Los homosexuales de Uganda se preparan para una oleada de arrestos e incidentes de acoso, luego de que el presidente Yoweri Museveni promulgó una draconiana ley antigay.
Tras la aprobación, el lunes 24, un hombre gay de Kampala dijo a IPS que ahora no hay nada que él pueda hacer, y que lo único que le queda es irse del país en busca de un lugar más seguro.
“No hay nadie que diga ‘quiero hacerme gay’, especialmente aquí, en Uganda. Uno simplemente nace con eso. Uno no elige”, agregó.
La nueva norma, cuyo nombre oficial es Ley Anti-Homosexualidad, intensifica los castigos existentes para quienes sean atrapados manteniendo relaciones con personas de su mismo sexo, y prescribe períodos de prisión que llegan a la cadena perpetua por “homosexualidad agravada”, lo que incluye el sexo con un menor de edad o con una pareja que sea VIH positiva.
El texto también establece el “delito de homosexualidad”, por el que una persona puede ser condenada a prisión de por vida.
El abogado John Francis Onyango, un experto en derechos humanos que ha representado a muchos ugandeses de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, transexual es e intersexuales (LGBTI), dijo que “definitivamente” vio un aumento de los arrestos a este sector de la población desde que el proyecto fue aprobado por el parlamento, el 20 de diciembre.
“También hay muchas personas gays que temen por su seguridad, su libertad y su posibilidad de asociarse”, dijo a IPS, agregando que actualmente representa a la comunidad LGBTI en tribunales por varios casos.
Antes de que el proyecto se convirtiera en ley, esta nación del oriente africano ya tenía algunas leyes contra quienes fueran encontrados manteniendo relaciones homosexuales.
Museveni desafió la condena internacional firmando la ley el lunes 24 durante una multitudinaria ceremonia pública en la casa de gobierno.
[pullquote]1[/pullquote]Esto sorprendió a muchos, pues Museveni había dicho apenas a fines de la semana pasada que dejaría en suspenso la legislación mientras buscaba asesorarse con científicos de Estados Unidos sobre si la homosexualidad es una manifestación natural o es educada.
Pero el legislador Sam Okuonzi, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del parlamento, dijo a IPS que Museveni había sido objeto de una “enorme presión” de parte de una creciente cantidad de legisladores, líderes religiosos y ciudadanos en general para que promulgara la norma.
“No hay nada que haya unido a este país de modo tan absoluto y fuerte como este proyecto”, dijo.
Luego de que Museveni aprobó el texto, el legislador Stanley Omwonya dijo a IPS: “Realmente se trata de preservar nuestra cultura. Queremos que nuestro pueblo tenga rectitud moral”.
Activistas por los derechos humanos cuestionan la ley argumentando que viola los estándares internacionales de derechos humanos y que es inconstitucional.
Frank Mugisha, activista ugandés por los derechos de los gays y ganador del Premio Robert F. Kennedy a los Derechos Humanos 2011, tuiteó: “Al firmar el proyecto antigay, Museveni hace un gol en contra. Desafiaremos esta ley y la anterior”.
En la misma red social, Mugisha señaló: “@YKMusevenii sabe que revocaremos esta ley en el tribunal constitucional y que, con nuestra determinación, nada nos detendrá”.
Onyango dijo que la Ley Anti -Homosexualidad también plantea dudas sobre el espacio que tendrán para operar las organizaciones de la sociedad civil. Según la nueva norma, si una organización no gubernamental “promueve la homosexualidad”, entonces se la puede clausurar y juzgar a sus directores o líderes.
En un comunicado divulgado el lunes 24, Human Rights Watch dijo que Museveni había asestado “un golpe drástico a la libertad de expresión y de asociación en Uganda”.
Hace apenas una semana, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió a Museveni que promulgar la legislación complicaría la “valiosa relación con Uganda”.
En el pasado, Obama envió soldados estadounidenses como asesores a Uganda para ayudar al país a combatir al rebelde Ejército de Resistencia del Señor (LRA) y capturar a su líder, Joseph Kony. El LRA es responsable de asesinatos masivos, violaciones y secuestros en el norte de Uganda.
Canadá, Irlanda, Holanda, Alemania, la Unión Europea (UE) y el arzobispo anglicano sudafricano Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz, también divulgaron comunicados o se manifestaron a propósito del proyecto antigay. Algunos advirtieron que, de entrar en vigor, pueden producirse recortes en la ayuda que recibe Uganda.
Según se informó el lunes 24, Noruega y Dinamarca anunciaron de inmediato que congelaron o desviaron su asistencia, mientras que Austria señaló que estaba evaluando la suya. Canadá, la Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) divulgaron un fuerte comunicado condenando la ley.
La UE calificó la ley de “draconiana”, mientras que Gran Bretaña declaró que estaba “profundamente entristecida y desilusionada”.
El abogado ugandés Adrian Jjuuko dijo a IPS que el país debería prepararse para una reducción de la ayuda que recibe. Pero enfatizó que Uganda necesita “sanciones que no afecten a las personas comunes, sino más bien a las que aprueban la ley”.
[related_articles]“Hay algunos aspectos de la ayuda que podrían recortarse, en vez de otros. Uno no recorta la asistencia que se destina a educación”, señaló Jjuko, director ejecutivo del no gubernamental Foro para la Concientización y la Promoción de los Derechos Humanos.
“Tal vez en términos de gasto militar y cosas como esa… si esa es la clase de ayuda que se recorta, es el recorte que se sentirá, porque va directamente al presidente, a sus intereses y ambiciones personales, en vez de al pueblo de Uganda”, añadió.
Según él, reducir la ayuda solamente por la aprobación de la ley antigay sería hacer la vista gorda a otras violaciones a los derechos humanos que se perpetran en Uganda.
“La cuestión gay no es el único asunto en este país”, dijo Jjuuko. “Vistos en su totalidad, los antecedentes de Uganda en materia de derechos humanos están bajando”.