Un representante de Togo, un país africano que logró la autosuficiencia alimentaria pese a sus adversas condiciones climáticas, estará al frente en los próximos años del organismo que encabeza la lucha contra la pobreza rural en el mundo.
El ex primer ministro togolés Gilbert Fossoun Houngbo fue elegido este miércoles 15 como el sexto presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), una agencia especializada de la ONU y una institución financiera dedicada a erradicar la pobreza rural en los países del Sur en desarrollo.
“Vengo del mundo rural. Conozco de primera mano las dificultades de ese tipo de vida”, subrayó Houngbo, designado por los países miembro del FIDA en la reunión anual del Consejo de Gobernadores, realizada el martes 14 y este miércoles 15 en Roma.
Houngbo asume en un momento en que cambian las prioridades del gobierno del organismo y cuando las necesidades inmediatas generadas por las crisis humanitarias, como desastres naturales, conflictos y aumento pronunciado del número de refugiados, amenaza o se lleva los fondos destinados al desarrollo a largo plazo.
Con la creciente demanda global de alimentos, la mayor migración hacia las ciudades y el impacto del cambio climático, las inversiones en agricultura y desarrollo rural serán fundamentales para lograr la meta de terminar con el hambre y la pobreza, prevista en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
“Tenemos que seguir siendo ambiciosos y, al mismo tiempo, ser realistas y pragmáticos”, indicó. “Tenemos que demostrar que cada dólar invertido rinde al máximo”, subrayó.
Houngbo tiene más de 30 años de experiencia en asuntos políticos, de desarrollo internacional, diplomáticos y de gestión financiera.
Desde 2013, el togolés se desempeñó como director general adjunto de la Organización Internacional del Trabajo. Y antes, fue secretario general adjunto de la ONU, director para África y jefe de personal del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Por haber nacido y vivido en la zona rural de Togo, Houngbo considera que nunca debe aceptarse la desigualdad actual y que el FIDA desempeña un papel crucial en la creación de oportunidades para las personas más pobres y excluidas.
“El privilegio de haber logrado una educación de alta calidad me ayudó a tener un fuerte sentido de responsabilidad para logar mejorar la situación de quienes no tuvieron oportunidades similares”, respondió el funcionario al cuestionario del organismo durante el proceso de designación.
“Considero que mediante un liderazgo dinámico del FIDA, puedo contribuir a un cambio visible en la difícil vida que llevan los pobres rurales en todo el mundo”, aseguró.
Togo, con sus 57.000 kilómetros cuadrados, es una de los estados más pequeños de África. La principal actividad económica en ese país, de ocho millones de habitantes, es la agricultura de subsistencia.
Los cultivos comestibles y los comercializables emplean a la mayoría de la fuerza laboral y contribuyen con 42 por ciento al producto interno bruto (PIB).[related_articles]
Tradicionalmente, Togo ha exportado café y cacao, pero en la década de los años 90, los cultivos de algodón aumentaron rápidamente alcanzando unas 173.000 toneladas en 1999.
Tras una cosecha desastrosa en 2001, cuando solo se produjeron 113.000 toneladas, la producción se recuperó al año siguiente, cuando se recolectaron 168.000 toneladas.
Las pequeñas y medianas haciendas de Togo producen la mayoría de los cultivos alimentarios. Un terreno promedio tiene entre una y tres hectáreas.
En el sector industrial, los fosfatos son el principal producto de Togo, y se estima que tiene unas 60 millones de toneladas de reservas.
En la década del 90, Togo atravesó una crisis política y social, un retroceso económico y una disminución de la asistencia pública e internacional, lo que hizo que 62 por ciento de la población quedara en la pobreza.
El desafío actual para ese país es generar condiciones para el crecimiento económico, y el gobierno cree que la mejor manera de lograr un crecimiento sostenido es aumentando la producción y la productividad en la agricultura.
Houngbo fue uno de los ocho candidatos, entre los que había tres mujeres, que aspiraban al máximo cargo del FIDA. Cuando asuma el 1 de abril, reemplazará a Kanayo F. Nwanze, quien se desempeñó durante dos mandatos, desde abril de 2009.
El FIDA invierte en las poblaciones rurales, ofreciéndoles oportunidades para reducir la pobreza, mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición y fortalecer su resiliencia mediante préstamos y créditos a largo plazo y a una baja tasa de interés.
Desde 1978, ese órgano de la ONU, al que llaman “banco de los pobres”, lleva otorgados 18.500 millones de dólares para proyectos que beneficiaron a unas 464 millones de personas.
Traducido por Verónica Firme