A juzgar por las últimas declaraciones públicas del papa Francisco, especialmente sobre salud reproductiva, el Estado palestino, la legitimidad política de Cuba y, ahora, el cambio climático, el dignatario eclipsaría a más de 150 gobernantes cuando asista a una cumbre de la ONU en septiembre.
«El Papa será muy probablemente quien acapare los titulares” en la cumbre que adoptará la Agenda de Desarrollo Posterior a 2015, “sobre todo si sigue hablando tan abiertamente», pronosticó un veterano observador de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).[pullquote]3[/pullquote]
Las declaraciones sobre todo sociopolíticas del argentino Jorge Bergoglio despiertan tanto fervientes defensas como hostiles críticas hacia el primer papa oriundo del Sur en desarrollo.
En enero de este año, durante un viaje a Asia, generó un revuelo cuando recomendó que los católicos practiquen la paternidad responsable y no se comporten “como conejos».
En Estados Unidos, políticos conservadores del opositor Partido Republicano criticaron al papa por el papel clave que desempeñó en el deshielo de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Francisco también provocó el enojo del lobby proisraelí cuando el Vaticano anunció en mayo que reconocería al Estado de Palestina.
De hecho, la mayoría de sus pronunciamientos están en línea con las posturas de la ONU, especialmente con la agenda socioeconómica del foro mundial.
«El inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores, conciencia”, señaló el papa en su encíclica de 184 páginas, difundida el jueves 18.
«Ahora, frente al deterioro ambiental global, quiero dirigirme a cada persona que habita este planeta. En esta encíclica, intento especialmente entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común», añadió.
Francisco también se queja de la respuesta política internacional.
«El sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las Cumbres mundiales sobre medio ambiente», escribió.
“Hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para no ver afectados sus proyectos”, continuó la encíclica.
En 2014 el líder de la iglesia católica también se refirió al medio ambiente.
«El acaparamiento de tierras, la deforestación, la apropiación del agua, los agrotóxicos inadecuados, son algunos de los males que arrancan al hombre de su tierra natal», dijo entonces.
«El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la deforestación ya están mostrando sus efectos devastadores en los grandes cataclismos de los que somos testigos», aseguró.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, elogió la encíclica papal porque pone de relieve que «el cambio climático es uno de los principales desafíos actuales para la humanidad, y que se trata de un problema moral que requiere un diálogo respetuoso con todos los sectores de la sociedad».
Ban comparte las conclusiones de la encíclica referidas a que hay «un consenso científico muy sólido» que muestra un calentamiento significativo del sistema climático en las últimas décadas, «principalmente como resultado de la actividad humana».
El secretario general de la ONU instó a los gobiernos a poner el bien común mundial por encima de los intereses nacionales y a adoptar un ambicioso acuerdo climático universal en la 21 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en diciembre en París.
Tim Gore, asesor climático de la organización humanitaria Oxfam Internacional, dijo a IPS que el papa resaltó el problema moral del cambio climático. Es una injusticia profunda que la contaminación generada por los países y las poblaciones más ricas del planeta provoque una alteración climática dañina en las comunidades y naciones más pobres, señaló.
«Cualquier persona que se preocupe por la injusticia debería estar preocupada por el cambio climático, y en su llamado, el papa se suma a muchos líderes religiosos, de la sociedad civil y sindicales”, destacó.
Janet Redman, directora del Programa de Política Climática del Instituto para los Estudios Políticos, con sede en Washington, también se refirió a la encíclica papal.
«El papa Francisco es muy claro. El actual modelo de desarrollo, basado en el uso intensivo del carbón, el petróleo e incluso el gas natural, tiene que acabar. En su lugar, necesitamos fuentes de energía renovables y nuevas formas de producción y consumo que frenen el calentamiento mundial», exhortó.[related_articles]
Gravar el dióxido de carbono, la desinversión de los combustibles fósiles y acabar con los subsidios públicos a las empresas contaminantes puede ayudar a terminar con el dominio que las empresas energéticas ejercen en nuestros gobiernos, economías y sociedades, añadió.
En un comunicado difundido el jueves 18, Kofi Annan, el ex secretario general de la ONU (1997-2006) y actual presidente del Africa Progress Panel, un comité internacional que trabaja por el desarrollo sostenible de ese continente, dijo que el cambio climático es una amenaza omnipresente.
«Es una amenaza para nuestra seguridad, nuestra salud y nuestras fuentes de agua fresca y comida. Esas condiciones podrían desplazar a decenas de millones de personas… y fomentar nuevos conflictos», advirtió Annan.
«Aplaudo al papa por su fuerte liderazgo moral y ético. Necesitamos más de este tipo de liderazgo inspirado. ¿Llegaremos a presenciarlo en la cumbre del clima en París?», preguntó.
En Estados Unidos, las críticas proceden en su mayoría de conservadores de derecha, que quieren que el papa se limite a la religión.
El diputado republicano Jeff Duncan, un firme defensor de Israel, dijo que el papa debe evitar el debate en torno a Palestina y que el Vaticano debería dedicarse a asuntos espirituales y no inmiscuirse en la política.
El martes 16, poco antes de que se conociera la encíclica papal sobre el cambio climático, Jeb Bush, el candidato a la nominación republicana para la presidencia de Estados Unidos, realizó comentarios similares.
«Creo que la religión debería tener que ver con hacernos mejores personas, y menos con las cosas que terminan por ingresar al ámbito político», declaró.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga