Organizaciones ecologistas rechazaron el proyecto de ley que implementa la adhesión de Chile al convenio de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales de 1991 (UPOV-91).
El convenio, adoptado en París en 1961 y revisado en 1972, 1978 y 1991, fue ratificado por Chile tras la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que obliga a este país sudamericano a incorporarse a la versión de 1991 del UPOV.
Esta “traerá graves e irreversibles consecuencias para la agricultura chilena por el desequilibrio que crea entre los derechos de los agricultores y los derechos de los mejoradores”, afirmó a Tierramérica la directora de la Fundación Sociedades Sustentables, María Isabel Manzur.
Chile ya está suscrito al convenio de 1978. La última revisión habilita la apropiación de variedades nacionales y amenaza la conservación de semillas locales que se están perdiendo por desuso, según Manzur.