Luego del terremoto político que arrasó México este domingo1, que convirtió a la izquierda en la mayor fuerza política interna, esta nación latinoamericana se prepara para transitar a un proceso de cambios profundos en su democracia, en la economía y en la situación social.
En su primer discurso como virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador ofreció la misma noche del domingo un proceso de reconciliación tras una violenta campaña electoral y “transformaciones profundas”, siempre dentro del marco legal, basadas primordialmente en el combate a la corrupción y a la desigualdad social.
“La transformación que llevaremos a cabo consistirá, básicamente, en desterrar la corrupción de nuestro país. La corrupción no es un fenómeno cultural sino el resultado de un régimen político en decadencia”, afirmó el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
“Estamos absolutamente seguros de que este mal es la causa principal de la desigualdad social y económica y de la violencia que padecemos. En consecuencia, erradicar la corrupción y la impunidad será la misión principal del nuevo gobierno”, dijo López Obrador, de 64 años y quien asumirá la presidencia de seis años el 1 de diciembre.
Con los ahorros obtenidos en esa lucha y la reducción de los privilegios de la alta burocracia, es que el futuro gobierno planea financiar su ambiciosa agenda. Además contará para hacerlo, según cifras provisionales con mayoría en las dos cámaras del Congreso Legislativo y una cuota sustancial del poder local.
La corrupción cuesta 10 por ciento del producto interno bruto mexicano, según el no gubernamental Instituto Mexicano para la Competitividad y el estatal Centro de Investigación y Docencia Económicas.
Con su lema “por el bien de todos, primero los pobres”, López Obrador, candidato por tercera ocasión y conocido localmente como AMLO, la sigla de sus nombres y apellidos, prometió no subir impuestos, no aumentar el precio de los combustibles.
Pero igualmente se comprometió a respetar las libertades fundamentales y la iniciativa empresarial.
“Bajará el gasto corriente y aumentará la inversión pública para impulsar actividades productivas y crear empleos”, auguró.
López Obrador abanderado de la alianza electoral Juntos Haremos Historia -conformada además de Morena por el Partido del Trabajo y Encuentro Social- se va a reunir este martes 3 con el presidente Enrique Peña Nieto para abordar los detalles de la larga transición al cambio de gobierno.
Con una participación de casi 63 por ciento de un padrón electoral de 89 millones de votantes, en un país de 129 millones de personas, López Obrador obtuvo 53,3 por ciento de los sufragios, el mayor porcentaje de la historia en los comicios presidenciales, según datos provisionales del Instituto Nacional Electoral.
En segundo lugar, de acuerdo a esas cifras provisionales, se ubicó Ricardo Anaya, candidato de una colación encabezada por el derechista Partido de Acción Nacional (PAN), mientras el aspirante del bloque liderado gobernante Partido Revolucionario Institucional, José Meade, debió conformase con 15,8 por ciento.
El triunfo de AMLO rompe el dominio compartido del poder del PRI y el PAN este siglo, que sucedió a 70 años de hegemonía del PRI en el que es el segundo país en extensión, población y economía de América Latina, por detrás de Brasil.
Morena ganó también cuatro gobiernos de los nueve estados en liza, incluyendo Ciudad de México, donde se impuso en 11 de las 16 alcaldías de las demarcaciones que la conforman, dentro de los 17.670 cargos locales en disputa.
Mientras avanza el conteo, el partido de AMLO también se perfila con mayoría el legislativo Congreso de la Unión, tanto en el Senado, con 128 bancas, como en Diputados, con 500 puestos.
Para el economista estadounidense Mark Weisbrot, fundador del no gubernamental Centro para la Investigación Económica y Política, los mandatos ganados por la izquierda en América Latina en los últimos 15 años pueden anticipar el devenir mexicano durante el próximo sexenio.
“Tenemos que ver qué ocurre. Hasta hace dos años, la mayoría de la gente latinoamericana vivía bajo gobiernos de izquierda y con ellos la pobreza cayó en 10 años, fueron capaces de hacer algo”, dijo a IPS el especialista, cuya organización, con sede en Washington, actuó como observadora internacional de los comicios.
Weisbrot, autor del libro “Fracaso. Lo que los ‘expertos’ no entendieron de la economía global (2015)”, consideró que López Obrador puede hacer primero “lo más fácil”, lo cual podría otorgarle “más apoyo” popular. Coincidió además que la reducción de la corrupción puede financiar muchos programas.
“Necesita algunos cambios en la política económica, más inversión pública, cambiar la política monetaria, aunque eso es más difícil. Hay muchos mexicanos que no pagan impuestos. Quizás podría introducir controles sobre los capitales foráneos” que buscan mercados donde obtengan mejores réditos, planteó.
Además de la austeridad en partidas del presupuesto que no considera productivas, AMLO, el político más querido y también el más odiado en el país, pretende animar la economía con varios proyectos de infraestructura, en especial en el sur del país, donde se concentra la mayor pobreza.
También ofrece la recuperación de la soberanía alimentaria y del mundo rural; la anulación de la reforma educativa y la revisión de las concesiones petroleras derivadas de la apertura del sector de los hidrocarburos de 2014.
Empero, su agenda ambiciosa no aclara cómo alcanzará sus objetivos ni cómo los financiará.[related_articles]
En política exterior, históricamente marcada por la relación con Estados Unidos, López Obrador prometió independencia y trato respetuoso hacia todos los países.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue uno de los primeros en felicitarlo pero desde su llegada a la Casa Blanca, en 2017, México ha sido destinataria de su agresiva política en materia migratoria y de su proteccionismo comercial.
Fruto de ello es la exigencia de que México financie un muro en la muy extensa frontera terrestre y la impuesta renegociación desde agosto del año pasado de Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en que también participa Canadá.
“En Estados Unidos habrá más atención hacia México, pero la política no será amigable. No se sabe qué pasará con el TLCAN. Hay posibles áreas de acuerdo, pero es muy difícil de predecir”, sentenció Weisbrot.
López Obrador ha manifestado su apoyo a la renegociación, mientras que Trump anunció este mismo lunes 2 que ese proceso concluirá en noviembre, antes de asumir el nuevo gobierno mexicano. Pero el mandatario estadounidense dijo que la futura administración sería tenida en cuenta.
Pero para López Obrador otras prioridades requerirán su atención en cuanto llegue al poder, porque forman parte de sus mayores compromisos electorales: la descontrolada violencia delictiva, las masivas violaciones a los derechos humanos y una crisis ambiental que tiene en riesgo los recursos naturales del país.
Edición: Estrella Gutiérrez