Los residentes de Rocky Point, un pueblo de pescadores en la costa sur de Jamaica, se despertaron una mañana de julio con sus jardines y calles con el agua hasta la rodilla. Los fuertes vientos y las grandes olas hicieron que el mar se adentrara 200 metros, inundara las alcantarillas y obligara a las personas a quedarse en sus casas.
“Hace 43 años que vivo acá y nunca había visto algo como esto”, aseguró Sydney Thomas al diario Jamaica Observer.
Desde la playa de pescadores Hellshire, alejada de la capital, la comunidad observó cómo desaparecía en cuestión de semanas. El mar ahora baña los edificios. Los barcos que descansaban en la arena quedaron a la deriva en el borde de lo que queda de arena blanca.
En un extremo de la cuenca de la bahía de Hunts, la comunidad de Seaview Gardens quedó al borde de la ciénaga. Durante décadas, la población local sufrió el desborde de las alcantarillas, cuando el agua de mar entra en las cañerías, inunda la red y genera un contraflujo que hace que las aguas servidas vuelvan a las casas y a las calles.
Las inundaciones en las comunidades costeras de Jamaica no son un fenómeno nuevo, pero en los últimos años, lo que era inusual se volvió frecuente.
El especialista en gestión costera Peter Wilson-Kelly recorrió varias zonas donde las mismas historias se repiten.
“Es una combinación del aumento de factores relacionados con el cambio climático, como el aumento del nivel del mar, los daños causados por los huracanes que dieron paso a nuevas referencias costeras e influencias de las actividades humanas, como estructuras demasiado cerca de la costa”, indicó.
En 2004, seis personas murieron cuando una marejada ciclónica relacionada con el huracán Iván inundó el área de Portland Cottage. Y en el este de Kingston, varias residencias multimillonarias en Caribbean Terrace, una comunidad sobre el mar, quedaron destruidas cuando el fenómeno empujó el mar tierra adentro.
Las olas inmensas también destruyeron las dunas de arena, que antes habían servido de fuerte natural para la ruta Palisadoes Road, que conecta la histórica ciudad de Port Royal y el aeropuerto Norman Manley con el resto del país.
La responsabilidad del Caribe en el recalentamiento planetario es muy poca, pero expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertan de que las naciones insulares soportarán la peor parte de daños.
En Jamaica, la destrucción de los pantanos para hacer lugar a proyectos de desarrollo y la sobrepesca redujeron la efectividad de los arrecifes de coral, dejando a la franja costera expuesta a la acción descontrolada de las olas y socavando la efectividad de los humedales para limitar el impacto de las mareas altas.
Wilson-Kelly también atribuye el daño en la playa Hellshire al aumento de construcciones.
“Los arrecifes están dañados desde hace un tiempo, y los huracanes Iván, Dean, Sandy y muchos otros sistemas pasaron e influyeron en la costa. Pero también aumentó el número de construcciones que se instalaron en Hellshire”, observó.
Según el informe de 2010 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), “Modelando los impactos transformadores del cambio climático en el Caribe”, “el aumento del nivel del mar producto del cambio climático causó daños que ascienden a miles de millones de dólares en los países insulares y barrerá con los mejores centros turísticos para mediados de siglo”.
Por eso, los países de la región, como Jamaica, abogan por un acuerdo que impida un aumento de la temperatura global inferior a 1,5 grados en la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que comenzó el 30 de noviembre en París y que se extenderá hasta el 11 de este mes.
El Informe de Síntesis del cuarto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), señala que el recalentamiento planetario “amplificará los riesgos existentes y creará nuevos para los sistemas natural y humano. Los riesgos se distribuyen de forma desigual y son generalmente más grandes para las comunidades y las personas desfavorecidas de los países, independientemente del grado de desarrollo”.
El Caribe perdió unos 136.000 millones de dólares en daños por el cambio climático entre 1990 y 2008.
En el informe de 2010, el PNUD alerta que sin medidas de adaptación y mitigación, el Caribe podría perder cinco por ciento de su producto interno bruto o 10.700 millones de dólares para 2025, cifra que podría aumentar a más del doble para 2050, alcanzando la friolera de 22.000 millones de dólares, o alrededor de 10 por ciento del PIB.
En 2011, la segunda comunicación de Jamaica a la CMNUCC proyectó que el costo de proteger los centros turísticos costeros en las áreas más vulnerables rondaría entre 92,3 millones y 993,8 millones de dólares.
Algunos informes indican que para 2080, los 15 países miembro de la Comunidad del Caribe (Caricom) podrían tener que hacer frente a la friolera de 187.000 millones de dólares en costos de reparación y reconstrucción de algunos de sus mejores centros turísticos.
La perspectiva es inquietante por los acontecimientos registrados en Jamaica en las últimas décadas de marejadas ciclónicas destructivas y de grandes incidentes por inundaciones, que causaron daños en la infraestructura y pérdida de vidas.[related_articles]
Además de las consecuencias insalubres de los desbordes de las alcantarillas, el valor de los bienes sociales y económicos expuestos a los peligros asociados a las inundaciones costeras se estimó en 18,600 millones de dólares.
El economista Maurice Mason explicó: “Todo lo que está por encima de 10 metros en la costa de Jamaica, las principales instalaciones de la isla, como las plantas de generación eléctrica, los puertos, los grandes centros turísticos y aeropuertos”, que representan 70 por ciento del PIB, está en riesgo.
Elevar tres metros unos cuatro kilómetros de Palisadoes Road significó para Jamaica unos 65 millones de dólares en 2010. Varios proyectos de mitigación más tarde, Rocky Point sigue padeciendo las inundaciones costeras.
En Portland Cottage, los residentes replantaron manglares devastados para reforzar la barrera natural costera a la que atribuyeron haber minimizado la pérdida de vidas en 2004.
En la famosa playa Negril, el gobierno y sus residentes todavía discuten la forma más efectiva de protegerla porque ninguno de ellos, ni el sector público ni el privado, pueden hacer frente al costo total al que asciende la protección, y la comunidad internacional solo ofreció una parte de los 25 millones de dólares considerados necesarios.
Pero como afirman muchos especialistas, muchas opciones de adaptación y mitigación pueden ayudar a hacer frente al recalentamiento planetario, pero ninguna es suficiente por sí sola.
En el marco del Plan Visión 2030 de Jamaica, numerosas medidas de adaptación permitirán, con el tiempo, mitigar algunos efectos del cambio climático. Varias comunidades se han beneficiado y lo seguirán haciendo, pero solo la educación, la continua preparación y la acción global podrán frenar sus efectos.
Traducido por Verónica Firme