El fiscal argentino Alberto Nisman basó la orden de arresto que en 2006 emitió contra altos funcionarios iraníes por el ataque con explosivos contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994 en los argumentos de representantes del grupo opositor armado iraní Mujahedin E Khalq (MEK), revela el texto completo del documento.
La evidencia central que cita Nisman en la orden de arresto original, de 900 páginas, contra siete altos funcionarios iraníes es una presunta reunión desarrollada el 14 de agosto de 1993 entre figuras de la talla del líder supremo Ali Jamenei y del entonces presidente Ali Akbar Hashemi Rafsanyani (1989-1997).
Según Nisman, allí se tomó la decisión oficial de seguir adelante con la planificación del atentado contra la AMIA, que se perpetró el 18 de julio de 1994 en Buenos Aires, dejando un saldo de 85 muertos y más de 300 heridos.
Pero el documento, que desde hace poco tiempo está disponible en inglés por primera vez, muestra que las únicas fuentes que sostienen ese argumento fueron representantes del MEK, o Muyahedines del Pueblo de Irán.
El MEK tiene una historia de atentados terroristas contra objetivos civiles en Irán, además de servir como ejército mercenario con base en Iraq para las fuerzas del ahora difunto líder iraquí Saddam Hussein durante la guerra entre ambos países (1980-1988).
El Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos eliminó a ese grupo de su lista de organizaciones terroristas el año pasado, luego de una campaña realizada por destacados exfuncionarios estadounidenses que habían recibido importantes pagos de grupos e individuos favorables al MEK en reclamo de que los sacaran de esa nómina.
El farragoso y reiterativo informe de Nisman cita declaraciones de cuatro miembros del Consejo Nacional de Resistencia de Irán (NCRI), que es el brazo político del MEK, como las fuentes para argumentar que Irán decidió el atentado contra la AMIA en agosto de 1993.
La fuente principal es Reza Zakeri Kouchaksaraee, presidente del Comité de Seguridad e Inteligencia del NCRI.
[related_articles]El informe cita el testimonio brindado por Kouchaksaraee ante un tribunal oral argentino en 2003, en el que señaló que la decisión de perpetrar el ataque la tomó el Consejo Supremo de Seguridad Nacional en una reunión que se realizó el 14 de agosto de 1993 entre las 16:30 y las 18:30 horas.
Nisman también cita a Hadi Roshanravani, miembro del Comité de Asuntos Internacionales del NCRI, quien dijo saber la hora exacta de inicio de la reunión -4:30 pm- pero dio como fecha el 12 de agosto de 1993 en vez del 14.
Roshanravani también dijo conocer la agenda exacta de la reunión. El funcionario del NCRI declaró que se discutieron tres asuntos: el progreso y la evaluación del Consejo Palestino, la estrategia de exportar el fundamentalismo al mundo y el futuro de Iraq.
Roshanravani dijo que la idea de un ataque en Argentina se había discutido en el marco del segundo punto.
El NCRI/MEK sostenía que el gobierno de Rafsanyani había decidido un atentado terrorista contra un centro comunitario judío en Argentina como parte de una política de “exportar el fundamentalismo al mundo”.
Pero esa propaganda del MEK sobre el régimen iraní se contradijo con la evaluación de la inteligencia estadounidense de aquel momento. En su Estimación Nacional de Inteligencia 34-91 sobre política exterior iraní, finalizada el 17 de octubre de 1991, Estados Unidos concluyó que Rafsanyani había estado “apartándose gradualmente de los excesos revolucionarios de la década pasada” y acercándose a “un comportamiento más convencional” desde que asumió como presidente en 1989.
Ali Reza Ahmadi y Hamid Reza Eshagi, identificados como “desertores” afiliados al NCRI, aportaron más datos para corroborar el testimonio de los altos funcionarios del mismo. Nisman dijo que Ahmadi trabajó como funcionario del servicio exterior iraní de 1981 a 1985. Eshagi no es identificado de otra manera.
Nisman cita a Ahmadi y a Eshagi, que formularon solamente declaraciones conjuntas, diciendo que fue durante una reunión que empezó a las 16:30 horas en agosto de 1993 que el Supremo Consejo de Seguridad Nacional decidió llevar a cabo actividades en Argentina.
