El triunfo de Lenín Moreno en la segunda vuelta electoral del domingo 2 en Ecuador, renovó el apoyo popular a la Revolución Ciudadana del presidente saliente Rafael Correa, pero abre expectativas de cambios en la gestión del gobierno.
Lo primero que hizo Moreno cuando los resultados oficiales le aseguraron su victoria, fue expresar su voluntad de tender puentes con diversos movimientos sociales que apoyaron a Correa y luego se distanciaron durante su década de gobierno.
Ya durante la campaña Moreno, vicepresidente entre 2007 y 2013, señaló algunos cambios de estilo y contenido en relación a Correa y remarcó la necesidad de reformas en las áreas de educación y agricultura, cuando inicie su cuatrienio, el 24 de mayo.
Moreno, del gobernante e izquierdista partido Movimiento Alianza País, obtuvo 51,16 por ciento de los votos válidos, mientras el aspirante de conglomerado del derechista Suma-Creo, Guillermo Lasso, logró 48,84, según confirmó este martes 4 la autoridad electoral. Pero aún Lasso no ha reconocido su derrota.
Si bien el futuro gobernante tendrá mayoría en la legislativa y unicameral Asamblea Nacional, la reñida elección le lleva a tratar de conformar una alianza político-social de respaldo que vaya más allá de los sectores que votaron por él.
En ese sentido, el llamado al movimiento indígena, de mujeres y otros sectores políticos y sociales expresa también la necesidad de consolidar una base social quebrantada, sobre todo en la Sierra ecuatoriana y en particular en zonas indígenas.
En las localidades indígenas el derrotado Lasso obtuvo una mayor votación lo que expresa el distanciamiento entre buena parte de ese movimiento social y el gobierno saliente.
Moreno, del gobernante e izquierdista partido Alianza País, obtuvo 51,16 por ciento de los votos válidos, mientras el aspirante de conglomerado del derechista Suma-Creo, Guillermo Lasso, logró 48,84, según cómputos oficiales que este último ha impugnado.
El analista político Xavier Flores señaló que pensando en el futuro es necesario realizar un trabajo a nivel agrario en la región de la Sierra y sobre todo recomponer las relaciones con el movimiento indígena.
El presidente electo triunfó en las provincias de la Costa ecuatoriana, pero pierde en casi todas las provincias serranas (andina) y en la capital, otrora reducto de la izquierda y bastión de la Revolución Ciudadana con la que Correa cambió la faz de este país sudamericano.
“Moreno gana en todos los sectores populares en la Costa pero pierde en sectores populares de campesinos e indígenas en la Sierra. Eso es necesario analizar a la hora de construir la gestión política a futuro”, afirmo Flores a IPS.
También argumentó sobre la necesidad de reestructurar el movimiento oficialista para lograr mejor a sectores que no ha podido llegar y reconstituir las alianzas.
Explicó además que se nota un desgaste propio de una gestión de diez años y hay un cansancio en algunos sectores, sobre todo de la Sierra, del estilo de confrontación de Correa.
“En ese sentido, el estilo de Moreno, es diferente y puede abrir las puertas a esos sectores que se distanciaron”, aseguró.
El dirigente de Alianza País, Álvaro Sáenz, por su parte, coincidió en la necesidad de construir una base social más amplia para enfrentar los futuros ataques de la derecha.
Para Sáenz las movilizaciones de los partidarios de Lasso, desconociendo el resultado electoral, muestran cómo será la actuación de sectores de la derecha en el futuro, y asegura que para enfrentarla se requiere una importante cohesión social de apoyo al nuevo gobierno.
Moreno sufre la inmovilidad de sus piernas debido a un asalto que sufrió en 1998 cuando recibió un disparo. Así que será el primer presidente en silla de ruedas desde el estadounidense Franklin Delano Roosevelt y ha sido un activista a favor de la inclusión social de los discapacitados a nivel mundial,
Tras dejar la vicepresidencia, fue enviado especial del secretario general de las Naciones Unidas sobre Discapacidad y Accesibilidad, con sede en Ginebra, hasta que regresó al país para comenzar la campaña.
Entonces, recordó tras su triunfo electoral, dijo que venía con la mano tendida y así seguirá como presidente.
“Mi mano sigue siempre tendida para todos aquellos que quieran aceptarla, y quieran conversar acerca de los grandes objetivos nacionales”, afirmó en una televisora local
“Habrán desacuerdos, según las circunstancias de los diálogos. Pero siempre con generosidad en el corazón y el espíritu nosotros podemos ponernos de acuerdo”, añadió.
Hizo un llamado particular a los movimientos sociales asegurando su mano está extendida también “para todos aquellos queridos compañeros que se fueron por diversas circunstancias, a veces con explicaciones amplias, a veces con explicaciones leves”.
“Les tiendo la mano y le pido que regresen compañeros indígenas que se fueron, compañeras mujeres, compañeros ecologistas, jóvenes. Este momento es el momento de la paz y de la unión”, argumentó.
También explicó que si bien se hizo mucho en esta década, todavía quedan deudas sociales como por ejemplo terminar con la desnutrición infantil o el analfabetismo y solucionar el déficit de vivienda ya que todavía hay 40 porciento de ecuatorianos que no tienen vivienda propia.
Pero resaltó que los cambios son dentro del proceso y reconociendo todo lo que ya se ha hecho. “Vamos a construir sobre lo construido”, dijo para reafirmar su continuismo con su antecesor.
Correa deja el gobierno con una popularidad superior a 50 por ciento, obtuvo una victoria en el referendo sobre paraísos fiscales que se realizó en forma paralela a la primera vuelta, los candidatos de su partido obtuvieron una mayoría parlamentaria y su binomio presidencial ganó la segunda vuelta.
A pesar del margen estrecho de la victoria de ese binomio y de haber logrado menos legisladores que los actuales, se retira con una imagen política en alza y de triunfador, lo que no ha logrado ningún presidente desde el retorno a la democracia en 1979.
Sin embargo, su distanciamiento con el movimiento indígena tuvo repercusiones negativas en algunas zonas donde perdió Moreno.[related_articles]
También el enfrentamiento con algunos sectores de clase media repercutió en una mala imagen en zonas urbanas de la Sierra y en Quito.
En todo caso, para algunos analistas, queda muy bien posicionado para regresar en cuatro años más como candidato, aunque eso dependerá de lo que ocurra durante la gestión de Moreno.
Si bien Correa mantendrá un fuerte posicionamiento político, parece indudable que Moreno no permitirá que interfiera en el su gobierno, al que pretende darle su impronta personal.
Para Jimmy Jairala, prefecto (gobernador provincial) de la provincia del Guayas, la más poblada y cuya capital es Guayaquil, el triunfo de Moreno abre un periodo distinto en el que hay que promover la unidad.
Jairala fue aliado de Correa pero se distanció y en la primera vuelta, el 19 de febrero, apoyó a Paco Moncayo, quien atrajo a sectores de izquierda y centroizquierda críticos con el gobierno. Pero en el balotaje respaldo a Moreno.
“Vivimos 10 años de cambios importantes, con aciertos y errores pero con muchas confrontaciones. Fue una etapa que ya pasó. Estamos en un segundo período. No podemos segarnos, estamos con un país polarizado y para esa polarización el único catalizador que hay se llama Lenín Moreno”, argumentó a IPS.
“Ningún otro ciudadano tiene la capacidad para hacer ese trabajo y por eso tengo enorme confianza de que logre la unidad nacional”, concluyó el prefecto de Guayas.
Editado por Estrella Gutiérrez