Cada vez más mujeres militantes políticas y activistas por los derechos humanos son arrestadas en Sudán y detenidas como parte de la represión que el gobierno ejerce contra los partidos opositores.
Asma Ahmed, abogada e integrante del prohibido Movimiento de Liberación Popular de Sudán-Norte (SPLM–N), fue liberada el 14 de junio tras estar cinco semanas detenida. Cree que las autoridades sudanesas arremeten cada vez más contra las mujeres porque en los últimos años se han vuelto más activas en la arena política y social.
“Tomar por objetivo a las activistas se debe a que continuamos enviando nuestros mensajes de modo efectivo. Si no lo hiciéramos, no nos detendrían… Pero las detenciones no harán que las mujeres estén menos dispuestas a continuar en el activismo”, dijo Ahmed a IPS.
El rebelde SPLM–N fue prohibido en 2011, cuando se levantó en armas contra las fuerzas del gobierno en los estados sudaneses de Kordofán del Sur y Nilo Azul.
“Mi casa era vigilada unos días antes de mi detención. Oficiales de los Servicios Nacionales de Inteligencia y Seguridad (NISS) dijeron a mi familia que me habían citado, así que fui al interrogatorio en el norte de Jartum y ese día no volví a casa”, relató Ahmed.
Según la organización humanitaria Amnistía Internacional, la Ley de Seguridad Nacional de Sudán, de 2010, “confiere a los agentes de los servicios de seguridad amplios poderes de arresto y detención”. Torturas y otros abusos son prácticas generalizadas, agrega.
[related_articles]En abril, Human Rights Watch señaló en un comunicado: “En los últimos meses, el gobierno sudanés aumentó la represión de grupos políticos y de la sociedad civil. Las autoridades clausuraron cuatro organizaciones de la sociedad civil en diciembre, acusándolos de recibir fondos extranjeros, también clausuraron organizaciones culturales en Nuba, y últimamente reimpusieron las restricciones a los medios de comunicación”.
No está claro cuántas mujeres se encuentran detenidas. El independiente Consejo Sudanés para la Defensa de los Derechos y las Libertades, integrado por activistas, abogados y políticos, declaró que el SPLM–N solo tiene 600 integrantes en la cárcel, muchos de los cuales son mujeres.
Las mujeres no están exentas de las tácticas atemorizantes que usan los servicios de seguridad. Los hechos que culminaron en el arresto de Entisar Al-Agali son casi como una película de acción de Hollywood. El 7 de enero, mientras ella conducía hacia su casa, de regreso de una reunión, un automóvil de los NISS empezó a seguirla hasta que llegó a la calle África, en Jartum.
“Intentaron detener mi automóvil, pero yo aceleré e intenté escapar. Ellos me alcanzaron y golpearon mi auto desde atrás y, como yo intentaba evitar un accidente, detuve el vehículo”, dijo Al-Agali a IPS.
Al-Agali había vuelto de Kampala, Uganda, donde había participado en las conversaciones que condujeron a la redacción del borrador de la Carta del Nuevo Amanecer, un documento firmado por partidos opositores sudaneses, así como por grupos rebeldes y organizaciones de la sociedad civil, que aborda los métodos a usar para derrocar al régimen sudanés e instaurar un gobierno de transición en el país devastado por la guerra.
“Pasé 87 días en la Prisión de Mujeres de Omdurman, 75 de los cuales fueron en confinamiento solitario”, dijo Al-Agali, quien integra la dirigencia del opositor Partido Socialista Unionista Nasserista.
Al-Agali fue la única mujer a quien detuvieron tras la firma de la Carta del Nuevo Amanecer el 6 de enero, ocasión en la que hubo una ola de arrestos de líderes políticos. Sin embargo, ella no es la única mujer que en los últimos dos años pasó semanas o meses detenida.
En noviembre de 2012, 34 presuntos miembros del SPLM–N, la mayoría de ellos empleados del gobierno, fueron detenidos en Kadugli, capital del estado de Kordofán del Sur. El 26 de abril fueron liberados 14 de ellos, pero los otros 20 continúan detenidos en prisión de esa ciudad.
Jadiya Mohammad Badr fue una de las detenidas liberadas y ahora permanece con su familia en Jartum.
“Resultó con heridas de gravedad y se fracturó dos discos espinales al resbalarse mientras estaba detenida. Ahora paga el tratamiento de su propio bolsillo”, dijo a IPS una activista que intenta recabar ayuda financiera para Badr, y que pidió no revelar su identidad porque teme por su seguridad.
Mientras, la gubernamental Comisión Nacional de Derechos Humanos intenta erigirse en organismo de defensa para los detenidos políticos. Pero Abdelmoniem Mohammad, un abogado de derechos humanos que vigiló el rol de la Comisión en otros casos, dijo a IPS que esta no ha sido receptiva a los relativos a opresión política, como el de Yalila Jamis.
“La Comisión nos pidió que le presentáramos casos de detenidos políticos. Pero soy escéptica, dado que fueron lentos en actuar en el caso de Jamis”, agregó.
Jamis, maestra y activista por los derechos humanos, fue detenida en marzo de 2012 por un video que grabó sobre la guerra en su tierra natal, las montañas de Nuba, en Kordofán del Sur.
Los combates entre el ejército sudanés y el rebelde SPLM–N se desarrollan en la región desde junio de 2011. A Jamis la habían condenado a cadena perpetua, pero la liberaron en enero, luego de un largo juicio.
“Fui sometida a largos interrogatorios. Lo peor fue cuando me dijeron que matarían a mi hijo. Fue entonces que me diagnosticaron hipertensión arterial”, dijo Jamis a IPS. Aunque la liberaron, continúa bajo control de la seguridad estatal.
Aunque es difícil decir cuántas mujeres militantes hay en prisión, una, que pidió permanecer en el anonimato, dijo a IPS: “Cuando los familiares de una detenida en Kosti (ciudad al sur de Jartum) la visitaron en la cárcel, les dieron una larga lista de nombres de para que eligieran. Esto significa que hay muchas más detenidas sobre las que no sabemos nada”.
Fatima Ghazzali, activista por la democracia y periodista que trabaja para la sección política del diario Al-Jareeda, dijo que las mujeres están en la primera línea de los reclamos de democracia y libertad en Sudán.
“Son mujeres la mayoría de los desplazados en este país; ellas se llevan la peor parte de la guerra. Son las que más sufren bajo regímenes autoritarios, por eso no me sorprende ver que son las más ansiosas por tener democracia en Sudán”, dijo Ghazzali a IPS, agregando que solo la democracia dará a las mujeres sus plenos derechos y las protegerá de las fuerzas de seguridad.
La participación cada vez más de mujeres activistas en las recientes protestas y campañas ha hecho que incluso la policía note la presencia femenina en los reclamos de democracia, sostuvo Ghazzali, quien en 2011 fue detenida por haber escrito un artículo sobre la violación de una manifestante a manos de una pandilla.