Desde la introducción de la penicilina a mediados del siglo XX, los tratamientos antimicrobianos se usan no solo en medicina sino también en veterinaria. Pero su uso excesivo en la producción animal contamina el ambiente y contribuye al aumento de microorganismos resistentes, lo que supone una amenaza para la salud humana, animal y para la seguridad alimentaria y el sustento de las personas. Crédito: FAO.

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