La mayoría de los gobiernos del mundo tomaron medidas para reducir las peores formas de trabajo infantil, y América Latina lidera esa lista, según un influyente informe del Departamento del Trabajo de Estados Unidos.
En su evaluación anual de los avances realizados en la eliminación de ese tipo de explotación, el informe de 958 páginas publicado el martes 7, encontró que aproximadamente la mitad de los más de 140 países y territorios que abarca tuvieron avances “moderados”.[pullquote]3[/pullquote]
El informe separa a los países según si ese progreso fue “importante”, “moderado», “mínimo» o “nulo”. En él se evalúa con base en una serie de criterios, como la promulgación de leyes, los esfuerzos de aplicación y coordinación, la adopción de políticas específicas y la aplicación de programas sociales destinados a erradicar el problema e incentivar la permanencia de niños y niñas en la escuela.
Trece países, la mayoría en América Latina, tuvieron progresos “importantes” en la eliminación de las peores formas de trabajo infantil en 2013, en comparación con el año anterior: Albania, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Costa de Marfil, Ecuador, El Salvador, Filipinas, Perú, Sudáfrica, Túnez y Uganda.
Pero según el informe, el progreso fue “mínimo” en otros 13 países, especialmente en República Democrática del Congo, Eritrea, Uzbekistán y Venezuela, pero también en Argelia, Iraq, Kazajistán, Mozambique, Serbia, Sudán del Sur, Uruguay, Yemen y Zimbabwe.
«Este informe arroja luz sobre los niños de todo el mundo a quienes les están robando su futuro, que pasan sus días y a menudo sus noches en algunos de los trabajos más extenuantes que se puedan imaginar”, declaró el secretario del Trabajo de Estados Unidos, Thomas Pérez, en la presentación del informe Conclusiones sobre las peores formas de trabajo infantil en 2013.
«Me refiero a los niños que llevan cargas enormes sobre sus espaldas y blanden machetes en las fincas… que escarban en los vertederos de basura y se arrastran en las minas subterráneas en busca de minerales preciosos para que otros lucren con ellos», manifestó el secretario.
Niños y niñas “con municiones atadas a sus cuerpos, obligados a ejercer como combatientes en conflictos armados,… víctimas de trata o explotación sexual comercial”, agregó.
El informe consiste en perfiles específicos sobre la situación del trabajo infantil y qué hacen los gobiernos nacionales al respecto en determinados países y territorios que se benefician del Sistema Generalizado de Preferencias de Estados Unidos u otros programas que incentivan el comercio, como la ley de Preferencias Comerciales Andinas o la de Crecimiento y Oportunidades de África.
El Congreso legislativo estadounidense ordena el informe desde 2002, que también recomienda medidas que los gobiernos pueden tomar para mejorar su situación.
Organizaciones de la sociedad civil que trabajan por el bienestar de niños y niñas utilizan el informe de la Secretaría de Trabajo de Estados Unidos como una forma de sensibilizar a la población y de presionar a los gobiernos para que eliminen el trabajo infantil.
Aunque el Departamento del Trabajo no puede sancionar a los gobiernos extranjeros que no tomen medidas para remediar la situación, el informe sí influye en otros organismos del gobierno estadounidense, como la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos que puede, por ejemplo, reducir o eliminar sus beneficios comerciales en casos de graves violaciones a los convenios laborales internacionales.
Es “una herramienta fantástica para la comunidad activista», sostuvo Reid Maki, de la Coalición del Trabajo Infantil (CLC, en inglés), que incluye a 28 grupos laborales, religiosos, de defensa del consumidor y los derechos humanos. “Nos brinda algo para medir los avances cada año y permite que los países comparen su rendimiento con otros”, añadió.
«Creo que el informe es un logro tremendo”, dijo Brian Campbell, del Foro Internacional de Derechos Laborales (ILRF), una organización independiente con sede en Washington. Destacó el perfil de Uzbekistán, cuyo gobierno obliga a los escolares a participar en la cosecha de algodón.
El documento “mostró mucho valor… al dejar en claro que no solo se saca a los niños de la escuela, sino también que todo el sistema se basa en mano de obra forzada por el gobierno» de Uzbekistán, subrayó.
“El reto será que otras agencias del gobierno de Estados Unidos incorporen este análisis, incluido el Servicio de Aduanas, que está obligado a prohibir las importaciones producidas por el trabajo forzado”, explicó.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define a las “peores formas de trabajo infantil” como todos los tipos de esclavitud, como la servidumbre por deudas, la trata de niños y niñas, y su reclutamiento forzoso para utilizarlos en conflictos armados, la prostitución o la pornografía.
También incluye en esa definición a diferentes actividades ilícitas, como la producción o el tráfico de drogas, y los “trabajos peligrosos”, que “puedan dañar el bienestar físico, mental o moral” de niños y niñas.
Según las estadísticas de la OIT, el número de niños ocupados en las peores formas de trabajo infantil o cuya edad está por debajo de la mínima fijada por la ley nacional cayó de cerca de 246 millones en 2000 a 168 millones en 2012. La última cifra representa 10 por ciento de los niños de cinco a 18 años en todo el mundo.[related_articles]
La cifra de niños y niñas que realizan “trabajos peligrosos” se redujo a la mitad, 170 millones a 85 millones en el mismo lapso, según la OIT.
Desde 2011, los países o territorios con avances “moderados” pasaron de 47 a 72, según el informe del Departamento de Trabajo.
Aquellos con un progreso “mínimo” o “nulo” cayeron de 82 a 50, entre ellos 20 pequeños países insulares, como Anguila, Barbados, Tonga, Tuvalú y las Malvinas, con poblaciones pequeñas.
Campbell, de ILRF, critica que el reporte no aborde cómo el sector privado, que incluye a las poderosas empresas transnacionales, contribuye con las peores formas de trabajo infantil.
Con respecto a “Malawi, por ejemplo, el informe se concentra… en lo que hizo el gobierno, pero no aborda el sistema de producción del tabaco, tal como lo aplican las empresas tabacaleras estadounidenses y sus filiales, que es una de las causas originarias del problema del trabajo infantil allí”, aseguró.
«El Departamento del Trabajo considera que la autoridad que le otorga el Congreso es muy limitada, o sea, solo referida a lo que hacen los gobiernos. Creo que podría… incluir otros temas, como las prácticas comerciales de las empresas y la forma en que también contribuyen con el problema”, opinó Campbell.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga