Una embotelladora de agua mineral, pequeñas industrias de alimentos, sistemas de riego y reparación vial, son algunos proyectos que se desgranan de la estrategia de desarrollo gestada por el municipio de Jesús Menéndez, en el oriente de Cuba.
El Consejo de Administración (alcaldía) de esta localidad de 49.205 habitantes tiene ahora más autonomía en la planificación económica, gracias a las primeras medidas descentralizadoras de la reforma del gobierno de Raúl Castro, aunque los especialistas las califican de insuficientes y rezagadas.
“Ahora se busca que la planificación se haga desde el municipio, de acuerdo a las necesidades y posibilidades reales”, informó a IPS la vicepresidenta para la Economía de su Consejo municipal, Nilian Rodríguez.
Limitada capacidad de decisión y acción de las autoridades locales, exiguos fondos propios, burocratismo y postergación de los planes territoriales, entre otros problemas, frenaron y todavía entorpecen el avance por igual de los 168 municipios que se distribuyen entre las 15 provincias de este país insular del Caribe.
Pese a todo, en su balance regional preliminar de 2014, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) destacó sobre el desempeño de Cuba que “se mantiene el proceso de descentralización que busca la autonomía financiera de los gobiernos locales”.
Los primeros pasos hacia la mayor autonomía de los poderes locales despiertan las esperanzas y capacidades de autogestión en lugares alejados de los centros como Jesús Menéndez, de la provincia de Las Tunas, a 654 kilómetros al este de La Habana.
Los habitantes del municipio, de 637 kilómetros cuadrados, viven la mayoría en su área rural y el resto en su casco urbano.
Junto a Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo, Las Tunas conforma el oriente cubano, la zona con más bajo índice de desarrollo del país, donde saltan a la vista las desigualdades entre regiones, pequeñas poblaciones, capitales provinciales y La Habana, que acapara las mayores oportunidades
Con la agricultura como actividad fundamental y sin grandes industrias desde que en 2004 cerró su centenario central azucarero, Jesús Menéndez integra el grupo de 26 municipios seleccionados en 2010 por el Ministerio de Economía y Planificación para implementar programas de desarrollo integral.
Los recursos para este proyecto “no van a venir de la caja central del Estado”, especificó Rodríguez, sobre el básico presupuesto central asignado, que llega con destinos específicos y alcanza apenas para preservar los servicios existentes y paliar algún problema acumulado.[pullquote]1[/pullquote]
El plan de inversiones es de 10 años y en el caso de Jesús Menéndez se estima en 300 millones de pesos cubanos (aproximadamente 12 millones de dólares), destinados a ejecutar un programa que abarca la producción, lo sociocultural, la infraestructura institucional y el ambiente.
Según la funcionaria, el financiamiento vendrá por los microcréditos bancarios para construir viviendas, emprender negocios privados o fincas; el impuesto de uno por ciento sobre los ingresos que desde 2015 todas las empresas, sociedades mercantiles y cooperativas pagan a las arcas municipales, y la cooperación internacional, entre otros.
El ajuste económico oxigenó el magro fondo de los gobiernos locales al cederle la recaudación tributaria del creciente sector privado, que al cierre de febrero ocupaba 489.929 trabajadores, y de las 329 cooperativas no agropecuarias.
La Cepal prevé que en 2015 este aporte “se incremente dentro de los ingresos brutos (del país) en 11 por ciento”
Lo recaudado municipalmente se utiliza en áreas y servicios que beneficien a cada población y en Jesús Menéndez “representa más de cinco por ciento del presupuesto municipal”, indicó Rodríguez. En la localidad hay 1.630 trabajadores privados, pero aún no se establecieron cooperativas que no sean agropecuarias.
Desde 2009, el Ministerio de Economía también apoya a los Consejos con las Iniciativas Municipales de Desarrollo Local, en la elaboración de sus propias estrategias de desarrollo con proyectos económicos autosustentables, que amplíen la producción local, completen cadenas productivas y eleven el bienestar comunitario.
Además, la banca estatal creó en 2010 el Fondo de Fomento Gubernamental, al que entidades municipales pueden presentar proyectos autofinanciables, sostenibles, que generen ganancias en beneficio local y donde participen activamente las alcaldías.
Sin embargo, estas medidas representan “paliativos”, “con impactos en general positivos” para el desarrollo local, según asegura el economista Juan Triana en un titulado titulado “Entrampados en el fuego amigo”, recopilado en su libro “Miradas a la economía cubana”, de 2014.
Alertó que la nueva Ley de Inversión Extranjera, de ese año, establece niveles de aprobación en el Consejo de Estado, Consejo de Ministros y ministerios, pero “excluye a los gobiernos territoriales, cerrando de esa manera una oportunidad significativa a los territorios de compensar los déficits que tienen en materia de inversión”.[related_articles]
Triana analizó que actualmente “los territorios quedan entrampados dentro de ellos mismo” por sus limitadas “capacidades de maniobra” para insertarse en programas nacionales y globales de desarrollo.
El especialista llamó a acelerar las medidas descentralizadoras y que empoderen directamente a las localidades para evitar “el incremento de las desigualdades territoriales”.
Municipios perdidos en la geografía cubana, como el de Jesús Menéndez, arrastran con pesados fardos de asignaturas pendientes.
Como parte de la restructuración que redujo de 156 a 61 los ingenios azucareros, se paralizó en 2004 el Central Azucarero Jesús Menéndez y más de 3.000 trabajadores tuvieron que cambiar de empleo. La industria regía la vida de la localidad, con potestades hasta administrativas, como en el resto de las comunidades azucareras.
Datos municipales revelan que en 2005 la producción de bienes y servicios colapsó a 25 millones de pesos cubanos (un millón de dólares), para reflotar en 2013 a 51 millones de pesos cubanos (poco más de dos millones de dólares).
En 2008 el huracán Ike devastó el municipio y dejó sin vivienda a 14.000 familias, entre otras graves afectaciones económicas. Aún quedan por construir 1.700 casas de las que destruyó el ciclón.
Ante la grave situación, la localidad protagonizó en el trienio 2009-2011 un proyecto de desarrollo local participativo sui géneris, por ser concertado desde aquí con manejo descentralizado del presupuesto, con el apoyo de la organización internacional Oxfam y la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional.
Zoraya Pupo, directora del Centro de Desarrollo Local, destacó que la iniciativa fue clave porque “enseñó a todos los actores a trabajar en grupo, gestionar y ejecutar desde el municipio”, una carencia que afrontan los municipios para enfrentar sus nuevas facultades.
“Despertó el potencial” de la localidad, aseveró a IPS.
Editado por Estrella Gutiérrez