Las votaciones para un nuevo parlamento, realizadas el 11 de marzo, y la cercanía del cambio presidencial previsto para el 19 de abril, parecen romper el silencio en la sociedad cubana sobre el impacto político del proceso de elecciones generales 2017-2018.
“La expectativa existe”, respondió Yunet Rojas, una mujer que se ocupa de su hogar en el municipio habanero de Playa, al ser preguntada por IPS sobre cómo es recibida en su comunidad la anunciada salida del actual presidente, Raúl Castro, y la selección del próximo mandatario entre el nuevo parlamento unicameral con 605 bancas.
“Incluso hay quien especula sobre el presidente que va a salir”, continuó la joven, luego de votar el domingo en un colegio del Reparto Kohly. “Es algo inusual… llevábamos muchos años con Fidel (Castro, 1926-2016) al mando, después con Raúl. Nos enfrentamos a algo nuevo”, explicó.
La pautada salida de Raúl Castro de la presidencia no significará su total retiro del poder ya que hasta 2021 se mantendrá como el primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), el único legal en este país de 11,2 millones de personas.
Para sucederle se apunta como la primera opción al actual primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, de 57 años, aunque no hay ninguna confirmación oficial al respecto, lo que de confirmarse representaría un cambio generacional en la conducción del país.
Entre el bullicio de la gente en el colegio, Rojas compartió que le gustaría que el parlamento atienda problemas sociales como “cuestiones raciales y la desigualdad de género”.
De “jornada electoral intensa” y “reafirmación del sistema electoral cubano”, calificó los comicios del domingo último Alina Balseiro, presidenta de la Comisión Electoral Nacional (CEN), en una conferencia de prensa realizada este lunes 12 para brindar datos preliminares.
La funcionaria informó que de 8.926.575 electores acudieron a las urnas 7.399.891 votantes, para una participación de 82,9 por ciento. Así, quedaron electos 1.265 representantes de las asambleas de las 15 provincias y los 605 diputados al parlamento nacional, en 24.470 colegios electorales.
El parlamento cubano se renueva ya que 55,8 por ciento de sus nuevos miembros se estrenarán como diputados, según la CEN. Además, 53 por ciento son mujeres, 13 por ciento son jóvenes y 40,5 por ciento son afrocubanos y mestizos. También el promedio de edad bajó a 49 años, frente a los 57 años calculados para la cámara saliente.
La fase del 11 de marzo y la final son las más criticadas de la Ley Electoral (1992) cubana, porque resulta igual el número de candidatos al número de asientos a ocupar en la cámara legislativa, son seleccionados por la Comisión de Candidaturas y el presidente y vicepresidente no son electos por voto directo, entre otras.
Por ello, las personas críticas del sistema electoral sostienen que los electores acuden a “refrendar” y no a elegir.
Las autoridades cubanas aseguran que el sistema actual garantiza la representación del pueblo porque la Comisión de Candidaturas analizó 12.000 propuestas realizadas en reuniones provinciales y nacionales para presentar a las urnas 605 candidatos.
Con diferentes enfoques y expectativas, activistas, especialistas y población, incluso la emigrada, esperan que el parlamento recién electo y el próximo ejecutivo encaucen cambios legislativos imprescindibles para el desarrollo de la isla caribeña, muchos de los cuales quedaron en el tintero de la administración saliente de Raúl Castro.
“(Las y los diputados) deben articular armónicamente dos factores: continuidad y cambio”, dijo a IPS un jubilado, que vive en la capital y no dio su nombre. Debe dar “continuidad de la defensa de la soberanía, la independencia nacional y justicia social” a la par de realizar “cambios imprescindibles”, amplió tras pedir no dar su nombre.
Este pensionado identifica los principales asuntos pendientes en el terreno económico, pero señaló otros políticos como “la actualización de nuestra Constitución a tenor con los cambios que trae la actualización económico-social”, sobre la Carta Magna de 1976 que fue modificada parcialmente en 1978, 1992 y 2002.
Incluso habló de cambios en la estructura del propio parlamento. “Yo vislumbro la futura asamblea con la mitad de su membresía actual y con diputados profesionales dedicados” solo al trabajo legislativo, ya que en la actualidad son personas que llevan sus empleos a la par de ese rol, aseguró.
Desde la distancia, el economista cubano Mauricio de Miranda, que vive en Colombia, dijo a IPS que los diputados tienen “muchísimos” temas pendientes pero varios de ellos los calificó de “ineludibles”.
El primero, a juicio del profesor de la Universidad Javeriana de Cali, es “una profunda reforma constitucional o una nueva Constitución”.
Y luego le siguen en su propuesta cambios en la ley electoral, reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo y eliminación de la pena de muerte del Código Penal (1987), una condena que las autoridades se abstienen de aplicar a partir de 2003.
En materia económica, De Miranda señaló la urgencia de realizar una norma de “empresa que elimine las actuales restricciones al emprendimiento empresarial y reconozca la importancia social de la propiedad privada y su inviolabilidad”, además de una ley de la moneda que termine con la actual doble circulación.
No obstante, el profesor lamentó que, a nivel provincial y nacional, “estos parlamentos carecen de poder real y no ejercen una verdadera labor de control de los gobiernos que designan”.
Entre las personas escépticas, se encuentra la jubilada Marta Elena Herrera, que residen en La Habana. “Hay que esperar pues durante todo este tiempo hemos siempre pensado que con las nuevas elecciones se mejorará algo… y nada”, compartió vía correo electrónico.[related_articles]
Desde la ciudad española de Barcelona, el historiador y politólogo cubano Armando Chaguaceda opinó que, “en Cuba, bajo el esquema actual, hay votaciones pero no elecciones” y observó “una pérdida de legitimidad del sistema electoral cubano”.
Para analistas, el relevo generacional en la cúpula cubana culminaría en 2021, cuando se prevé que Raúl Castro (86 años) y José Ramón Machado Ventura (87 años) dejen sus cargos en el PCC, durante el VIII congreso de la “fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado”, según la Constitución.
El relevo generacional se perfiló con mayor nitidez a partir de las elecciones del 3 de febrero de 2013, las primeras realizadas luego del VI congreso del PCC (2011), que acordó limitar a no más de dos períodos consecutivos la estancia en los principales cargos estatales y gubernamentales.
Ese año, Castro defendió la elección de Díaz-Canel como primer vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros, cargo que lo faculta constitucionalmente para sustituir al presidente en caso de enfermedad o muerte, por lo que despunta como el más posible próximo mandatario, así no haya aún confirmación oficial.
Grupos opositores al gobierno socialista sostienen que no existe una transición política en Cuba y algunos valoran esperar a los próximos comicios generales, en caso de que se concretaran las anunciadas reformas a la ley electoral y la Constitución.
“Si hay cambios, nosotros queremos participar”, dijo Librado Linares, del disidente Movimiento Cubano de Reflexión, del ala que no participa en las elecciones aunque otros grupos de la oposición lo intentan sin éxito desde 1989.
“La cuestión es mucho más que eso. La oposición necesita apropiarse además de un pensamiento estratégico y táctico. Un referendo (como el que solicitan sectores de la disidencia interna) es muy importante pero no se llega a él sin hacer nada… hay que trazar un curso de acciones”, consideró el ex preso político a IPS.
Editado por Estrella Gutiérrez