A veces, las mejores soluciones pueden parecer tan simples que es difícil imaginar por qué no se inventaron hace siglos. Ese es el caso de unos sacos para proteger los cultivos almacenados en África.
Son unas grandes bolsas de plástico, parecidas a las de arpillera, con distintas capacidades de 50 a 100 kilogramos de caupí o frijol chino, o de cualquier otro producto agrícola. Reducen la pérdida de cultivos y fomentan los ingresos de los pequeños agricultores por unos dos dólares cada una.
Gran parte del crédito de esa última innovación se atribuye a Larry Murdock, profesor de la estadounidense Universidad Purdue, quien inventó las primeras bolsas de Almacenamiento Mejorado Purdue de Frijol Caupí (PICS, en inglés).
Posteriormente, la “C” de la sigla pasó a representar “cultivos”, porque la última generación se diseñó para variados productos agrícolas.
Las bolsas PICS son un recordatorio de que la implementación de mejores ideas requiere algo más que un toque de genialidad, es necesaria una cantidad justa de determinación y de trabajo previo en el terreno y en el campo.
El Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA) trabaja en los sacos y realizó más de 1.500 demostraciones de productos en más de 25 estados de Nigeria.
El IITA es la “principal fuente de información” sobre lo que, después de todo, no es solo un producto simple, explicó el economista nigerino Tahirou Abdoulaye, coordinador de proyecto de la institución y quien realizó su doctorado en Purdue.
El argumento para la creación de las bolsas PICS es definitivamente convincente.
Al mantener la producción seca guardada de forma hermética se puede controlar la amenaza que suponen los insectos. Así se revoluciona el valor potencial del alimento cultivado, pues disminuyen los riesgos de contraer los voraces gorgojos, que son capaces de destruir con facilidad la mitad de la cosecha en menos de dos meses con los métodos tradicionales de almacenamiento.
Con su cosecha mejor conservada, los agricultores pueden asegurarse suficiente alimento para el consumo doméstico e impulsar los precios al alza en el mercado porque no están obligados a vender el excedente por temor a que se pudra la cosecha.
Un análisis temprano concluyó que los cultivadores de frijol chino aumentaron sus ingresos en 50 por ciento gracias a las bolsas PICS.
IITA ya lleva siete años promoviendo el uso de las bolsas PICS con la ayuda de varios socios y de la Fundación Gates.
Una de las características de las bolsas PICS es que deben fabricarse a escala local, lo que se organiza en numerosos países africanos, el último en realizarse fue Ruanda.
En Nigeria, la empresa Lela Agro distribuyó más de un millón de sacos. Pero aun cuando se entregó la licencia del producto y se autorizó su fabricación, la cadena de suministro igual requiere de una red de distribución.
El uso de las bolsas PICS se dispara cuando hay un distribuidor local, subrayó Abdoulaye. En Nigeria, si hay uno en un área de siete kilómetros, los agricultores usan los sacos, lo que significa muchas contrataciones.
El IITA realiza talleres para entrenar a los vendedores en la tecnología, construye capacidades entre las redes existentes de agentes de extensión, aprovecha la publicidad y realiza decenas de demostraciones directas entre agricultores.
Eso también requiere tiempo. Por lo general, un miembro del equipo de Abdoulaye regresa a contactarse con un voluntario después de dos meses y arregla para que la producción del agricultor se abra a los dos meses. En ese momento, de alguna forma, la venta ya está cerrada.
La pérdida de frijoles chinos, del que Níger es el segundo exportador mundial, es despreciable, en relación con lo que ocurre cuando se usan métodos tradicionales de acopio o sacos de polietileno, que se elevaba a 20 por ciento.
También hay otros beneficios adicionales. Por ejemplo, los agricultores pueden usar pesticidas, tanto durante el período de cultivo como para tratar la cosecha tras el secado. El precio de esos químicos fácilmente puede elevarse a unos 10 dólares la tonelada, lo que representa la mitad del precio de las bolsas PICS que por lo general durarán dos o tres temporadas de cultivo.
Abdoulaye coordina los esfuerzos del IITA en África occidental.
El IITA es una institución de investigación sin fines de lucro que desde hace casi 50 años se dedica a la malnutrición, a erradicar el hambre y a combatir la pobreza. El proyecto PICS es un ejemplo de cómo los tres problemas pueden atenderse de forma integrada.[related_articles]
Primero, la pérdida de alimentos, la ruina de África subsahariana, se disminuye.
Segundo, los frijoles chinos y otros cultivos similares, teniendo en cuenta que alrededor de la mitad de las legumbres secas de la región se cultivan para vender, tienen un elevado contenido de proteínas, lo que mejora enormemente las perspectivas nutricionales y de forma asequible.
Por último, los métodos de acopio seguro permiten a los agricultores elegir cuándo vender el excedente, y así esperar un precio optimo en el mercado.
El último factor puede tener un impacto dramático en tiempos de sequía, y en épocas normales eleva los ingresos de los agricultores entre 10 y 15 por ciento, según Corinne Alexander, economista especializada en agricultura en Perdue.
Muchos mercados africanos también ofrecen una calidad excepcional de legumbres que no tienen agujeros ni se decoloraron por otros tratamientos contra las pestes.
Otro posible beneficio es que los sacos pueden ayudar a combatir las aflatoxinas, producidas por hongos que destruyen las cosechas y hasta debilitan el sistema inmunitario de los seres humanos. Estudios empíricos intensivos mostraron hace poco pruebas sólidas de que las bolsas herméticas impiden el desarrollo de moho y la acumulación de aflatoxinas en las cosechas almacenadas.
Mientras, el IITA también difunde el AflaSafe, un producto de control biológico que básicamente elimina al dañino hongo Aspergillus, que produce las aflatoxinas, y creó una fábrica de bajo costo en Nigeria.
Pero quizá, lo más importante, sea que la adopción de tecnología como el uso de bolsas, implica mucho aprendizaje colateral, que el IITA está dispuesto a suministrar, pues al conocer mejor sus problemas, los pequeños agricultores, sin duda, podrán desarrollar mejores formas de afrontarlos.