Las olas son omnipresentes en los más de 20 estados insulares esparcidos por 165 millones de kilómetros cuadrados en el océano Pacífico. Pero recién este año, tras un estudio pionero realizado por oceanógrafos, se empezó a considerarlas como una fuente económicamente viable de energía renovable en la región.
El informe sobre el análisis de costos de la energía de las olas, publicado por la Comunidad del Pacífico (SPC, en inglés) – la principal organización científica y técnica de la región – es importante porque por primera vez analiza los costos de la compra, instalación, operación y mantenimiento de dispositivos de este tipo de energía en la zona.[pullquote]3[/pullquote]
El estudio concluye que «los costos de generación de energía a partir de las olas están a la par con otras energías renovables, como la eólica y la solar».
Rafiuddin Ahmed, del Grupo de Energía Renovable de la Universidad del Pacífico Sur (USP), con sede en Fiji, coincide en que el océano es una alternativa energética importante dado que «el costo de la generación de electricidad en los países insulares del Pacífico es actualmente muy alto, teniendo en cuenta que la mayoría son dependientes de los combustibles fósiles importados”.
En las Islas Cook y Tonga, por ejemplo, el petróleo importado representa aproximadamente 90 por ciento y 75 por ciento del suministro nacional de energía, respectivamente, mientras que las importaciones de combustibles fósiles equivalen a 10 por ciento del producto interno bruto de la región.
Sin embargo, hoy solo 20 por ciento de los más de 10 millones de personas de la zona tiene acceso a la electricidad. La falta de acceso a los servicios básicos es una constante en la mayoría de los 14 países del Foro de Islas del Pacífico, que no alcanzaron el Objetivo de Desarrollo del Milenio 1, que pretendía erradicar la pobreza para el año 2015.
Según los expertos, la fiabilidad de la energía extraída del océano – la mareomotriz, generada por las mareas, y la undimotriz, exclusivamente por el oleaje – hace que sea una buena opción para el desarrollo sostenible.
«La energía de las olas está disponible 90 por ciento del tiempo en un sitio dado en comparación con las energías solar y eólica, que están disponibles entre 20 y 30 por ciento del tiempo. El flujo de energía de las olas es hasta cinco veces superior en comparación con el viento que generan las olas, lo que hace que la energía de estas sea más persistente que la eólica”, aseguró Ahmed a IPS.
Las olas se forman cuando el viento, a medida que atraviesa el océano, transfiere energía al agua.
Sin embargo, las condiciones del mar varían a lo largo del Pacífico y los sitios óptimos para obtener la energía de las olas, según el informe, se encuentran al sur de los 20 grados de latitud sur. Específicamente, Polinesia Francesa, Tonga, Islas Cook y Nueva Caledonia se benefician de la exposición a las olas del océano austral.
El estudio de la SPC analizó los costos que implica el uso de un convertidor Pelami de la energía de las olas, que normalmente se instala entre dos y 10 kilómetros de la costa y puede satisfacer la demanda anual de electricidad de unas 500 viviendas.
El costo de la generación de este tipo de energía se calcula entre 209 y 467 dólares por megavatio hora (MWh) en la isla de Eua, Tonga, y entre 282 y 629 dólares por MWh en el sur de Rarotonga, Islas Cook. En comparación, el costo de generación de la energía solar y diésel puede alcanzar hasta 700 dólares por MWh y 500 dólares por MWh en ambos lugares, respectivamente.
Dada la gran cantidad de isleños que viven a lo largo de las costas y la necesidad de generación de energía independiente en las comunidades rurales, donde el déficit energético es mayor, «la energía de las olas es sin duda uno de los candidatos fuertes para el abastecimiento de las islas remotas», expresó Ahmed.
En Nueva Caledonia y Fiji solamente 45,5 por ciento de la población rural está electrificada, proporción que cae a 17,8 por ciento en Vanuatu y 12,6 por ciento en Islas Salomón.
Sin embargo, el profesor adjunto Anirudh Singh, de la Facultad de Ingeniería y Física de la USP, que también participa del Proyecto Red de Transferencia de Conocimiento y Tecnología sobre Energía Renovable en las Pequeñas Islas en Desarrollo (DIREKT), recomienda tener cautela sobre las conclusiones del informe.[related_articles]
«La densidad de la energía disponible en las olas es en general bastante baja en el Pacífico en comparación, por ejemplo, con los países del hemisferio norte y, en segundo lugar…, la tecnología aún no ha sido debidamente probada en el mercado», opinó Singh.
Este tipo de energía será adecuada para las comunidades costeras rurales «una vez que la tecnología del dispositivo único de energía de las olas se haya perfeccionado, pero eso llevará algún tiempo”, advirtió.
El trabajo sobre la tecnología de la energía marina se inició en la década de 1970, pero la mayoría de los dispositivos aún no lograron su aplicación comercial, aunque los prototipos se están probando en todo el mundo. El Pelamis, que puede producir energía eléctrica conectada a la red, es uno de los dos dispositivos que están listos para su comercialización, según el informe.
El equipo de investigación de la energía del océano de la USP también está desarrollando conceptos nuevos, lo que incluye una columna rectangular de agua oscilante (OWC), que canaliza el flujo bidireccional de las olas hacia las paletas de la turbina de viento Savonius.
“Un dispositivo OWC se puede construir localmente con materiales de la zona, con excepción de la turbina. Sus costos de operación y mantenimiento también son bajos y tiene una vida muy larga. Sin duda podrá competir con otras fuentes de energía renovables en lugares de buen potencial», afirmó Ahmed.
Habrá que superar numerosos obstáculos antes de que el potencial energético del océano se transforme en realidad, incluida la falta de experiencia técnica local en las energías renovables y conseguir la inversión del sector privado para la comercialización de la tecnología.
La generación de confianza de los inversores, según el Banco Mundial, también exige claridad por parte de los gobiernos de la región sobre las opciones de inversión, los planes de incentivos y los marcos políticas, legales y reglamentarios asociados.
Traducido por Álvaro Queiruga