Pakistán preparado para recorte de asistencia militar de EEUU

Pakistán ha recurrido a Gran Bretaña, Francia e Italia para conseguir cierto tipo de armamento, y por ello tiene muchos buques y aviones de combate de origen francés como este 'Rafale B'. Crédito: Cortesía.
Pakistán ha recurrido a Gran Bretaña, Francia e Italia para conseguir cierto tipo de armamento, y por ello tiene muchos buques y aviones de combate de origen francés como este 'Rafale B'. Crédito: Cortesía.

Cuando Estados Unidos recorta la asistencia militar a uno de sus aliados por motivos políticos u otros, ya se sabe cuál será la reacción de este: se volverá hacia países como China, Rusia y otros de Europa para asegurarse el flujo de armas.

Por ello, cuando el gobierno de Donald Trump decidió recortar en unos 2.000 millones de dólares la asistencia a Pakistán, Islamabad ya estaba preparado. Tenían una sólida relación con China, y se volvió a Gran Bretaña, Francia, Suecia, Turquía e Italia para llenar el vacío.

En Medio Oriente, tradicionales aliados de Estados Unidos como Qatar, Arabia Saudita, Omán, Egipto y Kuwait no dependen mucho del armamento estadounidense y se han caracterizado por tener acuerdos multimillonarios de compra de armas también con países europeos.

La principal razón de mantener múltiples proveedores de armas es evitar que se corte el suministro, por lo general por parte de Estados Unidos, como ya lo hizo en los años de la década del 90, cuando recortó la asistencia a la seguridad a Pakistán en el marco de la llamada enmienda Pressler, que exigía certificar que ese país no tenía armas nucleares, que sí tenía.

Según los últimos datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri, en inglés) para el período 2012-2016, Estados Unidos concentra alrededor de la tercera parte del mercado mundial de las principales armas convencionales.

Pakistán recibió cantidades significativas de armas, tanto de Estados Unidos como de China, sus mayores proveedores en los últimos años. Las procedentes del gigante asiático incluyen aviones de combate, tanques, submarinos y otros barcos militares, señala el Sipri.

El armamento estadounidense incluye vehículos blindados de transporte de tropas y sistemas para modernizar los aviones F-16 que ya tiene Pakistán.

Los acuerdos de armas de Pakistán con Estados Unidos ascienden a entre 5.000 y 6.000 millones de dólares desde 2001, indicó Derek Bisaccio, analista de Medio Oriente, África y Eurasia de la empresa de investigación de defensa Forecast International Inc., la mayoría por la venta de cazas F-16.

Se desconoce el costo de la venta de armas chinas a Pakistán por la falta de datos de ambas partes, pero se “pronostica que puede haber eclipsado al de las estadounidenses en los últimos años pues ambos países profundizaron su cooperación técnico-militar”, explicó.

China vendió buques patrulleros, submarinos, vehículos aéreos no tripulados y misiles tierra aire a Pakistán. Y ambos países se asociaron en proyectos de fabricación de aviones de combate JF-17, ensamblados y fabricados en territorio pakistaní.

Otros proveedores de armas son Ucrania, Turquía y Suecia.

En otras ocasiones, Islamabad recurrió a Gran Bretaña, Francia e Italia para conseguir cierto tipo de armamento, y por ello tiene muchos buques y aviones de combate de origen francés, añadió Bisaccio.

Además, China planea construir una base militar en Pakistán, según un artículo de The Washington Times de la primera semana de este mes, que será la más grande después de la que tiene en Yibuti, en el Cuerno de África.

La base naval se ubicará en un lugar estratégico como es la ciudad portuaria de Jiwani, cerca de la frontera con Irán, en el golfo de Omán, y cerca del estrecho de Ormuz, uno de los seis corredores económicos propuestos por la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, informó el diario.

“La decisión de Trump de cortar la asistencia militar a Pakistán debió hacerse hace tiempo”, opinó Natalie J. Goldring, investigadora del Programa de Estudios de Seguridad de la Facultad Edmund A. Walsh de Servicio Exterior, de la Universidad de Georgetown.

“La situación de los derechos humanos en Pakistán es deplorable, como está documentado en los informes del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos”, apuntó.

Pero el argumento de Washington es otro, que el gobierno pakistaní no hace lo suficiente por combatir el terrorismo, un motivo que no es nuevo.

“Las relaciones estadounidense-pakistaníes se caracterizan por ciclos políticos que incluyen declaraciones críticas de funcionarios estadounidenses, intentos de reducir o frenar la asistencia e, incluso, un retorno al status quo”, recordó Goldring, también representante del Instituto Acrónimo para la Diplomacia del Desarme para comercio de armas y armas convencionales en la Organización de las Naciones Unidas.

“Es irónico que la decisión de Trump de recortar la asistencia militar a Pakistán coincida con informes de Reuters sobre que su gobierno planea tornarse más agresivo en la venta de armas”, observó.

“Al parecer se le pedirá al personal de las embajadas que promuevan con más ímpetu la venta de armas estadounidenses ante sus gobiernos anfitriones, lo que recuerda iniciativas similares del gobierno de Ronald Reagan (1981-1989)”, añadió.

Los partidarios de la venta de armas sostienen que si Estados Unidos no las vende, los países que se las compraban se volverán hacia otros proveedores, observó.

“Pero al evitar la venta de armas sofisticadas a regímenes inestables, podemos reducir significativamente el riesgo de que los miembros de nuestras fuerzas armadas terminen peleando contra nuestras propias armas”, indicó.

“En definitiva, el gobierno de Estados Unidos necesita fijar estándares éticos para la venta de armas, no solo económicos”, subrayó.[related_articles]

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Pakistán, Jawaja Muhammad Asif, declaró: “No tenemos ninguna alianza” con Estados Unidos. “Esa no es la forma en que se comportan los aliados”, añadió.

Trump dijo en Twitter que Pakistán “no nos dio más que mentiras y engaños”, y acusó a Islamabad de ofrecer “refugio seguro a los terroristas que perseguimos en Afganistán”.

Islamabad podría responder cortando la ruta hacia Afganistán, donde actualmente hay 14.000 efectivos estadounidenses.

Bisaccio señaló que Pakistán sobrevivirá lo más bien si se concreta la suspensión de la asistencia militar, pero que la falta de servicios de mantenimiento y suministro de repuestos, le significarán un impacto en algunas áreas concretas como los F-16.

Eso, de hecho, impactará en la capacidad de Pakistán de lanzar operaciones de contrainsurgencia, como puede ocurrir con los helicópteros militares AH-1.

El actual diferendo con el presidente Trump refleja las tensiones de larga data entre ambos países, lo que a su vez valida la política pakistaní de diversificar sus proveedores de armas, observó Bisaccio.

La principal arma de disuasión contra India, un elemento clave de la política de seguridad nacional, es el misil, y para ello, Pakistán desarrolló su propio programa sin la asistencia de Estados Unidos.

“El deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Pakistán se dio en el marco de la profundización de las de China y Pakistán, lo que le permitirá a este último hacer frente al impacto del recorte (de la asistencia militar)”, remarcó.

Se desconoce el volumen de la asistencia a la seguridad que ofrece China a Pakistán, pero probablemente aumente en el futuro, compensando en cierta forma la pérdida temporal o permanente de la estadounidense, añadió Bisaccio.

Traducido por Verónica Firme

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