Con el calor abrasador que agobia a Bhubaneswar, capital del estado de Odisha, en el este de India, donde la temperatura llegó a los 43,2 grados centígrados a principios de este mes, parece que esta ciudad necesitará algo más que un proyecto para crear un área inteligente.
Prasanti Behera, de 44 años, apenas puede dormir de noche con las temperaturas que rondan los cinco grados por encima del promedio habitual. Con la actual ola de calor, lo único que quiere es una casa de material.
Hace dos veranos, un incendio arrasó 50 chozas del asentamiento irregular donde vive y en segundos se hicieron cenizas los 600 dólares que con mucho esfuerzo había ahorrado durante dos años para la boda de su hija.
El gobierno de Bhubaneswar, que encabeza la lista de ganadores del desafío 100 ciudades inteligentes, se dispone a construir un área inteligente solo en 3,9 kilómetros cuadrados (unas 399 hectáreas) o 2,4 por ciento de la zona conocida como distrito céntrico, famoso porque nunca duerme.
El presupuesto necesario asciende a 615 millones de dólares, de los 675 millones disponibles. Los restantes 60 millones se destinarán al desarrollo de servicios de autobuses, tránsito y gestión de espacios para estacionamiento de vehículos.
La iniciativa que llegará hasta a dos cuadras del asentamiento irregular donde vive Behera, dividirá a Bhubaneswar en dos creando un área de oportunidades económicas en medio de una desigualdad generalizada.
De los 500 asentamientos irregulares donde viven 40 por ciento del millón de habitantes de Bhubaneswar, solo cuatro están dentro de la ciudad inteligente, el resto queda al margen pese a que en las metas de la convocatoria de 100 ciudades inteligentes se destaca “atender el desafío de alojar a su creciente inmigración urbana de forma decente y humana”.
Del millón de habitantes que consideran a esta como su ciudad, solo 46.000, menos de cinco por ciento, se beneficiarán de los servicios de agua, electricidad, Internet, seguridad policial, calles peatonales, transporte público, áreas verdes, saneamiento y otras mejoras que gozará el “distrito inteligente”.
El apartheid digital llegó, observó el urbanista Piyush Ranjan Rout en diálogo con IPS. “Y encima, la mayor parte de la población que casi no se beneficiará del ‘distrito inteligente’ deberá pagar impuestos para mantenerlo”, apuntó.
Jasoda Bagha, de 56 años, y sus vecinos de otros 200 hogares del asentamiento irregular de Satyakali, ocupantes de un importante humedal y drenaje natural para el agua de lluvia, son los suertudos al quedar dentro del área donde se desarrollará el proyecto.
Sin embargo, no se consideran afortunados y, de hecho, están preocupados. Al igual que sus vecinos, Bagha no tiene ninguna información del proyecto. La nuera de Jasoda, Kalpana Bagha, dice que se rumorea que demolerán sus viviendas.
Las ciudades hermanas de Bhubaneswar y Cuttack tienen una falta de 360.000 viviendas de bajo costo, más del doble de hace una década. El proyecto de ciudad inteligente procura eliminar los cuatro tugurios de alta densidad y reformar 6.000 residencias de una habitación otorgándoles servicios básicos.
El objetivo se lograra con fondos del plan de “vivienda para todos” del gobierno federal, que se propone construir 20 millones de viviendas para las personas más desfavorecidas en todo el país para 2022. Pero los beneficiarios deberán pagar una parte, lo que será un gran desafío para los inmigrantes pobres.
Los restantes terrenos de alto valor se volverán rentables de manera “responsable” o se comercializarán para atraer inversiones, según un documento municipal. En el plan financiero de la ciudad inteligente de Bhubaneswar, las intervenciones en el uso de la tierra constituyen el segundo mayor rubro del presupuesto.
Muchas personas temen que sea una forma de no generar polémica mientras convierten “terrenos sociales” en espacios comerciales, cediendo la toma de decisiones sobre su uso a los privados y dejando afuera a la ciudadanía.
Mientras se termina la construcción de las viviendas de bajo costo, los habitantes de los tugurios serán reubicados en lugares transitorios durante dos años, si no más. “Trabajo realizando tareas domésticas en la colonia residencial vecina a nuestro asentamiento. Si tenemos que mudarnos lejos, cómo voy a ganarme la vida”, se preocupó Jasoda.
Para Jasoda Bagha, poder trasladarse de forma gratuita y rápida al trabajo es fundamental, si se muda lejos necesitará un buen servicio de transporte.
Pero en Bhubaneswar, el parque automotor creció 23 por ciento en el último año, lo que resta urgencia a la necesidad de invertir en mejorar el transporte público, vital para Bagha. El tránsito complica el desplazamiento peatonal en la ciudad, según consultas realizadas a la población.
La extensión de Bhubaneswar eleva el uso de combustibles fósiles, la principal causa del aumento de la contaminación y, en parte, responsable de la ola de calor.
Pero lo más significativo es la clara distinción entre las áreas más acomodadas de la ciudad y las más desfavorecidas, lo que ha llevado a un aumento de la delincuencia. Los casos de robo se han duplicado en los últimos cinco años.[related_articles]
El desarrollo de un área inteligente, que no mejorará toda la ciudad, no hace más que profundizar la desigualdad, coinciden numerosos sociólogos. El proyecto incluye un sistema de elevada seguridad.
A diferencia del asentamiento de Satyakali, los otros tugurios de la ciudad que no se beneficiarán del proyecto no solo carecen de servicios básicos, sino que se encuentran en un entorno insalubre.
“El drenaje natural (de Satyakali) no solo concentra las aguas servidas, sino que es donde van a parar los desperdicios de los vendedores de pescado de la zona, la comida que tiran los estudiantes y, en verano, cuando se reduce el caudal de agua, emana un olor fétido que respiran todo el día nuestros niños”, observó Kalpana Bagha en diálogo con IPS.
Además sin saneamiento ni retretes, la gente de la zona defeca al lado del drenaje.
En Bhubaneswar, 28 por ciento, o más de una cuarta parte de la población, defecan al aire libre. Hay una perforación que ofrece agua para lavar la loza, y la que usan para beber procede de un cementerio que está a 200 metros y llega a través de una cañería de plástico.
“Está tan rota que se filtran los desechos del drenaje, pero no tenemos otra opción”, se lamentó Kalpana.
Su hijo de seis años tiene problemas de crecimiento y sufre diarreas de forma periódica. El pequeño empeora con la temperatura actual, que ronda los 40 grados desde marzo, y parece que tiene tres años.
A medida que aumenta la desigualdad en el desarrollo entre Bhubaneswar y la zona rural de Odisha, sumado al cambio climático que intensifica los desastres naturales, como la actual ola de calor, aumenta la migración hacia la ciudad, sobre todo cuando hay sequía y cientos de miles de personas abandonan el campo.
Traducido por Verónica Firme