La nepalí Durga Ghimire tuvo a su primera hija a los 18 años y a la segunda a los 21. Entonces no comprendió la importancia que tenía para sus hijos velar por su salud durante el embarazo.
“No me di cuenta de que tendría consecuencias para mi bebé”, explicó sentada en el porche de su casa en Laharepauwa, a unos 120 kilómetros de Katmandú, mientras amamantaba a su tercer hijo.
Al final de la tarde, espera ansiosa a que sus dos hijas mayores regresen de la escuela. Una tiene nueve años y la otra seis, pero parecen mucho menores.
“Son más pequeñas de tamaño y de complexión, y las maestras en la escuela dicen que también aprenden mucho más lento”, contó Durga a IPS. A ella le preocupa que sus hijas tengan algún retraso y trata de prestar más atención al cuidado de su tercer hijo.[pullquote]3[/pullquote]
En el informe “Todos los niños y las niñas cuentan”, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) muestra que Nepal está entre los 10 países del mundo con mayor prevalencia de retrasos en el crecimiento y el desarrollo infantil, y entre los 20 con mayor cantidad de menores con ese problema.
Unicef explica que el retraso es el resultado de la mala nutrición crónica durante periodos clave del crecimiento y el desarrollo, desde la concepción hasta los 59 meses de vida. Las consecuencias son irreversibles, y en Nepal este problema afecta a 41 por ciento de los menores de cinco años.
“La ubicación de Nepal en la clasificación es preocupante, no solo a escala mundial, sino también en Asia meridional”, dijo Giri Raj, funcionario del Ministerio de Salud y Población de Nepal, en entrevista con IPS.
En un informe de avances de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), realizado en 2013 por la Comisión Nacional de Planificación, señala que la cantidad de niñas y niños con retraso en el crecimiento disminuyó de 57 por ciento, en 2001, a 41 por ciento, en 2011, pero sigue por encima de la meta de 30 por ciento fijada por el foro mundial.
“El retraso es una medida específica de la altura de un niño en comparación con su edad y también un indicador de cómo evoluciona su desarrollo cognitivo”, explicó Peter Oyle, jefe del proyecto Suaahara (“Buena Nutrición”) de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), junto con el capítulo nepalí de la organización Save the Children.
“Reducir el retraso en el crecimiento de los niños aumenta sus posibilidades de alcanzar todo su potencial de desarrollo con consecuencias de largo plazo sobre la capacidad de prosperar de las familias, las comunidades y los países”, añadió.
La pobreza está directamente relacionada con la mala alimentación, pero no es el único indicador de esta ni del mayor retraso en el crecimiento.
Saba Mebrahtu, jefa de la sección de nutrición de Unicef en Nepal, dijo que entre las causas inmediatas figura la deficiente ingesta de alimentos, en especial en los primeros años. Cincuenta por ciento del retraso se produce durante el embarazo y el resto después de nacer.
“Cuando hablamos de alimentos ricos en nutrientes, nos referimos a garantizar que los niños reciban lo necesario aun antes de nacer”, indicó Nebrahtu. El período entre la concepción y el segundo aniversario es crucial, explicó; en esta etapa ocurre un rápido crecimiento y desarrollo cognitivo.
La educación básica podría salvar vidas
Sadhana Ghimire, de 23 años, vive a pocas casas de distancia de la de Durga, pero en lo que se refiere a calidad de su alimentación, son mundos aparte.
Ghimire amamantó a su bebé hasta los seis meses y sigue haciéndolo ahora que tiene 18. Además se preocupa de que su alimentación incluya verduras de hoja, carne o huevos, además de arroz y otros productos básicos.
También hace caso a la trabajadora de salud comunitaria de su aldea, quien le habló sobre la importancia de los primeros 1.000 días en la vida de un niño o niña.
Para alimentar a su bebé, Ghimire prepara un tazón de “leeto” casero, que consiste en una parte de granos, como mijo o trigo, y dos partes de legumbres, como frijoles o soja.
“Antes solo usaba granos para preparar el leeto hasta que las trabajadoras de la salud y Suaahara me enseñaron a hacerlo bien”, relató.
Pero esa no fue la lección más importante. “No tenía idea de que algo tan simple como lavarme las manos pudiera tener un efecto a largo plazo sobre la salud de mi hija”, remarcó.[related_articles]
Hasta las infecciones que parecen más comunes, como la diarrea, suponen un riesgo para el crecimiento y el desarrollo en la primera infancia.
“Eso se debe a que los nutrientes que los niños usan para su desarrollo se vuelcan a combatir la infección”, explicó Mebrahtu, subrayando la necesidad de hábitos simples como lavarse bien las manos o limpiar los utensilios.
Peleando en todos los frentes
La inseguridad alimentaria es uno de los principales factores causantes del retraso en el crecimiento y el desarrollo en Nepal. Las montañas escarpadas representan 77 por ciento del territorio de Nepal, donde viven 52 por ciento de los 27 millones de habitantes.
El problema es peor en el centro y oeste del país. En algunas áreas, la prevalencia del retraso se ubica por encima de 60 por ciento.
El gobierno realizó en 2009 el Análisis de Necesidades y Evaluación Nutricional (NAGA), que recomendó crear una arquitectura multisectorial para atender las carencias de los programas de salud y nutrición.
“El estudio dejó bien claro que la nutrición no es responsabilidad exclusiva de un solo departamento, como se pensaba”, dijo Radha Krishna Pradhan, director de programa de salud y nutrición de la Comisión Nacional de Planificación, en entrevista con IPS.
Nepal también es uno de los primeros países en comprometerse con el movimiento Scaling Up Nutrition (Fomento de la nutrición), que reconoce las múltiples causas de la mala nutrición y recomienda a los socios trabajar en distintos sectores para lograr los objetivos.
En 2013, cinco ministros se reunieron con la Comisión Nacional de Planificación y otros socios para crear el Plan de Nutrición Multisectorial.
Entre las medidas adoptadas figura el suministro semestral de complementos de vitamina D y ácido fólico a las embarazadas, desparasitación de niñas y niños, atención prenatal y preparación de las adolescentes para la vida activa.
El Banco Mundial estimó que la mala nutrición puede incidir en una pérdida de productividad de 10 por ciento en los ingresos de las personas afectadas a lo largo de su vida y causar una pérdida de tres por ciento en el producto interno bruto.
Las primeras etapas del plan ya se implementaron en seis de los 75 distritos de Nepal desde 2013.