En reservorios ubicados hasta 7.000 metros de profundidad desde la superficie del océano y a más de 250 kilómetros de la costa, Brasil ha encontrado bajo una enorme capa de sal un tesoro de petróleo, conocido como presal, cuya explotación creó nuevos desafíos tecnológicos para el país.
Desde un laboratorio de tecnología submarina a un parque internacional tecnológico, un gran desarrollo ha ido emergiendo en torno al presal en Río de Janeiro, que se ha convertido en un foco de atracción para la industria de la innovación, cambiando el perfil de una ciudad que hasta ahora era conocida en el mundo por sus playas, sus carnavales y su turismo.