La ONU está reevaluando sus 16 misiones de mantenimiento de la paz, que en el bienio 2015-2016 le costarán 8.300 millones de dólares, mucho más que los 5.400 millones que el foro mundial destinará a su presupuesto operativo en el mismo lapso.
Las fuerzas de paz deben lidiar con conflictos que se están extendiendo, sobre todo en África, en países como República Centroafricana, República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Liberia, Malí y Sudán del Sur.[pullquote]3[/pullquote]
En este contexto, ¿la ONU (Organización de las Naciones Unidas) está considerando abandonar gradualmente su objetivo de mantener la paz y, en cambio, convertir a sus fuerzas pacificadoras en fuerzas de combate?
El organismo mundial asegura que no, pero hay organizaciones de la sociedad civil que lo dudan.
Mel Duncan, director de Nonviolent Peaceforce, dijo a IPS que el Panel Independiente de Alto Nivel sobre las Operaciones de Paz (HIPPO, en inglés), liderado por José Ramos Horta, ex presidente de Timor Oriental, recomendó en junio la necesidad de que la ONU cuente con estrategias no armadas para la protección de la población civil en zonas de conflicto.
Pero cuando el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, presentó su informe a la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, se habían suprimido las recomendaciones para una estrategia no armada, según Duncan.
«En cambio, el énfasis está puesto en las estrategias armadas», afirmó.
Hace falta un cambio importante en la cultura general del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz, exhortó.
Este cambio cultural debe comenzar desde arriba. Las sanciones a los responsables y la suspensión de pagos son pasos buenos, pero se requieren medidas más fundamentales, añadió Duncan.
«Nuestra experiencia es que los sitios de mantenimiento de la paz de la ONU suelen tener un alto componente sexual. Los entornos militares dependen de la amenaza y el uso de la fuerza violenta y la dominación. Y en las fuerzas de paz… hay menos de cuatro por ciento de mujeres», explicó el activista.
La protección civil no armada se basa en la no violencia y en el relacionamiento personal.
«Mis colegas que trabajaron en el informe no comparten la premisa sobre ‘los párrafos suprimidos’”, declaró el portavoz adjunto de la ONU, Farhan Haq.
Sencillamente, el informe del secretario general tenía 28 páginas, mientras que el informe del HIPPO tenía 104, explicó.
En cuanto al contenido, el informe de Ban incluye un párrafo dedicado a la protección no armada de la población civil que recoge la recomendación del HIPPO para trabajar más de cerca con las comunidades y las organizaciones no gubernamentales.
También hace hincapié en el papel de los componentes civiles dentro de las misiones, aseguró.
James Paul, ex director de la ONG Global Policy Forum, dijo a IPS que cada operación de paz de la ONU tiene su propio mandato del Consejo de Seguridad, que especifica su propósito y cuándo y cómo entra en juego el uso de la fuerza.
Algunas personas en estas misiones no son militares, como la policía y los expertos civiles, pero la gran mayoría son soldados bien armados y preparados para recurrir al empleo de la fuerza mortal, destacó.
«Los soldados en su mayoría no hablan el idioma del país y no están tan capacitados en la tarea que se les ha dado. Tienen un trabajo difícil y peligroso, para el que no están bien equipados”, sostuvo Paul.
Los 193 Estados miembros de la ONU están legalmente obligados a pagar por las operaciones de paz en virtud de su capacidad individual de pago.
Los tres mayores contribuyentes son Estados Unidos, que aporta 28,4 por ciento del presupuesto de mantenimiento de paz, Japón (10,8 por ciento) y Francia (7,2 por ciento).
La ONU señala que el presupuesto de 8.300 millones dólares de las misiones de paz equivale a menos de 0,5 por ciento del gasto mundial destinado a la defensa, calculado en 1,7 billones de dólares en 2013.
Los países que aportan mayores contingentes son en su mayoría del sur de Asia, como Bangladesh, con 9.432 soldados, Nepal, (9.346), India (7.794) y Pakistán (7.533).
Según cifras de la ONU, en la actualidad hay 124.000 personas en las fuerzas de paz de las 16 misiones, entre ellas 105.000 militares y 13.000 policías. El resto son civiles.[related_articles]
Paul se preguntó de dónde surge la oposición a una fuerza de paz no armada, si es que el sur de Asia desea seguir vendiendo sus soldados a la ONU, o los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad – China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia – siempre prefieren la “solución” violenta.
«La ONU transita por el camino a la guerra y tiene que dar marcha atrás», sostuvo.
«Un uso más eficaz de la fuerza no es una solución viable. El cólera, las violaciones, la destrucción, la incapacidad para hacer la paz, las misiones que duran años. Ninguna reforma de este sistema nos llevará a donde queremos ir», advirtió Paul.
En una conferencia de prensa el miércoles 16, Ban dijo que las crisis actuales ponen de manifiesto el fracaso de las respuestas de larga data ante la paz, la seguridad y el desarrollo.
«Mi inquietud me llevó a formar un grupo de alto nivel, que me informó a principios de este año. El viernes pasado difundí mi propia evaluación del futuro de las operaciones de paz de la ONU. Mi informe expone las acciones que creo que debemos tomar para maximizar nuestro impacto hoy, mientras que sentamos las bases para el cambio a más largo plazo», declaró.
Ban dijo que solicitó tres cambios fundamentales. En primer lugar, el énfasis urgente en la prevención de conflictos y la mediación. Luego, medidas para mejorar la velocidad y la agilidad de las misiones y, tercero, alianzas más profundas con las organizaciones regionales, en particular con la Unión Africana.
«No tenemos muchas oportunidades para reformar las operaciones de paz de la ONU de manera integral. Es esencial que actuemos con urgencia y de forma colectiva… Mucho depende de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, y exhorto a los Estados miembros a que den a este esfuerzo todo su apoyo», subrayó el secretario general.
El futuro de las operaciones de paz también dependerá de una acción concertada para eliminar la explotación y los abusos sexuales de las misiones de la ONU, agregó.
«Es una vergüenza cuando personal de la ONU… enviado a proteger a las personas agravan el sufrimiento y se convierten en parte del problema», expresó.
Ban dijo que fijó varias medidas y está haciendo todo dentro de su autoridad para acabar con este «comportamiento inaceptable».
Traducido por Álvaro Queiruga