Durante el último verano boreal, la población de Jamaica sufrió por tercer año consecutivo la escasez de lluvias, los consiguientes incendios forestales y una sequía que destruyó cultivos y obligó a cortes diarios del servicio.
Con las temperaturas promedio por encima de los 34,2 grados centígrados en varias áreas, el Servicio de Meteorología urgió a la población a “darse cuenta de que el cambio climático ya es un hecho de la vida” cotidiana. Algunos de los días más calurosos de que se tenga registro ocurrieron en julio de este año.
Con el agotamiento de las reservas y la perspectiva de que las condiciones secas superaran a las de 2014, la Comisión Nacional del Agua (NWC) comenzó sus restricciones anuales e implementó cortes.
El año pasado, se creyó que fue la peor sequía que había sufrido Jamaica en 30 años, las lluvias representaron entre dos y 12 por ciento en las zonas más afectadas.
El meteorólogo Evan Thompson alertó a los medios de comunicación durante el Foro de Editores de Gleaner, el 1 de julio: “Estamos hablando del cambio climático, y a veces pensamos que es algo que todavía está por venir, pero es algo que ya está aquí”.
Mientras la NWC se esfuerza por reactivar pozos fuera de uso para aliviar la escasez, hay quienes reclaman el dragado de las represas y los reservorios para aumentar la capacidad de almacenamiento.
El ministro de Ambiente, Agua y Cambio Climático, Robert Pickersgill, divulgó un “aviso de prohibición” con una pena de hasta 30 días de cárcel para “cualquiera que se encuentre empleando el preciado líquido para cualquier otra cosa que no sea un uso doméstico y sanitario”.
Por primera vez, Jamaica impuso penas para las restricciones hídricas.
Kingston, una de las áreas más afectadas por los cortes, se ubica sobre abundante agua contaminada. Pero la vasta fuente hídrica de la capital solo representa una porción de las vastas reservas desaprovechadas que, según los especialistas, siguen subexplotadas.
Según la Autoridad de Recursos Hídricos, Jamaica solo usa 25 por ciento de los recursos subterráneos disponibles y 11 por ciento del agua de la superficie.
El director, Basil Fernandez, dijo a IPS: “Se necesitará una adecuada planificación para hacer frente al agua perdida y mejorar la eficiencia en la distribución y la transmisión” para resolver el problema.
“Se necesita una hoja de ruta para la NWC y/o el Ministerio a fin de planificar el suministro de agua y de establecer claramente las áreas de déficit, de excedente y de cómo y cuándo pasaremos de las áreas de excedente a las de déficit”, explicó.
Los incendios y el sol implacable destruyeron las granjas dependientes de las lluvias con los preciados cultivos de café de Blue Mountain, de verduras y de pinos de Navidad que se cultivan en la zona de protección del parque nacional de Blue Mountain.
Más abajo, los incendios también destruyeron vegetación y árboles maduros en el río Hope y áreas de la cuenta del Yallahs, proveedor de servicio para 40 por ciento de los 600.000 clientes del NWC en la región metropolitana de Kingston. Gran parte de la zona fue replantada entre 2011 y 2013, en el marco de la Reducción del Riesgo de Desastres y Adaptación al Cambio Climático de Jamaica.
En el marco del proyecto, el Departamento de Silvicultura replantó más de 300.000 hectáreas de bosque en áreas de la cuenca alta degradada para reducir la escorrentía, la erosión y la sedimentación de las vías navegables.
A medida que las restricciones se ampliaron, la situación empeoró para los agricultores de los valles.
La cosecha de caña de azúcar que suele extenderse por seis meses duró menos de uno porque los incendios y la sequía destruyeron los cultivos.
La Autoridad de Desarrollo Agrícola Rural indicó que la sequía fue peor en Manchester y Saint Elizabeth, el granero de este país insular que concentra alrededor de 40 por ciento de la producción agrícola. En otras partes, los cultivos se pudrieron en los campos.
Numerosos científicos coincidieron en que esos episodios no harán más que empeorar a medida que el cambio climático aumente la intensidad de las sequías en todo el Caribe. Thompson coincidió, y señaló que hay una inesperada sequía en medio de la temporada de huracanes en el océano Atlántico, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre.
A menos que llueva y haya un flujo constante de agua, no aumentará el volumen de forma significativa, dijo Fernández a IPS, argumentando en contra de los reclamos de construir más represas y de dragar la de Hermitage y el reservorio de Mona.
“Debe haber una mejor coordinación entre los esfuerzos contra el cambio climático y los proyectos; mejor comunicación para que el público acepte los esfuerzos, así como la inclusión de escenarios sobre el cambio climático y los impactos en todas las políticas y los proyectos, el mantenimiento y la adaptación de los sistemas, en vez de construir nuevos”, opinó.[related_articles]
En el marco de Visión 2030 de Jamaica, para que el país se vuelva más resiliente a los impactos del cambio climático, el gobierno comenzó a trabajar para proteger y mejorar la gestión de la distribución del agua. Está en riesgo la salud, el turismo y la agroindustria del país, así como la seguridad alimentaria.
La Visión 2030 se incorporó a la segunda comunicación nacional de Jamaica a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
En el último año, 25 proyectos de agua y saneamiento se completaron para mejorar la vetusta infraestructura, que sumada al robo, le cuestan a la NWC alrededor de 53 por ciento, o 108 millones de litros, de su producción diaria solo en el área metropolitana de Kingston.
Se espera que un proyecto de gestión de la cuenca de 3,9 millones de dólares con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo, a través del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, en inglés), mejore, entre otras cosas, la gestión del recurso hídrico en las cuencas de los ríos Yallahs y Hope.
El programa de cinco años incluye trabajos en 44.486 hectáreas, las que incluyen zonas de uno de los nuevos sitios Patrimonio Mundial de la Humanidad, el parque nacional Montes Blue and John Crow.
Se pusieron en marcha instalaciones de recarga de un acuífero artificial para asegurar la captación de agua, tratándola y devolviendo el excedente a un acopio subterráneo natural. “Es un proyecto pionero, que nunca se realizó en Jamaica ni en el Caribe”, explicó Pickersgill en su lanzamiento en julio de 2014.
Además, el gobierno también analiza recuperar parte del agua de Kingston, contaminada por bacterias fecales de los pozos, retretes e intrusiones marinas.
La clave para que el país se vuelva resiliente, explicó Fernández es “preparar a las comunidades y a las agencias para gestionar y conservar los recursos; desplazar el agua con eficiencia del norte hacia el sur de la isla, y una iniciativa para extender sistemas de distribución más eficientes y resilientes ”.
Como explicó Thompson: “Las sequías serán más severas, las precipitaciones, más significativas, causarán inundaciones. Todavía será necesario tratar de manejar la gestión del agua durante esos episodios”.
Traducido por Verónica Firme