La capital de Japón, una de las ciudades más grandes y ávidas de energía del mundo, elegirá a su nuevo gobernador este domingo 9. El resultado podría ser crucial para frenar la intención del gobierno de reiniciar algunos reactores nucleares este año.
También podría darle un importante impulso a las fuentes renovables.
“Solo los dirigentes políticos pueden poner fin a la peligrosa energía atómica en Japón. Por eso es vital que el candidato antinuclear más popular (del país) tenga un sólido desempeño en los comicios de este mes”, sostuvo Yurika Ayukawa, experta en cambio climático de la Universidad de Comercio de Chiba.
“La dolorosa ironía es que Japón ya lidera en tecnologías innovadoras libres de carbono que pueden reemplazar a la fuente nuclear”, dijo a IPS.
El candidato a gobernador Morihiro Hosokawa, un ex primer ministro (1993-1994) que rompió con la hegemonía del poderoso Partido Liberal Democrático (PLD), es el nuevo rostro del movimiento antinuclear en Japón.
Hosokawa ingresó a la campaña en enero, pero su promesa de prohibir la energía atómica e impulsar las fuentes renovables tuvo un impacto inmediato en un público aún preocupado por las consecuencias del accidente en la central de Fukushima, el 11 de marzo de 2011, causado por un terremoto y tsunami.
“Si soy elegido adoptaré una política de cero energía atómica. El mensaje al mundo es que Japón reemplazará la peligrosa energía nuclear con fuentes renovables”, dijo Hosokawa a la prensa.
Su contrincante es Yoichi Masuzoe, que cuenta con el apoyo del primer ministro Shinzo Abe, del PLD. Al contrario que Hosokawa, él promueve la energía atómica como opción viable para sostener la economía japonesa, la tercera más grande del mundo.
Corresponden al sector industrial 43 por ciento de los casi 860.000 millones de kilovatios de electricidad consumidos en el país en 2011. El transporte se ubicó en segundo lugar, con 24 por ciento.
A pesar de que el área de Fukushima continúa contaminada con radiación, Abe insiste en que la energía atómica es necesaria y viable si se adoptan mejores medidas de seguridad en los reactores.[related_articles]
El gobierno del PLD apoya desde hace tiempo esta lucrativa fuente y otorgó subsidios para que las empresas eléctricas construyeran grandes plantas atómicas, que cubrían casi 30 por ciento de la demanda energética del país hasta el accidente de Fukushima.
Pero la catástrofe forzó al gobierno a apoyar la exploración de las fuentes renovables, para dar respuesta a la desconfianza pública y encontrar una alternativa a los combustibles fósiles, cuyas importaciones cuando debieron apagarse los reactores nucleares.
Un claro cambio de la política energética tradicional fue la decisión de destinar, en los últimos dos años, fondos estatales y adoptar medidas de desregulación para el desarrollo de fuentes bajas en emisión de dióxido de carbono, como la energía solar, eólica y de biomasa.
La política nacional energética de 2012, por ejemplo, estableció nuevas metas para las fuentes renovables, que ahora cubren 11 por ciento de la demanda nacional y deberán pasar a 35 por ciento en 2030. Para lograr ese objetivo se destinarán más de 700.000 millones de dólares.
Un paso importante fue la adopción en abril de 2013 de un nuevo sistema de tarifas reguladas (“feed-in-tariff”), destinado a abrir el protegido y lucrativo mercado de las empresas de servicios públicos y estimular las inversiones en energías renovables.
Según ese sistema, el Estado interviene en los precios de la energía renovable que una productora privada le vende a las grandes empresas de servicios eléctricos, estableciendo tarifas especiales o primas para que pueda asegurarse la recuperación de su inversión inicial.
De este régimen se benefició, por ejemplo, la Solar Sharing Association, compañía privada que provee paneles solares a agricultores. Estos generan su propia electricidad en sus tierras y venden el excedente.
“Nuestra empresa busca incrementar la producción de energía solar y disminuir la dependencia de la nuclear. Nos enfocamos en los agricultores, que quieren ampliar sus ingresos”, explicó su portavoz, Mayumi Yamada.
La empresa tiene más de 100 empleados. Kenta Hiaasa, un agricultor que invirtió en julio 8.000 dólares para instalar paneles solares en su predio, dijo que ahora sus ingresos mensuales están llegando a los 1.500 dólares.
En el sector agrícola también se multiplica la energía eólica. Uno de los objetivos es extenderla a las asoladas costas nororientales del país, que sufrieron el impacto del tsunami.
La Hokkaido Power Company prometió comprar 390 kilovatios de energía eólica (el equivalente a la producida por tres reactores nucleares) a empresas privadas en los próximos 10 años.
El proyecto le costará a la compañía 30 millones de dólares, en su mayor parte apoyados por el nuevo sistema de tarifas reguladas.
Pero, a pesar de estos avances, el mayor obstáculo para las energías renovables en Japón sigue siendo la falta de una clara postura del gobierno sobre la política nuclear, sostuvo la especialista Ayukawa.
“Gran parte de las estimaciones y metas oficiales de compra de energía alternativa las trazan las compañías bajo el supuesto de que la energía nuclear sigue siendo una opción. Esta política no constituye un fundamento estable para que se expandan las fuentes renovables”, sostuvo.
Por esta razón las elecciones para la gobernación de Tokio podrían ser el primer peldaño del tan esperado cambio político.