Los países que propugnan el desarme nuclear llegaron virtualmente al punto en el cual deben definir el inicio de negociaciones formales para eliminar esas armas, una decisión que podría asumirse a finales de año en Austria.
Esa sensación envuelve la conclusión este viernes 14 de los dos días de sesiones de la Segunda Conferencia sobre el Impacto Humanitario de las Armas Nucleares, celebrada en el centro turístico de Nuevo Vallarta, en el occidente de México, con delegados de 146 Estados y de más de 100 organizaciones no gubernamentales de todo el mundo.
Al concentrarse en denunciar los efectos humanitarios de la posesión y uso de arsenales nucleares, los asistentes lanzaron un poderoso mensaje a favor de la supresión y veto a esas ojivas, unas 19.000, que se encuentran en poder de China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, India, Israel, Pakistán y Rusia.
“Es un paso hacia la hoja de ruta para conseguir la prohibición, y asumo que la tercera conferencia producirá esa hoja de ruta. Estamos avanzados ante las potencias nucleares en reconocer que no debe haber armas”, dijo a IPS el japonés Hirotsugu Terasaki, vicepresidente de la organización budista y pacifista Soka Gakkai y director ejecutivo sobre temas de paz en Soka Gakkai International.
Se trata de “crear el ambiente para la abolición”, porque el proceso se debe a que las potencias nucleares “defienden la no proliferación de los arsenales, pero mantienen los suyos”, añadió Terasaki en Nuevo Vallarta.
El gobierno de Austria anunció el jueves 13 que hospedará la tercera reunión a fines de este año, de modo que preceda a la Conferencia de Revisión del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) en 2015, el mayor instrumento internacional vinculante para limitar el armamento atómico y cuya marcha se halla estancada desde hace 15 años.
El proceso “está listo para dar los siguientes pasos y para la transición” hacia “un instrumento internacional vinculante para la eliminación” de las armas nucleares, dijo a IPS el mexicano Héctor Guerra, coordinador para América Latina y el Caribe de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas inglesas), a la que pertenecen 350 organizaciones de 81 países.
Es deseable que participe “toda la comunidad internacional”, pero si las potencias atómicas se ausentan “no hay problema”, dijo Guerra. A su juicio, el nuevo tratado “sentaría una normativa internacional” que “facilitaría la deslegitimación de las armas en las negociaciones internacionales”.
Como ocurrió en la conferencia de Oslo en 2013, las cinco potencias nucleares autorizadas por el TNP (Estados Unidos, China, Francia, Gran Bretaña y Rusia) no asistieron a Nuevo Vallarta.
Sí estuvo presente Pakistán, que, como Israel e India, no ha rubricado el TNP, que tiene actualmente 190 Estados partes.
Desde el encuentro en Oslo, el movimiento abolicionista abrió espacio para la denuncia de los impactos humanitarios. En mayo de 2013 el comité preparatorio de la conferencia de revisión del TNP destacó esa perspectiva, al igual que lo hizo la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), meses más tarde en Nueva York.
En Nuevo Vallarta se exhibieron también las secuelas de la impericia humana y las fallas tecnológicas en el mantenimiento y gestión de las ojivas, reveladas en detalle por el periodista Eric Schlosser en su libro «Command and Control».
“Muchas veces las armas fueron casi usadas por errores de cálculo y equivocaciones”, dijo a IPS la británica Patricia Lewis, directora de investigación en seguridad internacional de la no gubernamental Chatham House, con sede en Londres.[related_articles]
«La probabilidad es mayor de lo que sabemos y tenemos que considerar lo que no sabemos. La situación actual es más riesgosa», agregó.
Lewis presentó los hallazgos de una investigación en la que, junto con su equipo, revisó incidentes nucleares en pruebas, ejercicios militares y alertas por amenazas potenciales, ocurridos entre 1962 y 2013, en los que estuvieron involucrados Estados Unidos, la desaparecida Unión Soviética, Gran Bretaña, Francia, Israel, India y Pakistán.
La investigación descubrió, por ejemplo, laxitud en la seguridad física y operativa a todos los niveles en las prácticas de la fuerza aérea estadounidense.
Mientras no se eliminen las ojivas, Lewis recomendó la abstención de ejercicios militares a gran escala en momentos de tensión política elevada, y reducir la celeridad con que se emiten alertas de amenaza de ataques.
Terasaki concluyó que «las armas nucleares han hecho rehén a la humanidad».
Para Guerra, la abolición no debe sobrepasar el año 2020. «Se están dando las condiciones políticas para pasar a las negociaciones», que deberían llevarse a cabo en el marco de la ONU, observó.