Cada vez más países africanos padecen una creciente inseguridad alimentaria debido a que la falta de lluvias y las plagas, como el último brote del cogollero del maíz africano, amenazan con instalar una grave crisis.
Con la gran variabilidad climática y la pérdida de cultivos importantes, como el maíz, que no resisten la infestación del gusano, no habrá suficientes alimentos en la mesa, alertan especialistas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) confirmó que acecha una grave crisis alimentaria, a la vez que subrayó la necesidad de una respuesta inmediata.[pullquote]3[/pullquote]
Por ello, el lema del Día Mundial de la Alimentación, que se conmemora el 16 de este mes es “Cambiar el futuro de la migración. Invertir en seguridad alimentaria y desarrollo rural”.
Más de 17 millones de personas en Yibuti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán del Sur, Sudán y Uganda llegaron a una situación de emergencia en materia de inseguridad alimentaria, según la agenda.
“El maíz es un cultivo importante para muchos países africanos y la incapacidad de las variedades locales de soportar las crecientes amenazas del gusano cogollero, capaz de destruir cultivos enteros en cuestión de semanas plantea problemas significativos”, recordó Hilda Mukui, agrónoma y conservacionista en Kenia, en diálogo con IPS.
“Por su naturaleza migratoria, las plagas cruzan fronteras como sucede en Kenia, donde el gusano cogollero emigró desde Uganda y por ahora se encontró en los nueve condados de Kenia, y en la provincia Occidental, Valle del Rift y partes de las áreas agrícolas costeras”, explicó.
La FAO sigue emitiendo alertas por el gusano cogollero, preocupada por que la mayoría de los países no están preparados para hacer frente a la amenaza.
El coordinador de África austral de la FAO, David Phiri, explicó que esta es “una nueva amenaza en África austral y nos preocupa mucho la intensidad de su emergencia y la propagación de la plaga. Es cuestión de tiempo antes de que toda la región se vea afectada”.
La agencia confirmó que la plaga destruyó por lo menos 17.000 hectáreas de maíz en Malawi, Zambia, Namibia y Zimbabwe. Y en todo el continente, unas 330.000 hectáreas.
“Para comprender la magnitud del problema de la destrucción, la producción de maíz de los pequeños agricultores en muchos países africanos se ubica entre 1,2 y 1,5 toneladas por hectárea”, indicó George Keya, coordinador nacional del Proyecto de Investigación en Productividad Agrícola en Tierras Áridas y Semiáridas, al ser consultado por IPS.
Las estadísticas de la FAO muestran que los grandes productores de maíz de África, como Nigeria, Kenia, Tanzania, Uganda y Sudáfrica, están en problemas por el brote del cogollero del maíz.
El Ministerio de Agricultura de Uganda señaló que el gusano africano (o gusano soldado), una variedad diferente, le cuesta a los agricultores por lo menos 25 millones de dólares al año de producción perdida, y le preocupa que las amenazas adicionales de otras variedades destruyan la producción de maíz.
La FAO y el gobierno de Nigeria suscribieron en septiembre de este año el acuerdo Proyecto de Cooperación Técnica, en el marco de los esfuerzos concertados para atender la propagación del gusano cogollero en el país, también conocido como oruga militar tardía.
Según especialistas, sectores como la avicultura, que depende mucho del maíz para su producción, también sufrió el impacto.
En ese contexto, numerosos científicos presionan a los gobiernos africanos a adoptar la biotecnología como forma de afrontar las numerosas amenazas que acechan al sector agrícola y producen una alarmante inseguridad alimentaria.
Según la Fundación de Tecnología Agrícola Africana, una variedad de maíz modificado ha demostrado una resistencia significativa al cogollero del maíz.
Según los resultados de los ensayos con el maíz Bt (Bacillus thuringiensis)) en Uganda, los especialistas están convencidos de que hay una solución inmediata y suficiente para el gusano cogollero.
Los aerosoles químicos pueden frenar la plaga, pero los científicos sostienen que el maíz Bt es la solución más efectiva a la amenaza.
El maíz Bt fue modificado genéticamente para producir la proteína Bt, un insecticida que mata ciertas plagas, explican los especialistas que abogan por esta alternativa.[related_articles]
Por consiguiente, una creciente lista de países africanos aprobaron ensayos en el terreno a fin de lograr la seguridad alimentaria mediante innovaciones científicas.
La iniciativa The Water Efficient Maize for Africa es la encargada de realizar los ensayos en Kenia, Uganda, Mozambique y hace poco terminó las pruebas en Sudáfrica.
La fundación confirmó que en una escala de uno a nueve, según los ensayos con maíz Bt en Uganda, el daño causado por el gusano cogollero fue de tres para la variedad genéticamente modificada y seis para las variedades locales.
Asimismo, los ensayos de maíz Bt en Mozambique demostraron que en una escala de uno a nueve, el daño fue de 1,5 en este y siete en las variedades más populares.
“Esos resultados son muy prometedores y es importante que los países africanos revisen sus normas sobre bioseguridad para que la ciencia rescate a los agricultores de las muchas amenazas que atraviesa el sector agrícola”, explicó Mukui.
En África, hay grandes restricciones que impiden a los científicos explorar soluciones biotecnológicas para incentivar la productividad de los cultivos.
Según Mukui, solo cuatro países, Sudáfrica, Sudán, Burkina Faso y Egipto, comercializaron cultivos genéticamente modificados, mientras 19 países crearon sistemas normativos en materia de bioseguridad, cuatro desarrollan sistemas reguladores, 21 están en proceso y 10 no tienen un marco nacional en la materia.
Nigeria, Uganda, Malawi y hace poco Kenia son algunos de los países que aprobaron ensayos con organismos genéticamente modificados, después de que la Autoridad de Bioseguridad de Kenia, aprobó la liberación limitada del maíz Bt, resistente a los insectos para las pruebas.
En ese contexto en que los pequeños agricultores africanos atraviesan grandes inseguridades por eventos climáticos extremos, pérdida de cultivos, plagas y enfermedades que perjudican al sector agrícola, los especialistas señalan falta capacidad, tecnología y ciencia para construir resiliencia y proteger a los productores de esas amenazas.
“Pero aun cuando promovemos la biotecnología, se necesita una regulación que garantice la protección y la seguridad de las personas y del ambiente”, alertó Mukui.
Este artículo forma parte de la cobertura de IPS con motivo del Día Mundial de la Alimentación, conmemorado este 16 de octubre.
Traducido por Verónica Firme