“La bioeconomía sostenible, un camino hacia el postextractivismo”

El ministro del Ambiente de Ecuador, Tarsicio Granizo, en su despacho en Quito, durante la entrevista con IPS. Crédito: Nina Zambrano/IPS
El ministro del Ambiente de Ecuador, Tarsicio Granizo, en su despacho en Quito, durante la entrevista con IPS. Crédito: Nina Zambrano/IPS

Ecuador ha decidido caminar hacia un modelo de desarrollo basado en la bioeconomía, pero “siempre sostenible”, porque sin esa categoría “el remedio puede ser peor que la enfermedad”, planteó el ministro del Ambiente, Tarsicio Granizo, quien capitanea esta innovadora apuesta.

En una entrevista con IPS, Granizo explicó que la propuesta representa una respuesta a un modelo extractivista que tiene fecha límite. Para avanzar en ella su despacho trabaja de la mano con otros ministerios, sectores productivos y los gobiernos de las 24 provincias de este país sudamericano, de 17,7 millones de habitantes.

Ecuador pivota sobre dos realidades: es un país megadiverso y rico en minerales e hidrocarburos. El modelo actual se sostiene sobre su riqueza en el subsuelo, ahora se pretende avanzar hacia el postextractivismo, para enfocar su desarrollo en el uso sostenible de sus recursos biológicos.

Como primer paso,  el gobierno elabora una agenda interministerial ambiental con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que permita identificar las acciones actuales del gobierno en materia ambiental, para de ahí elaborar una nueva estrategia transversal.

El ministro puntualizó que aún no se puede hablar de una “transición” ni tampoco de plazos porque “recién se están pensando las nuevas formas de economía”. Pero remarcó que “ya está posicionado el concepto de bioeconomía a nivel de Estado”.

IPS: Usted conduce lo que se denomina una transición desde el extractivismo y los combustibles fósiles, a la bioeconomía. ¿Por qué?

TARSICIO GRANIZO: La bioeconomía es una de las tantas salidas que puede tener este país de una economía extractivista petrolera y minera. Puede haber otras salidas pero  recordemos que somos un país megadiverso y que tenemos que hacer un uso sostenible de nuestra megadiversidad con la más alta tecnología.

IPS: ¿Qué futuro hay para la minería y el petróleo en ese modelo?

TG: Estamos hablando de una transición a largo plazo, nos guste o no tenemos que seguir explotando el petróleo y hacer minería, todavía tenemos recursos importantes en ambos sectores que sostienen al país.

IPS: Con un tiempo máximo de explotación de hidrocarburos por el cambio climático… 

TG: Hay un horizonte de explotación de petróleo; y, la minería siempre va a estar ahí, pero debe estar ordenada. Todavía no podemos decir que estamos en un proceso de transición, recién estamos pensando estas nuevas formas de economía, que permitan al Ecuador salir del extractivismo algún día.[pullquote]3[/pullquote]

IPS: ¿Pero puede poner un tiempo a la meta de implementación de la bioeconomía?

TG: No podemos ponerlo… ¿Cuánto tiempo durarán los restos fósiles?

IPS: Expertos hablan del agotamiento de los recursos fósiles ecuatorianos en de 20 años, incluso funcionarios de su ministerio…

TG: En 20 años quizás, en la minería hay que ver cómo nos va. Se debe evaluar que los ingresos de la minería sean mayores a los pasivos ambientales. En eso, los horizontes temporales todavía no podemos definirlos.

IPS: ¿Cuál es el modelo de bioeconomía que visualiza para Ecuador?

TG: Estamos pensando como modelo en la bioeconomía sostenible para lo cual tiene que haber algunos elementos: conservación, innovación, inversión,  y mercados.

 IPS: ¿Qué va primero?

TG: Conservación, ya tenemos el suelo ecuatoriano bajo cuidado, con uso de áreas protegidas, bosques protectores que llegan a 30 por ciento del territorio nacional. En innovación es donde estamos más preocupados, es donde todavía nos falta un largo camino por recorrer.

IPS: ¿Cómo se incluye el componente de la explotación sostenible de la megadiversidad?

TG: Por supuesto, no todo lo bio es necesariamente sostenible, porque yo puedo remplazar el petróleo con otro producto y acabar con ese producto. La bioeconomía sostenible supone eso, el uso sostenible de los recursos biológicos y eso incluye a la economía circular en el manejo de desechos.

IPS: Justamente, usted subraya la necesidad de avanzar hacia la economía circular, aquella basada en producir-consumir-reciclar y no en producir-consumir-desechar…

TG: La economía circular es una parte de la bioeconomía, por ejemplo la basura puede ser un buen negocio y una alternativa para quienes ya trabajan como recicladores. Vemos ejemplos en muchas partes del mundo donde el manejo de desechos es una opción. Lo que llega a los centros de tratamiento es mínimo, todo se va quedando en las fábricas. Poco a poco tenemos que ir logrando eso.

IPS: Se dice que la bioeconomía va a favorecer el desarrollo de los sectores sociales más vulnerables. ¿Es así? ¿Por qué y cómo?

