Allan Bradshaw creció cerca de la playa en Barbados y siempre supo que quería ser pescador. Ahora, con 43 años, hace 25 que vive su sueño de infancia. Pero en los últimos tiempos, observó una notoria disminución del número de peces voladores cerca de su pueblo en la bahía de Consett.
“Como en la mayoría de los lugares, las reservas de peces disminuyen desde hace unos años, en especial los peces voladores”, aseguró Bradshaw en diálogo con IPS.
Como en muchas islas caribeñas, en Barbados, la pesca y las actividades asociadas forman parte del tejido económico desde hace años. Y los peces voladores, comunes en la mayoría de las áreas tropicales, se encuentran en aguas cálidas, en los alrededores de Barbados.
En un año típico, los peces voladores representan alrededor de 65 por ciento de la pesca total, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
No todos los peces desaparecieron, acotó Bradshaw, pero definitivamente hay un cambio y eso perjudica al sector.
“Los mahi-mahi o delfines, de alguna manera aumentaron en número, pero no en tamaño, es decir que tenemos muchos más, pero son más pequeños. Hay muchos más peces juveniles”, observó
El gobierno debe tomar medidas para salvar a la industria del colapso, reclamó Bradshaw.
Hace cuatro años, solo había poco más de 1.000 barcos registrados, 2.200 pescadores saliendo y unas 6.600 personas en actividades vinculadas a la pesca, como vendedores, procesadores y comerciantes, según datos de la oficina de la FAO en Barbados.
También informó que se pescaron alrededor de 2.500 toneladas entre 2013 y 2014, pero la captura parece disminuir en los últimos años.
La captura de peces voladores disminuye por el flujo de sargazo, las macroalgas pardas o verdes muy oscuras que contaminan las costas..
Este país caribeño exporta atún con un alto valor agregado, unas 160 toneladas, aunque las exportaciones han sido ínfimas en comparación con la captura.
Pero con la elevada demanda de pescado del sector turístico, Barbados importa la mayoría del pescado consumido.
Desde que asumió en mayo de este año, el nuevo gobierno de la primera ministra Mia Mottley recibe reclamos para que Barbados mire más allá de sus 166 millas cuadradas de tierra en busca de riqueza.
La sugerencia apunta a que este país debe mirar más allá de la industria del azúcar y la banana, hacia el mar, para desarrollar su economía.
Mottley creó un Ministerio de Asuntos Marítimos y Economía Azul en su gobierno, en una decisión muy aplaudida por la población. Incluso, algunos analistas opinaron que la decisión debía replicarse en la región.
“La FAO apoya el desarrollo de la economía azul en Barbados, y en los próximos años asistirá tanto a la pesca como a la acuacultura”, indicó la coordinadora de proyecto Iris Monnereau, en diálogo con IPS.
“Se logrará mediante la actualización de los marcos legales, una evaluación de la viabilidad de utilizar el resto de la materia prima de la pesca, procesada directamente para el consumo humano, animal o para fertilizantes, la capacitación de 70 pequeños agricultores en acuaponia, además de pescadores y organizaciones de pescadores y ofreciendo asistencia para la implementación de actividades sostenibles con valor agregado en la cadena de valor de la pesca”, añadió.
Monnereau dijo que el desarrollo de la economía azul se considera clave para la sostenibilidad a largo plazo de la costa y de los océanos, y está inextricablemente vinculada a la gestión a largo plazo, al desarrollo social inclusivo y a un mejor bienestar de las poblaciones costeras e insulares.
En ese enfoque, océanos y costas pueden verse como “espacios de desarrollo”, en los que los usos tradicionales, como pesca y acuicultura, transporte, construcción de barcos, turismo costero y uso de gas y petróleo en el mar, se combinan con sectores emergentes, como la bioprospección, la energía renovable marina y la minería marítima, a la vez que se hace frente a los desafíos que afrontan los océanos y las costas.[related_articles]
“Por ejemplo, la sobreexplotación pesquera, la contaminación de aguas costeras, la pesca ilegal y no reglamentada, especies invasivas, la destrucción del hábitat, la erosión costera y el impacto del cambio climático”, añadió Monnereau.
El nuevo ministerio se creó después de las elecciones del 24 de mayo, y Monnereau comentó que es demasiado pronto para medir su impacto.
Pero es una acción, apuntó, que muestra claramente que el gobierno busca desarrollar la economía azul en Barbados.
En los últimos meses, también busca alianzas con la FAO y otras organizaciones internacionales y privadas para desarrollar actividades con ese fin.
La iniciativa coincide con la próxima Conferencia sobre Economía Azul Sostenible que organizará Kenia, junto con Canadá y Japón, del 26 al 28 de noviembre, cuando se reunirán unas 4.000 personas con el fin de apoyar la agenda para construir la economía azul.
El ministro de la nueva cartera, Kirk Humphrey, dijo a IPS que aspira a construir una economía más verde y azul en Barbados, lo que implicará que la isla se convierta en un centro marítimo del Caribe, y que pondrá fin a la sobrepesca e implementará mayores mecanismos de protección para preservar los arrecifes de coral.
También se mostró preocupado de que Barbados importe en la actualidad 80 por ciento del pescado que consume, y que el sector sufra las consecuencias de la sobrepesca.
El ministerio trabaja para construir una estrategia en ese sentido y pretende capitalizar el espacio marino, que es 400 veces mayor que su territorio.
En términos de la economía azul, Humphrey también subrayó la necesidad de realizar un estudio para que Barbados pueda asegurar qué hay en los océanos y luego asignarles un valor para poder medir su aporte al producto bruto interno.
Traducción: Verónica Firme