El hogar es un campo de batalla para las mujeres de Asia

En casi toda Asia, los hombres son prácticamente impunes frente a la violencia que ejercen contra la mujeres, las que no tienen pocos ámbitos a los cuales recurrir en busca de ayuda, lo que permite que continúe el círculo vicios. Crédito: Mallika Aryal/IPS.

Las mujeres son cerca de la mitad de las 4.000 millones de personas que viven en Asia Pacífico, pero constituyen dos tercios de la población más pobre. Millones de ellas viven recluidas en sus hogares o trabajan en empleos precarios, sin seguridad social ni beneficios, por magros jornales. Millones más son víctimas de trata y las obligan a prostituirse o a ser esclavas sexuales.

Pero hay otras más que deben afrontar un enemigo interno. De hecho, para muchas mujeres, la mayor amenaza está dentro de sus hogares, donde la violencia que sufren a diario la ejercen sus parejas o familiares varones.

ONU Mujeres remarca que en Asia Pacífico, la población femenina está sujeta a los mayores grados de violencia de género, la mayoría a manos de sus cónyuges o parejas.[pullquote]3[/pullquote]

En Papúa Nueva Guinea, por ejemplo, 58 por ciento de las mujeres consultadas dijeron haber sufrido violencia física, sexual o emocional en sus relaciones de pareja, mientras 55 por ciento reconocieron que las obligaron a mantener relaciones sexuales contra su voluntad.

En la pequeña nación insular de Fiyi, 66 por ciento de las mujeres entrevistadas dijeron haber sufrido violencia de sus parejas y 44 por ciento, incluso mientras estaban embarazadas.

En Timor Oriental, una de cada cuatro mujeres sufre cada año violencia física por parte de sus parejas y 16 por ciento de las casadas dijeron que sus esposos las coaccionaban para mantener relaciones sexuales.

Son varias las causas de esta desalentadora realidad.

Según el Foro de Asia Pacífico, “las mujeres de esta región tienen una de las más bajas tasas de representación política, de empleo y de propiedad del mundo”.

Aun las que tienen trabajo ganan menos que sus pares varones. La desigualdad salarial en la región oscila entre 54 y 90 por ciento para una misma tarea, pese a la existencia de leyes que garantizan “a igual trabajo, igual remuneración”.

La ausencia total de normativa sobre el acoso sexual en el ámbito laboral hace que entre 30 y 40 por ciento de las trabajadoras en Asia Pacífico sufran abuso verbal, físico y sexual, señala el Foro Asia Pacífico.

La organización señaló que la mitad de los países de Asia meridional y 60 por ciento de los de Asia Pacífico no tienen leyes sobre violencia de género.

Ante el vacío legal, los hombres no sufren casi ninguna consecuencia por sus acciones, y las mujeres no tienen muchos lugares a los cuales recurrir, lo que alimenta el círculo vicioso.

También quiere decir que los datos oficiales son, en el mejor de los casos, extremadamente conservadores, pues la mayoría de las mujeres no denuncian los episodios de violencia, ya sea por temor a las represalias o porque no confían en que el sistema legal les dé una solución.

En India, por ejemplo, la última encuesta de hogares encontró que 40 por ciento de las mujeres había sufrido abusos en el hogar. Sin embargo, un estudio independiente con apoyo de la Comisión de Planificación eleva la proporción a 84 por ciento.

En Indonesia, donde la policía registró 150.000 casos de violencia doméstica en 2009, de los cuales 96 por ciento fueron entre parejas casadas, los activistas estiman que solo se denuncia uno de cada 10 episodios. Es decir que el número de sobrevivientes es por lo menos nueve veces mayor a las cifras oficiales.

La Comisión para la Mujer de Filipinas informó que 2013 fue uno de los peores para la población femenina, con el mayor número de denuncias por violencia contra la mujer.

Refiriéndose a estadísticas de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, de 2008, la Comisión señaló que 14,4 por ciento de las mujeres casadas y 37 por ciento de las separadas o viudas sufrieron abusos a manos de sus cónyuges.

Cuatro por ciento de las mujeres que estuvieron embarazadas padecieron episodios violentos a manos de sus parejas, mientras tres de cada cinco de las víctimas dijeron sufrir consecuencias físicas y psicológicas debido a la violencia y las agresiones.

Las autoridades sostienen que la mejor implementación de las leyes es en parte responsable del aumento de denuncias, pues se registró un incremento de 49,5 por ciento desde 2012.

Es posible que lo mismo ocurra en breve en China, donde la divulgación del borrador del primer proyecto de ley contra la violencia doméstica fue elogiado por la sociedad civil como una medida para frenar el abuso generalizado, físico, sexual y psicológico, que se vive en millones de hogares.[related_articles]

Datos de la estatal Federación de Mujeres Toda China muestran que 40 por ciento de la población femenina sufre violencia física o sexual en sus relaciones, mientras solo siete por ciento denuncia el maltrato ante las autoridades.

Agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) coinciden en que la falta de leyes que castiguen la violación marital en la región avivó la sensación de impunidad de los hombres.

En 2012, ONU Mujeres reveló que solo ocho países de Asia Pacífico tenían leyes que penalizaban la violación marital, lo que hizo pensar a muchas personas, incluso a mujeres, que los abusos de los maridos hacia sus esposas eran justificados.

La justicia es casi inaccesible para las mujeres de contextos rurales. Además, los aranceles legales y el costo de los análisis forenses son prohibitivos para ellas, que no tienen control del dinero. Y la tendencia machista de la policía hace que la mayoría de los oficiales sean indiferentes frente a las pocas que se atreven a denunciar el abuso.

Además, es lamentable la representación femenina en el sistema legal. ONU Mujeres señala que “una de cada cuatro jueces y una de cada cinco funcionarios de la fiscalía en Asia sudoriental y Asia Pacífico son mujeres”, pero Asia meridional está aún lejos de esa proporción. Las juezas solo constituyen nueve por ciento de los magistrados y cuatro por ciento del personal de la fiscalía.

Esos números son todavía peores en la policía, que solo tiene tres por ciento de mujeres en Asia meridional, cifra que se eleva a nueve por ciento en Asia sudoriental y Asia Pacífico.

Asia reúne a cuatro de las cinco economías de mayor crecimiento del mundo, pero su luz se desvanece con el sufrimiento que padecen las mujeres en sus hogares.

Dada la falta de implementación de leyes y sin un esfuerzo sostenido para mejorar la representación femenina en todos los ámbitos de gobierno ni medidas reales que les den la posibilidad de alcanzar una posición económica estable en todos los países de la región, los especialistas dicen que es poco probable que disminuya la violencia contra la mujer.

Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme

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