por el proyecto, Olivia espera incrementar la oferta de sus productos, preparando conservas de carne de res, verduras y salsa BBQ.
Olivia tiene una idea muy clara sobre la relación de su emprendimiento con su comunidad: Buscará capacitar y emplear a otros jóvenes en actividades agrícolas y agregado de valor, asimismo, promoverá su negocio como un modelo para otros jóvenes emprendedores.
Por su parte, Francis Bailey se ha dedicado dos años a la apicultura y al retiro de panales, con el objetivo de difundir el importante rol que las abejas tienen para la agricultura.
Antes de gestionar su propio apiario, Francis fue capacitado durante más de un año por un apicultor experimentado, con quien pudo capturar más de 60 enjambres de abejas en todo el país. Posteriormente administró el colmenar por su cuenta.
Ahora que Francis domina las habilidades relacionadas con la apicultura, como atrapar enjambres, construir cajas receptoras eficaces y manejar lascolmenas, también ha comenzado a guiar a otros jóvenes para que se involucren en esta importante área productiva.
Con el financiamiento recibido por el proyecto, Francis buscará aumentar su oferta de productos y la gama de servicios ofrecidos por su emprendimiento. Francis también buscará contribuir a aumentar la cantidad de enjambres de abejas silvestres que atrapa, mediante la compra de equipos y herramientas de carpintería adicionales.
En cuanto al grupo Guyana Cassava Association, éste es conformado por tres jóvenes emprendedores: Jewel Collier-Swan, que se ha dedicado a la agricultura comercial; Judason Bess quien se ha involucrado en la producción natural de frutas y verduras; y Grace Albert, una de las fundadoras del grupo de Agroprocesamiento de Mujeres Rurales, colectivo que procesa yuca y produce harina.
El grupo de trabajo se conformó en una de las rutas de aprendizaje de Guyana, en el marco del proyecto. También participó en la Ruta Regional de Aprendizaje, organizada por el proyecto en República Dominicana, en noviembre de 2017.
Jewel, Judason y Grace decidieron crear un plan que ayudara a fomentar un mayor interés e inclusión de los jóvenes en todos los aspectos de la agroindustria. Su objetivo fue crear una asociación local para la producción, procesamiento y comercialización de yuca.
La asociación tiene la intención de vincular a productores, procesadores y mercados de la yuca dentro de un sólo marco. El grupo utilizará el financiamiento recibido para invertir en equipos y suministros para la producción, procesamiento y comercialización.
Asimismo, los jóvenes se han propuesto aprovechar al máximo este cultivo tradicional del Caribe: producirán hojuelas y harina para el consumo humano, pero también utilizarán los subproductos y otras partes de la planta para la alimentación animal.
A medida que crezca la popularidad de la asociación, los jóvenes buscarán atraer a más miembros a su asociación, especialmente a los jóvenes productores o procesadores yuca que buscan escalar su producción.
Recursos financieros y productivos para ellas
Las mujeres jóvenes rurales, y especialmente las pertenecientes a hogares vulnerables, carecen de un adecuado acceso a recursos financieros y productivos. Esto se traduce en que cuentan con menos oportunidades que otros colectivos para desarrollar sus propias estrategias de vida.
Por ello, en muchos países latinoamericanos y caribeños han surgido recientemente proyectos novedosos que buscan fortalecer la relación entre la población rural y el sistema financiero formal, y muchos de ellos ponen el foco en las mujeres.
Uno de estos proyectos es MuJeR: Promoviendo la inclusión financiera de mujeres jóvenes rurales, financiado por el FIDA y desarrollado por Fundación Capital, en alianza con diversas agencias gubernamentales y entidades financieras de Colombia, Paraguay y México.
Este proyecto busca promover y facilitar el acceso y uso de servicios financieros adecuados para mujeres jóvenes rurales, que tengan en cuenta sus necesidades particulares y la especificidad de sus contextos socioeconómicos.
En resumen, son diversos los actores que pueden confluir en la apuesta segura de invertir en las y los jóvenes rurales. Las lecciones aprendidas de distintas experiencias en la región demuestran que hay varias acciones fundamentales para lograr la sostenibilidad de las intervenciones. Por ejemplo:
- Promover un cambio de paradigma en el tratamiento que se da a las mujeres jóvenes rurales en las políticas públicas.
- Fomentar la creación de redes de jóvenes rurales para que sus voces sean reconocidas e identificadas como protagonistas de sus territorios.
- Hacer que las políticas orientadas a la juventud rural reconozcan la heterogeneidad de las y los jóvenes, tanto por su contexto urbano o rural, como por su vocación laboral y productiva.
- Incentivar el aprendizaje y capacitación para que las jóvenes rurales puedan construir sus propios proyectos productivos.
- Aprovechar las tecnologías de información y comunicación como una herramienta estratégica para desencadenar procesos innovadores en el mundo rural.
Este artículo fue publicado originalmente por la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, en el marco de la campaña regional #MujeresRurales, mujeres con derechos. IPS lo distribuye por un acuerdo especial de difusión con esta oficina regional de la FAO.