Nisman no cita a ninguna fuente ajena al MEK declarando que esa reunión haya tenido lugar. Cita el testimonio judicial de Abolghassem Mesbahi, un “disidente” que no trabajaba para la agencia iraní de inteligencia desde 1985, según su propio relato, pero solo a efectos de que el gobierno de Irán tomara la decisión sobre la AMIA en algún momento de 1993. Mesbahi no brindó evidencias que apoyaran el argumento.
Nisman cita reiteradamente a los mismos cuatro miembros del NCRI para documentar la presunta participación de cada uno de los siete altos funcionarios iraníes para los cuales emitió órdenes de arresto.
Una evaluación del documento completo muestra que Nisman cita 29 veces a Kouchaksaraee, 16 a Roshanravani y otras 16 a Ahmadi y Eshagi, siempre juntos, haciendo la misma declaración para un total de 61 referencias a su testimonio.
Nisman no cita ninguna evidencia o motivo para creer que alguno de los miembros del MEK estuviera en posición de haber sabido sobre tal reunión de la cúpula iraní. Aunque la propaganda del MEK durante mucho tiempo alegó tener acceso a secretos, su información, en el mejor de los casos, se obtuvo a través de funcionarios de bajo rango del régimen.
Al usar el testimonio de los opositores más violentos al régimen iraní para acusar a los más altos funcionarios de haber decidido el atentado terrorista contra la AMIA, Nisman ignoró el obvio objetivo político de crear apoyo en Estados Unidos y Europa para derrocar al régimen iraní.
Nisman dijo que el hecho de que los individuos sean opositores al gobierno de Irán no hace en absoluto que sus declaraciones sean menos significativas.
En un esfuerzo por dar credibilidad al testimonio del grupo, Nisman describió a sus declaraciones como hechas con honestidad y rigor, respetando matices al tiempo de dar la idea del panorama más general.
Los testigos del MEK son completamente confiables, escribió Nisman.
Sin embargo, a lo largo de los años, los representantes del MEK emitieron un comunicado tras otro, conteniendo información sobre presunto trabajo iraní encubierto en materia de armas nucleares, químicas y biológicas, casi todo la cual resultó ser falso cuando la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) lo investigó.
La única excepción significativa a los antecedentes generales de información falsa del MEK sobre el programa nuclear iraní fue su descubrimiento de la central de enriquecimiento de uranio de Natanz y su planta de de agua pesada en Arak en agosto de 2002.
Pero incluso en ese caso, el funcionario del MEK que anunció el descubrimiento de Natanz, Alireza Jafarzadeh, la identificó incorrectamente como una “planta de fabricación de combustible” en vez de una central de enriquecimiento de uranio. También dijo que estaba cerca de finalizar sus obras, aunque en realidad le faltaban varios meses para contar con el equipamiento necesario para iniciar el enriquecimiento.
Contrariamente a los argumentos del MEK de que obtuvo la información sobre Natanz de fuentes del gobierno iraní, el periodista Seymour Hersh, de The New Yorker, escribió que “un alto funcionario de la AIEA” le dijo en 2004 que la inteligencia israelí había compartido su información satelital sobre Natanz con el MEK.
Un asesor de Reza Pahlevi, heredero del shah, dijo luego a la periodista Connie Bruck que la información sobre Natanz había procedido de “un gobierno amigo”, que se la había suministrado tanto a la organización de Pahlevi como al MEK.
Círculos políticos favorables a Israel y contrarios a Irán tratan desde hace tiempo a Nisman como la fuente autorizada sobre el caso del atentado a la AMIA, así como sobre el tema más amplio de Teherán y el terrorismo. En mayo, el fiscal emitió un nuevo informe de 500 páginas acusando al gobierno iraní de crear redes terroristas en el hemisferio occidental que se agregan a su acusación por el ataque de 1994.
Pero que Nisman base la acusación crucial contra Irán únicamente en fuentes del MEK y que niegue su obvia falta de confiabilidad pone de relieve que el fiscal juega un rol político en nombre de ciertos intereses poderosos, en vez de realmente querer investigar los hechos.
Gareth Porter es historiador y periodista especializado en seguridad nacional de Estados Unidos. Recibió el Premio Gellhorn de periodismo en 2011 por sus artículos sobre la guerra en Afganistán.