Cuando el birmano U Thant fue elegido secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1961, se convirtió también en el primer asiático en ocupar el cargo, el tercero en la historia del foro mundial siguiendo a Trygve Lie, de Noruega, y a Dag Hammarskjold, de Suecia.
Su designación resultó ser un acontecimiento histórico para Asia, en especial porque luego esperaría 45 largos años para que otro asiático ocupara el cargo, hasta que el actual secretario general del foro mundial, el surcoreano Ban Ki-moon, fue elegido en enero de 2007.[pullquote]3[/pullquote]
Otro acontecimiento histórico ocurrió en Birmania (Myanmar) en noviembre de 2015, cuando se organizaron elecciones nacionales, las primeras tras décadas de dictadura, consideradas por la ONU como “un logro significativo de la transición democrática”.
La lideresa democrática y premio Nobel birmana Aung San Suu Kyi, quien cumplió casi 15 años de prisión domiciliaria, fue elegida legisladora al frente de la opositora Liga Nacional para la Democracia (LND), que obtuvo la mayoría parlamentaria.
El martes 2, el parlamento se reunió por primera vez después de décadas en la capital, Naypyidaw, y por lo menos 110 legisladores de la LND, de los 390 parlamentarios, son ex presos políticos.
Pero Aung San Suu Kyi no puede ocupar la Presidencia porque la Constitución prohíbe que un ciudadano o ciudadana con descendencia o cónyuge extranjero ocupe la jefatura de gobierno. Sus hijos, nacidos en Gran Bretaña, son considerados extranjeros; su padre, el fallecido Michael Aris, era un académico británico.
Sin embargo, la reapertura del parlamento “es un paso extremadamente importante para el restablecimiento de la democracia en Myanmar”, declaró el portavoz de la ONU, Stephane Dujarric.
Palitha Kohona, ex representante permanente de Sri Lanka en el foro mundial dijo a IPS que hay que aplaudir la transición gradual hacia la democracia en ese país.
“Hace tiempo que Myanmar no goza de una democracia como la de Gran Bretaña (ni como la de India). Llevará un tiempo consolidar una transición, que sea exitosa”, opinó.
“Sabemos por experiencias recientes que una democracia tipo occidental no se puede imponer en un país sin trayectoria democrática. Vale recordar que la integridad territorial será una prioridad para Myanmar, que deberá atender las tensiones étnicas a medida que absorbe con lentitud la nueva experiencia política”, explicó Kohona.
En 2007, se creó el Grupo de Amigos del secretario general para Myanmar, un foro consultor de 14 países para colaborar con sus esfuerzos para promover un cambio en esa nación de Asia sudoriental.
Durante años, Ban aplaudió la liberación de presos políticos, como la propia Aung San Suu Kyi. En 2010, se mostró preocupado por la decisión del régimen militar de disolver 10 partidos políticos, incluida la LND, antes de los comicios de noviembre de ese año.
Ahora, Estados Unidos, que impuso duras sanciones económicas y militares contra el régimen por su trato a los presos políticos y las violaciones de derechos humanos, comenzó a aliviar las restricciones.
Desde 2012, Washington contribuyó con 500 millones de dólares al proceso de reforma política en ese país, para iniciativas como la implementación del Acuerdo Nacional de Cese del Fuego y los esfuerzos para aumentar la participación de la sociedad civil y de las mujeres en el proceso de paz.
En una conferencia de prensa realizada en Naypyitaw, en diciembre, el secretario de Estado adjunto de Estados Unidos, Antony J. Blinken, dijo que su país aplaudía las declaraciones positivas del presidente birmano Thein Sein y de la cúpula militar de felicitar a la LND y de comprometerse a respetar el resultado electoral.
También es alentador que Aung San Suu Kyi se haya reunido con el presidente y con el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Min Aung Hlaing, para conversar sobre la transición democrática.
“Sabemos que quedan muchos desafíos por superar”, reconoció Blinken.
“Es necesario fomentar un crecimiento económico de base amplia y sostenido. El proceso de reconciliación nacional debe continuar”, remarcó.
Además, puntualizó que los presos políticos que quedan deben ser liberados, así como es necesario contar con garantías para la protección de los derechos humanos sin importar cuestiones étnicas o religiosas.
Las reformas deben seguir hasta que haya un gobierno civil elegido en las urnas y realmente soberano y todas las instituciones nacionales respondan al pueblo.
“Estados Unidos trabajará estrechamente con el nuevo gobierno ayudándolo a lograr esos objetivos”, observó Blinken.[related_articles]
Además, agregó: “Estados Unidos seguirá promoviendo inversiones responsables de nuestras compañías en Myanmar, que creemos que fortalecen a las nuevas empresas locales y construyen capital humano, en vez de solo extraer recursos”, declaró.
“Hablamos sobre el proceso de paz y el diálogo político entre el gobierno y los diferentes grupos étnicos”, indicó.
“Estados Unidos hará todo lo que los actores de este esfuerzo histórico consideren necesario para contribuir a su éxito. Mientras, urgimos a que se terminen las operaciones militares y a un acceso sin restricciones de la asistencia humanitaria a los civiles necesitados”, agregó Blinken.
A Washington le preocupa especialmente la discriminación y la violencia sufrida por las minorías étnicas y religiosas, como los rohingya, del costero estado de Rakhine.
Y Ban lamentó que un gran número de integrantes de las minorías, en especial la comunidad rohingya, no pudieran votar ni ser candidatos, según un comunicado emitido por la secretaría general de la ONU.
Además, urgió a todos los actores nacionales a mantener un ambiente de calma, respetar los derechos humanos y proteger el estado de derecho.
“Queda mucho trabajo en el camino hacia la democracia y hacia un futuro con elecciones verdaderamente inclusivas”, reza la declaración de secretario general.
“Un futuro en que el desarrollo y la paz se arraiguen con firmeza en la inclusividad, el respeto y la tolerancia y donde se protejan los derechos humanos, independientemente del origen étnico, de raza, religión o género, y donde nadie quede marginado, vulnerable o sea discriminado”, añade.
Traducido por Verónica Firme