El Salvador avanza con paso firme hacia la diversificación de la generación de electricidad, con un plan para impulsar el uso de fuentes más limpias y lograr a partir de 2018 un cambio sustancial en su matriz energética.
Los proyectos de energía limpia, como la solar, aún incipientes en el país, levantan vuelo y se perciben los primeros cambios en un sector donde ha prevalecido la generación por derivados del petróleo.
Este país centroamericano ha dependido tradicionalmente del búnker (combustible residual derivado del petróleo) y del diesel para la generación de electricidad. Esas dos fuentes abastecen 41 por ciento de la demanda del sector, en un esquema inestable por la oscilación de los precios internacionales del petróleo.[pullquote]3[/pullquote]
A la generación térmica por búnker y diesel le siguen la hidroelectricidad (31 por ciento), la geotermia (25 por ciento) y la biomasa (tres por ciento). Esta última la desarrollan los ingenios azucareros, que queman el bagazo de la caña para producir vapor, con el cual mueven turbinas.
“Es una matriz que no nos conviene, es poco diversificada, y cuando los precios del petróleo suben, se incrementa aquí también la tarifa energética”, explicó Carlos Nájera, director de desarrollo de recursos renovables del estatal Consejo Nacional de Energía (CNE), en entrevista con Tierramérica.
El CNE estableció desde el 2011 un nuevo modelo de compraventa de energía, en el que las empresas distribuidoras están obligadas a adquirir 75 por ciento de su generación mediante contratos de largo plazo, para reducir así las variaciones en los ajustes tarifarios trimestrales.
Eso ha logrado bajar el costo para el consumidor final en tres centavos de dólar, hasta situarse en 17 centavos en promedio por kilovatio/hora.
En este pequeño país centroamericano, con 6,2 millones de habitantes, la producción de electricidad era de 5.544 gigavatios/hora en 2009 y se proyecta que en 2015 alcance los 6.787 gigavatios/hora.
Actualmente, 97,8 por ciento de su población urbana tiene acceso a electricidad, mientras que en el medio rural la cifra baja a 85,6 por ciento, según cifras oficiales del Ministerio de Economía.
Desde 2009, el CNE lidera un esfuerzo del gobierno por cambiar ese patrón en la generación, a fin de incorporar nuevas tecnologías que lo vuelvan más eficiente y ambientalmente limpio. Desde ese año está en el poder, el izquierdista y exguerrillero Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).
El gobierno de Salvador Sánchez Cerén, en la Presidencia desde junio, ha confirmado el plan de su predecesor para que desde 2018 la generación de electricidad a base de derivados petroleros solo represente 15 por ciento del total, 26 puntos porcentuales menos que ahora.
El plan establece, además, que la hidroelectricidad aportará 26 por ciento, la geotermia 20 por ciento y la biomasa dos por ciento, entre las fuentes actuales.
Pero lo más novedoso es que introduce que 35 por ciento debe pasar a ser provisto por gas natural, dos por ciento por energía solar y uno por ciento por eólica.
“Vamos en la dirección correcta para lograr esos objetivos”, señaló Nájera.
El más reciente avance se produjo en junio, con la adjudicación por subasta pública de 94 megavatios de energía solar, al consorcio internacional formado por las empresas UDP Neoen-Almaval, UDP Proyecto La Trinidad y Solar Reserve Development.
Estas compañías deberán instalar plantas fotovoltaicas para que comiencen a operar el 1 de octubre de 2016, por un periodo de 20 años. La inversión ronda los 300 millones de dólares.
El proceso de adjudicación lo apadrinó la empresa privada Distribuidora de Electricidad DelSur y lo auditó la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (Siget).
Participaron en la licitación internacional 26 empresas de España, Alemania, Francia y México, entre otros países.
“Tuvimos muy buena respuesta por parte de las empresas ofertantes, eso significa que hay confianza, y que hay capacidad de oferta”, señaló a Tierramérica la gerente de Planificación Comercial de DelSur, Ingrid Chávez.
Actualmente, ya existen en el país pequeños proyectos solares, para abastecer escuelas rurales o a familias campesinas. Pero el contrato otorgado el mes pasado es el primero de envergadura en energía solar en El Salvador.
Nuevos proyectos, de menor tamaño, están también en camino.
Uno es la instalación de la Planta Fotovoltaica 15 de Septiembre, de 14,2 megavatios de capacidad, el primero de su tipo y actualmente en proceso de licitación. Otro similar, con una capacidad de 12 megavatios, está también en proceso.
En conjunto, el objetivo es que en 2018 se produzcan 200 megavatios de energía solar, para cumplir con la meta de que esa fuente aporte dos por ciento de la generación eléctrica. [related_articles]
La licitación de junio incluyó también 40 megavatios de energía eólica, pero las dos compañías que ofertaron superaron el precio del megavatio estipulado por la Siget, de 123 dólares, por lo que quedó desierta la adjudicación.
En noviembre del 2013 se otorgó, también por licitación pública, un contrato al consorcio de empresas extranjeras y locales Quantum-Glu, para la generación de 355 megavatios a partir del gas natural. La inversión prevista es de unos 900 millones de dólares.
El gas natural, que importará la empresa ganadora, dará el golpe de timón en la matriz dominada por el petróleo y, según la Siget, colocará al país a la vanguardia de generación de electricidad en América Central.
Además, como el costo del megavatio generado por esa fuente es más barato, bajará la factura eléctrica para los consumidores.
De todos modos, el cambio en el patrón energético del país es solo uno de los varios aspectos recogidos en la llamada Política Energética Nacional, diseñada por el CNE, en la búsqueda de formas sustentables de aliviar el consumo de energía.
Otro importante es la promoción de una cultura de eficiencia y ahorro energético, un esfuerzo que también ha comenzado su andadura.
En abril, el CNE premió a varias empresas, grandes y pequeñas, así como a instituciones gubernamentales que ofrecieron las mejores iniciativas en eficiencia energética, con un enfoque de sostenibilidad ambiental.
El Eco Hotel Árbol de Fuego fue uno de los ganadores.
El establecimiento, un negocio familiar de 19 habitaciones, pagaba una factura eléctrica de 1.300 dólares mensuales cuando se abrió en 2001, pero luego se involucró en un proyecto de ahorro de electricidad, agua, gas y comenzó a esforzarse por ser más eficiente y sustentable.
Se instaló un calentador solar de agua, se hicieron modificaciones en el transformador y en el sistema de aire acondicionado, entre otros aspectos.
Actualmente, la factura eléctrica ha bajado en 60 por ciento y las propietarias se esfuerzan por seguir ahorrando hasta el mínimo recomendado, para a partir de allí instalar los panales solares.
“No podemos pasar a la fase de energía fotovoltaica, si no hemos alcanzado el mínimo en el ahorro, pero vamos en esa dirección”, dijo a Tierramérica la coordinadora de Proyectos Ambientales del hotel, Carolina Baiza.
Artículo publicado por la red latinoamericana de diarios Tierramérica