«El futuro del trabajo debe inspirarse en cuestiones de humanidad, justicia social y paz. De no ser así, nos dirigimos a un lugar sombrío,… a un lugar peligroso», advirtió Guy Ryder, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El diálogo entre los gobiernos y la sociedad civil es un instrumento clave para construir un mundo de trabajo que no excluya a nadie, declaró Ryder al concluir el Diálogo global: El futuro del trabajo que queremos, una conferencia celebrada en la sede de la OIT en Ginebra, los días 6 y 7 de este mes.[pullquote]3[/pullquote]
«Ahora necesitamos transformar nuestro pensamiento en resultados, en resultados concretos. Debemos atender las preocupaciones de esas personas jóvenes que se preguntan si existe un futuro de trabajo para ellos», agregó.
La conferencia reunió a más de 700 destacadas economistas, académicos, representantes de gobiernos y organizaciones de empleadores y trabajadores para discutir los profundos cambios que azotan al mundo del trabajo.
«No podemos dejarlo todo al mercado»
El orador principal del evento, Robert Skidelsky, de la británica Universidad de Warwick, afirmó que se necesitan soluciones internacionales para armonizar el proceso de adaptación al futuro del trabajo. «No podemos dejarlo todo al mercado. No podemos detener la innovación, pero podemos gestionarla», observó.
En la reunión de Ginebra también se celebró una sesión especial sobre cómo definir el futuro del trabajo para los jóvenes, con especial atención a la transición de la escuela al empleo, a la organización del mundo laboral y a su reglamentación.
Ryder recordó que el futuro del trabajo es un tema global que merece una respuesta internacional, pero una que requiere «tener en cuenta las diversas circunstancias de nuestros 187 Estados miembros» y la importancia de que se compartan experiencias entre ellos.
El director de la OIT destacó la necesidad de promover la innovación y el desarrollo, al mismo tiempo que se mantienen los objetivos sociales de la organización internacional.
Trabajo, tecnologías, cambio climático, migración…
El Diálogo Global formó parte de la Iniciativa del Centenarios sobre el Futuro del Trabajo de la OIT con el fin de investigar el tema y comprender mejor los factores que impulsan los cambios sin precedentes, como la innovación tecnológica, la organización del trabajo y la producción, la globalización, el cambio climático, entre otros.
La iniciativa busca abarcar las opiniones de los protagonistas del mundo del trabajo sobre todas estas cuestiones, según la OIT. Hasta la fecha, más de 167 países han participado en la iniciativa, de los cuales 107 emprendieron diálogos nacionales y regionales.
Sus conclusiones ayudarán a informar a una Comisión Global de Alto Nivel sobre el Futuro del Trabajo, que la OIT establecerá a finales de este año. El informe de la comisión será la base de los debates para una Declaración del Centenario en la Conferencia Internacional del Trabajo de 2019.
En todo el mundo se están produciendo profundos cambios en la naturaleza del trabajo que alteran la conexión entre el trabajo, el desarrollo personal y la participación comunitaria, señaló la OIT.
Para 2030 deben crearse más de 600 millones de nuevos puestos de trabajo, solo para mantenerse al ritmo del crecimiento de la población en edad laboral, que asciende a 40 millones de personas por año.
Existe una necesidad urgente de mejorar las condiciones para los 780 millones de mujeres y hombres que trabajan pero no ganan lo suficiente para que ellos y sus familias puedan salir de la pobreza.
Problemas mayores
Con respecto a estos problemas, que afectan principalmente a grupos vulnerables como las mujeres, los jóvenes, los migrantes, las comunidades rurales y los pueblos indígenas, antes de la reunión de Ginebra la OIT planteó a los participantes siete preguntas.
¿Cómo manejarán las sociedades estos cambios? ¿Acercarán o separarán a las economías industrializadas, emergentes y en desarrollo? ¿De dónde saldrán los empleos del mañana y cómo serán? ¿Cuáles son los retos y oportunidades que tendrán los jóvenes al hacer la transición al mundo laboral? ¿Cuál es el camino para lograr un crecimiento inclusivo sostenible para las generaciones futuras?
¿Cuáles son las nuevas formas de la relación laboral y en qué medida seguirá esta siendo el espacio de muchas de las protecciones actuales que reciben los trabajadores? ¿Qué iniciativas podrán revitalizar las normas e instituciones existentes o crear nuevas formas de regulación que ayuden a enfrentar los retos actuales y futuros de la gobernabilidad?[related_articles]
En todo el mundo, en economías en todas las etapas del desarrollo, se están produciendo profundos cambios en la naturaleza del trabajo, explicó la OIT. Estas transformaciones se deben a los cambios demográficos, el cambio climático, la innovación tecnológica, la pobreza y la prosperidad, la creciente desigualdad, el estancamiento económico y el carácter cambiante de la producción y el empleo.
Un panorama preocupante
«Nos enfrentamos al doble reto de reparar el daño causado por la crisis económica y social global y de crear empleos de calidad para las decenas de millones de nuevos participantes en el mercado de trabajo cada año», destacó Ryder antes de la conferencia.
El crecimiento económico continúa decepcionando, tanto por los niveles como del grado de inclusión, explicó. «Esto pinta un panorama preocupante para la economía global y su capacidad de generar suficientes empleos. Y mucho menos trabajos de calidad”, agregó.
Según el director de la OIT, la persistencia de niveles altos de formas de empleo vulnerables, combinada con una clara falta de progreso en la calidad de los empleos – incluso en los países donde las cifras globales están mejorando – es «alarmante».
De hecho, la publicación de la OIT Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2017 indica que las formas de empleo vulnerables – es decir, los trabajadores familiares contribuyentes y los trabajadores por cuenta propia – se mantendrán por encima de 42 por ciento del empleo total, lo que equivale a 1.400 millones de personas.
Se prevé que el número de trabajadores en situación de empleo vulnerable aumentará en 11 millones de personas al año, siendo el sur de Asia y África subsahariana las regiones más afectadas.
También se espera que la tasa global de desempleo aumente ligeramente de 5,7 a 5,8 por ciento en 2017, lo que equivale a un aumento de 3,4 millones en el número de desempleados, según un nuevo informe de la OIT.
Traducido por Álvaro Queiruga