Una pequeña isla pide moratoria sobre la explotación de carbón

Anote Tong, presidente de Kiribati, se dirige a un plenario de alto nivel dedicado al cambio climático, realizado en julio de 2015. Crédito: UN Photo/Devra Berkowitz
Anote Tong, presidente de Kiribati, se dirige a un plenario de alto nivel dedicado al cambio climático, realizado en julio de 2015. Crédito: UN Photo/Devra Berkowitz

Desde hace tiempo se sabe que la pequeña isla de Kiribati, donde viven unas 103.000 personas en medio del océano Pacífico, es uno de los países insulares que corre peligro de desaparecer por el aumento del nivel del mar, acelerado por el recalentamiento planetario.

Cuando falta poco para la cumbre mundial que se realizará en septiembre en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, el llamado del presidente de Kiribati, Anote Tong, refleja la gravedad de la situación.

En una carta a los gobernantes de los 193 estados de miembro de la ONU, Tong les urgió a que declaren “una inmediata moratoria global sobre la expansión y las nuevas minas de carbón”, refleja la gravedad del asunto.[pullquote]3[/pullquote]

El llamado a la acción urgente de Tong se produce cuando, además, se acerca la celebración de la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realizará del 30 de noviembre al 11 de diciembre en París.

En nombre de “una nación que afronta un futuro muy incierto”, señaló que la moratoria “sería un avance positivo para nuestra acción colectiva global contra el cambio climático y tengo la sincera esperanza de que ustedes y sus pueblos den un apoyo positivo a este esfuerzo”.

“La construcción de una sola mina de carbón socava el espíritu y el propósito de cualquier acuerdo que podamos alcanzar, en especial en la COP21 en París; en cambio, frenar la construcción de nuevas minas de carbón ahora permitirá que cualquiera sea el acuerdo que se alcance (en esa cumbre), este sea verdaderamente histórico”, reza la misiva.

El presidente de Kiribati, quien hablará ante la Asamblea General de la ONU el 30 de septiembre, ya cuenta con el fuerte apoyo de la organización ambientalista Greenpeace Internacional.

Al ser consultada sobre cómo incide la extracción de carbón en el recalentamiento planetario, Leanne Minshull, responsable de clima y energía de Greenpeace, dijo a IPS que un tercio de las emisiones de dióxido de carbono proceden de la quema del mineral.

“Y se usa para producir casi 40 por ciento de la energía del mundo”, apuntó.

La minería carbonera, el primer paso del sucio ciclo vital del carbón, es una de las causa de la deforestación y libera importantes cantidades de metales pesados y minerales tóxicos al suelo y el agua, explicó.

“Los efectos de la extracción de carbón persisten durante años. También causan daños a la salud de la gente y a las comunidades en todo el mundo. Mientras la industria carbonera no paga por el daño que causa, el mundo sí lo hace”, remarcó Minshull.

Para evitar las peores consecuencias del cambio climático, como las generalizadas sequías, inundaciones y desplazamientos masivos de personas por la subida del nivel de mar, “necesitamos mantener la temperatura global por debajo de los dos grados centígrados (con respecto a la era preindustrial)”, señaló.

“Para ello, la emisión de gases de efecto invernadero deben alcanzar su máximo en 2015 y de ahí bajar a cero”, remarcó.

Los mayores productores de hulla son Australia, China, Estados Unidos, India y Sudáfrica.

Desde Kiribati, el director ejecutivo de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo, señaló que la población local se niega a que la silencien corporaciones y gobiernos imprudentes que perpetúan el cambio climático, causante de la elevación del nivel del mar.

“Me uno al presidente Tong en su llamado a los gobernantes de las islas que sufren la misma amenaza para que se unan y reclamen justicia climática”, señaló Naidoo.

“Vi con mis propios ojos lo que significa el aumento del nivel del mar para la población de Kiribati. No es una proyección o un modelo científico, es real, ocurre ahora y no hará más que empeorar”, agregó.

En relación con el poder de las corporaciones y la industria del carbón, Minshull dijo a IPS que el sector de los combustibles fósiles tiene una larga historia en Estados Unidos de difundir información falsa sobre las consecuencias del recalentamiento planetario y de recurrir a tácticas turbias para obtener logros legislativos que les beneficien.

También dijo que Greenpeace difundió un excelente informe el año pasado denunciando la influencia de la industria de los combustibles fósiles, incluida la del carbón.[related_articles]

La Unión de Científicos Preocupados señaló: “durante casi tres décadas, muchas de las mayores empresas de combustibles fósiles trabajaron de forma deliberada para engañar a la población sobre las realidades y los riesgos del cambio climático”.

Sus tácticas engañosas quedaron al descubierto en siete “dossiers de engaño”, colecciones de documentos internos de compañías y asociaciones comerciales que se filtraron, se hicieron públicos en procesos judiciales o salieron a la luz pública por pedidos de informes en el marco de la de ley de Libertad de Información (conocida en inglés como Foia).

“Conocemos la ciencia y sabemos que se acerca el final de la época carbonera. Luchar por extraer más carbono sucio solo puede nacer de la ignorancia o de un total desprecio por las millones de personas en riesgo cada vez que se lo quema”, observó Naidoo.

“Necesitamos un liderazgo internacional en este asunto y un abandono planificado del carbón que implique una transición justa para los trabajadores y en consultas con las comunidades afectadas”, declaró.

Una evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés) destaca que el aumento del nivel del mar proyectado para este siglo presentará “severos riesgos de inundaciones y erosión” para las islas de tierras bajas, con la posibilidad de que se degraden los recursos de agua dulce.

Cada ola enorme conlleva el peligro de generar daños e inundaciones. En algunos lugares, el nivel del mar aumenta 1,2 centímetros por año, cuatros veces más que el promedio mundial.

Es decir que 80 por ciento de las reservas de carbón deberán permanecer inutilizadas si pretendemos tener la posibilidad de proteger a países como Kiribati, Islas Marshall y Filipinas, según Greenpeace.

Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme

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