TG: Por supuesto, por ejemplo, los más pobres son los que meten la mano en la basura y la separan. A ellos hay que ayudarles a salir de la pobreza y que puedan ser pequeños empresarios y tener mejor calidad de vida. Hemos identificado cerca de 500 bioemprendimientos, el asunto es que la mayoría son a pequeña escala o experimentales. Trabajamos principalmente con la Economía Popular y Solidaria (una organización económica institucionalizada en 2011 en el país, en que sus integrantes, individuales o colectivos, se basan en la cooperación y la solidaridad).

IPS: ¿Hay algún ejemplo que sirva como carta de presentación de lo que Ecuador ya hace en bioeconomía?

TG: Hay proyectos con caña guadua (familia del bambú) para hacer muebles y laminados, es un recurso que abunda en las regiones de la Costa y la Amazonía, crece rápido, rebrota con facilidad. También es muy interesante lo que sucede con la fibra de la vicuña (camélido sudamericano) en  (la provincia de) Chimborazo. La fibra de vicuña se vende en altísimos precios en mercados internacionales. En este país, en el Chimborazo es el único sitio donde hay vicuñas y por eso estamos en un proceso de enseñar a las comunidades como esquilar, aprovechar  y tratar la fibra de la vicuña para que tenga un valor agregado.

IPS: ¿Cuánto representa actualmente la bioeconomía en el Ecuador? ¿Cuál es el peso que se espera tenga en el producto interno bruto, el PIB?

TG: Actualmente la bioeconomía en el PIB industrial representa alrededor de 10 por ciento, nosotros pensamos duplicar eso en los próximos años.

IPS: ¿En cuánto tiempo?

TG: Estamos tomando una serie de medidas, hemos creado la Red de Bioeconomía del País y la Estrategia de Biodiversidad 2015-2030, hemos creado una entidad con la Universidad Técnica Particular de Loja para promover iniciativas de bioeconomía. Estamos sacando la marca BioEcuador.

IPS: ¿Ha encontrado resistencias en los sectores económicos y productivos?

TG: Afortunadamente están muy bien alineados los ministerios de la Producción, el Ministerio de Hidrocarburos y Minería y Comercio Exterior. Hemos logrado posicionar a la bioeconomía como una apuesta del Estado también en los sectores productivos. También hemos conversado con la banca para establecer créditos blandos con ciertos beneficios para fomentar la bioeconomía en aspectos como la nutracéutica (acción terapéutica de sustancias naturales). Es todo un “tinglado” y ya está posicionado el concepto de bioeconomía a nivel del Estado.

IPS: ¿Cuáles son las estrategias?

TG: Utilizar la riquísima biodiversidad que tenemos para poder dar alternativas económicas al país. No descartamos la bioeconomía como el mejoramiento de los monocultivos, por ejemplo hemos seleccionado a cinco sectores para trabajar: palmicultura, camarones, flores, ganadería y banano. Queremos hacer un acuerdo con esos productores para que no amplíen su frontera agrícola, pero en la misma extensión mejoren su productividad. Esa es una arista.

IPS: Al ser la bioeconomía un proyecto de largo plazo, ¿cómo hacer para que futuros gobiernos sostengan esta dirección y no la cambien?

TG: El momento en que los productores ven que la bioeconomía es una alternativa real, no va a importar cuál es el gobierno.

IPS: ¿Se está blindando a nivel normativo? 

TG: Consta en el Código Orgánico Ambiental y sobre todo en el Plan Nacional de Desarrollo 2017-2021. Toda una Vida. Estamos trabajando en la elaboración de las políticas públicas.

IPS: Ambientalistas critican aspectos de la bioeconomía, como el uso de biocombustibles, basados en monocultivos. ¿Cuál es su visión al respecto?

TG: Los biocombustibles tienen sus pro y sus contra. El problema es que se destinen tierras que deberían estar orientadas a la soberanía alimentaria para satisfacer necesidades de transporte.

IPS: ¿No descarta, entonces, a los biocombustibles?

TG: No. Yo siempre digo que en Ecuador se puede hacer de todo siempre y cuando se haga donde se debe hacer y bien hecho.

IPS: ¿En América Latina hay otros países que miran a la bioeconomía? 

TG: Hubo una cumbre de bioeconomía en Alemania (en Berlín, en abril), a la que asistieron algunos países latinoamericanos. Varios están en nuestra misma línea de la bioeconomía sostenible. Otros entienden a la bioeconomía como el mejoramiento de sus monocultivos. No descartamos tampoco esa línea.

IPS: ¿Entonces, Ecuador apuesta a distintos fórmulas,  no solo a la bioeconomía?

TG: Por su puesto, podemos pensar en la venta de servicios; en una banca que brinde servicios a otros países; y, la bioeconomía sostenible. Hay que buscar las alternativas para el postextractivismo.

IPS: La bioeconomía es, entonces, un camino, aunque privilegiado… 

TG: Sí, pero sostenible, siempre sostenible, si no le ponemos esa categoría, el remedio puede ser peor que la enfermedad.

Edición: Estrella Gutiérrez

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