Aunque el Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA) entró en vigor en diciembre de 2014, la proliferación de armas convencionales, legales e ilegales, sigue alimentando los conflictos en Iraq, Libia, Siria, Somalia, Sudán, Sudán del Sur y Yemen, entre otros países.
El TCA, considerado como el primer acuerdo internacional jurídicamente vinculante que regula el comercio de las armas convencionales, también pretende impedir el tráfico ilícito de las mismas.[pullquote]3[/pullquote]
La primera Conferencia de los Estados Partes (1CEP) del TCA, que se celebró en el balneario mexicano de Cancún del 24 al 27 de agosto, fue la primera reunión para evaluar la credibilidad política del tratado.
Ray Acheson, directora de Reaching Critical Will, un proyecto de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF), dijo a IPS estar decepcionada porque la 1CEP no adoptó modelos de informes sólidos e integrales que permitan una aplicación eficaz del tratado, algo que exhortó a corregir en la 2CEP, que se celebrará en Ginebra en 2016.
El proceso del grupo de trabajo previo a la 2CEP debe ser más transparente e inclusivo en lo que respecta a la participación de la sociedad civil, añadió.
«La 1CEP terminó, pero la aplicación del tratado apenas está comenzando», destacó.
«Las transferencias de armas continúan, transferencias que los Estados saben que contribuirán con muertes, lesiones, violaciones, desplazamientos y otras formas de violencia contra los seres humanos y nuestro medio ambiente en común», dijo Acheson, que participó en la reunión de Cancún.
Otra asistente a la conferencia, Natalie J. Goldring, investigadora de la estadounidense Universidad de Georgetown, dijo a IPS que la 1CEP pretendía darle al TCA la columna vertebral administrativa para su aplicación.
La conferencia acordó las estructuras básicas de la nueva secretaría para aplicar el TCA, pero eso es solo el primer paso, explicó.
La plena aplicación del TCA exige la acción a nivel nacional, regional y mundial, precisó Goldring.
Un indicio de compromiso con el tratado será el grado en que los países con recursos sustanciales ayuden a los que no los tienen, dijo.
El TCA fue firmado por 130 Estados y ratificado por 72. Algunos de los mayores proveedores de armas del mundo aún no lo han firmado o ratificado.
Estados Unidos, Israel y Ucrania son signatarios, pero no lo ratificaron, mientras que China y Rusia ni siquiera lo han firmado.
Entre los mayores proveedores de armas que sí ratificaron el TCA están Alemania, España, Francia, Gran Bretaña e Italia.
El Monitor del TCA, una publicación de la WILPF, cita un informe de la Organización de las Naciones Unidas al señalar que Sudán del Sur gastó casi 30 millones de dólares en 2014 en ametralladoras, lanzagranadas y otras armas de China, además de vehículos blindados rusos y fusiles y helicópteros de combate israelíes.
El conflicto en Sudán del Sur se originó en una lucha de poder entre el presidente, Salva Kiir, y su otrora vicepresidente, Riek Machar. La guerra “se alimenta con las armas de muchos exportadores», según el Monitor.
China subrayó en Cancún que nunca exportaría armas que no respondan a sus tres principios: las transferencias deben estar relacionados con la defensa propia, no deben socavar la seguridad y no deben interferir en los asuntos internos de los destinatarios.
Para Acheson, el TCA puede y debe ser utilizado como una herramienta para iluminar, estigmatizar e impedir las transferencias de armas que sean responsables de muertes y destrucción.
En Cancún, los Estados partes tomaron decisiones sobre todas las cuestiones en la agenda, como la ubicación y la dirección de la secretaría, el comité de gestión y presupuesto, los modelos de informes, un programa de trabajo para el período entre las sesiones, y la oficina de la 2CEP.
Ginebra fue elegida como sede de la secretaría permanente del TCA, y el sudafricano Dumisani Dladla fue seleccionado para dirigirla.
Acheson dijo que, lamentablemente, sobre la cuestión de la transparencia los Estados partes no lograron cumplir con las necesidades de la vida real.
Tampoco adoptaron los modelos de informes que han estado en desarrollo durante el último año, lo cual es un alivio, agregó.
A los Estados que quieren mejorar la transparencia en torno al comercio internacional de armas, y a la mayor parte de la sociedad civil, les preocupa que los modelos provisionales sean tan inadecuados y estén demasiado ligados a las prácticas de los informes voluntarios y poco integrales del Registro de las Naciones Unidas sobre Armas Convencionales.
«A medida que realizamos el trabajo entre los períodos de sesiones y nos concentramos en la aplicación, todos debemos actuar ante el TCA, no como un instrumento independiente, sino como parte de un todo mucho mayor», expresó Acheson.
La aplicación del TCA debe tomar en cuenta la prevención y resolución de los conflictos y la consolidación de la paz, exhortó.
Acheson también dijo que el tratado podría ser útil para abordar y minimizar los retos asociados con la transparencia y la rendición de cuentas.[related_articles]
«Podría ayudar a prevenir atrocidades, proteger los derechos humanos y la dignidad, reducir el sufrimiento y salvar vidas. Pero para hacerlo con eficacia, los Estados partes deben implementarlo con estos objetivos en mente», aseguró.
Los Estados no lograron acordar procedimientos para que los países cumplan con los requisitos de notificación obligatoria del TCA.
La 1CEP solo se puso de acuerdo sobre los modelos de informes provisionales, y aplazó la adopción formal hasta la 2CEP, lo cual es una omisión sumamente importante, según Acheson.
Goldring dijo que los informes de los países sobre la importación, exportación o el tránsito de armas son una tarea fundamental de transparencia.
Los informes deben ser integrales y públicos, y los datos deben ser comparables de un país a otro y a lo largo del tiempo, recomendó.
«Los modelos actuales no pasan esas pruebas», dijo, y añadió que otra tarea importante será tratar de convencer a los principales proveedores y receptores de sumarse al tratado.
En un agradable contraste con muchas reuniones de la ONU, organizaciones de la sociedad civil fueron incluidas en las sesiones formales e informales de los grupos de trabajo.
Asimismo, las reglas de procedimiento del TCA apuntan al consenso, pero ofrecen opciones sensatas si es imposible llegar al acuerdo. Ese es un hecho positivo, ya que hará que sea mucho más difícil que un pequeño número de países impida avanzar en determinados temas, expresó Goldring.
«Pero al final, la medida más importante para calibrar el éxito será si el TCA ayuda a reducir el costo humano de la violencia armada. Es demasiado pronto para saber si ese será el caso», declaró.
Editado por Kanya D’Almeida / Traducido por Álvaro Queiruga