A primera hora del 15 de marzo, Salimboy Shamsiddinov, de 58 años, se vistió con un equipo deportivo y salió de su casa en Qurghonteppa, al sur de la capital de Tayikistán. Hasta ahora no regresó.Los ejercicios matinales eran parte de su rutina diaria, según la organización de derechos humanos Amnistía Internacional.
Pero esa mañana, Shamsiddinov, quien es un destacado crítico del presidente Imomali Rajmon, no volvió. Amigos y aliados políticos temen que haya sido secuestrado por su postura política, que incluían críticas a las relaciones entre tayikos y uzbekos.
Shamsiddinov, presidente de la Sociedad de Uzbekos de la Provincia de Jatlon, suele expresarse libremente y en términos duros sobre la política nacional y las relaciones interétnicas en un país donde no es común hacerlo.
En una entrevista de mayo de 2012 con el semanario Millat, con sede en Dusambé, Shamsiddinov, abogado y exinvestigador policial, sorprendió con sus críticas al tratamiento que el gobierno daba a la minoría uzbeka del país.
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Fue igualmente crítico del trato que el vecino Uzbekistán daba a su población de origen tayika. «Las acciones de ambos países en las relaciones hacia sus minorías nacionales son una forma de genocidio» cultural, dijo.
Pocos días después de la entrevista, varios hombres de aspecto atlético atacaron a Shamsiddinov, golpeándolo con un caño de metal e hiriéndolo de gravedad en la cabeza. En aquel momento, él sostuvo que el incidente estaba relacionado con sus opiniones.
«La gente común no lo ataca a uno de esa manera. Este ataque debe haber sido ordenado por algunas personas importantes», declaró a Radio Free Europe.
Muchos especularon con que esas «personas importantes» eran miembros del Comité Estatal de Seguridad Nacional (GKNB), conocido localmente como KGB, el acrónimo de la era soviética.
El atentado ocurrió a plena luz del día, frente a la oficina del GKNB en Qurghonteppa.
Un destacado analista radicado en Dusambé ve dos posibilidades detrás de la desaparición de Shamsiddinov.
Por un lado, un probable responsable es el GKN, que con regularidad enfrenta acusaciones de intimidación, secuestros, torturas y ejecuciones extrajudiciales.
Según esta teoría, el GKNB quería silenciar a Shamsiddinov porque él había estado seduciendo a una de las rivales políticas de Rajmon previo a las elecciones presidenciales programadas para noviembre.
El analista, que habló a condición de preservar su anonimato por temor a provocar al GKNB, también destacó, sin embargo, que Shamsiddinov tenía problemas dentro de la Sociedad de Uzbekos, especialmente desde su entrevista con Millat, y que su desaparición podría estar relacionada a luchas de poder dentro de la organización.
El 27 de marzo, la policía de Qurghonteppa dijo ignorar por completo el paradero de Shamsiddinov y descartó que lo hubieran secuestrado.
Poco antes de su desaparición, Shamsiddinov había organizado una reunión de rutina de la Sociedad de Uzbekos. Entre los participantes invitados estaba Rahmatillo Zoirov, líder del Partido Social Demócrata (SDP) y uno de los más severos críticos de Rajmon.
Zoirov dijo que la desaparición de Shamsiddinov habría sido por motivos políticos, y dijo que estaba relacionada a su cooperación con el SDP.
Además, señaló en una carta abierta que Shamsiddinov hacía campaña para que se enmendaran leyes que regían las elecciones presidenciales, en las que se esperaba que Rajmon, en el poder desde hace tiempo, se postulara a otro período.
Zoirov dijo que, un día antes de su desaparición, Shamsiddinov se había quejado telefónicamente del acoso que sufría por parte de funcionarios del gobierno.
Una alianza entre Zoirov y Shamsiddinov podría plantear un desafío a Rajmon. Los uzbekos constituyen la minoría más grande de Tayikistán (entre uno y dos millones de ocho millones).
Cualquier esfuerzo por persuadir a la comunidad de votar a un candidato de la oposición, como Zoirov, podría alterar las perspectivas de Rajmon de permanecer en el poder. Esto, en cualquier caso, suponiendo que se realizaran elecciones limpias, lo que según observadores internacionales nunca ocurrió en el Tayikistán independiente.
«La desaparición de Shamsiddinov puede haber sido un secuestro por motivos políticos», dijo Amnistía Internacional en un comunicado emitido el 26 de marzo.
Con vistas a las elecciones presidenciales de este año, «las autoridades han intensificado su campaña para silenciar a todas las voces críticas mediante el acoso, la clausura de organizaciones y sitios web, y la extradición de miembros de partidos de la oposición».
Parece estar surgiendo un patrón común en varios incidentes. El mes pasado, en Kiev, el ex primer ministro Abdumalik Abdullojonov, quien desde hace una década vive como refugiado en Estados Unidos, fue arrestado con una vieja orden de Interpol. Dusambé quiere juzgarlo por intentar asesinar a Rajmon.
En diciembre, el empresario Umarali Kuvvatov, quien huyó de Tayikistán y formó un grupo opositor en Moscú el año pasado, fue arrestado a instancias de Dusambé en Dubai.
Ahora teme que lo secuestren y lo devuelvan a Tayikistán, donde enfrenta cargos de malversación de fondos que, según sus partidarios, están motivados políticamente.
En el pasado, las autoridades tayikas presuntamente detuvieron a varios opositores de Rajmon en Rusia, entre ellos el líder del Partido Democrático, Mahmadruzi Iskandarov, quien, luego de una larga ausencia, apareció misteriosamente en 2005 en Tayikistán. Allí fue sentenciado a 23 años de prisión por, entre otras cosas, cargos de terrorismo, bandolerismo y malversación de fondos.
En buena medida, la desaparición de Shamsiddinov fue recibida con indiferencia en Tayikistán.
A diferencia del vecino Kirguistán, donde una lucha de poder que involucra a la minoría uzbeka ayudó a desatar en 2010 una serie de «pogroms» étnicos que dejaron unos 400 muertos, pocos temen que la desaparición de Shamsiddinov tenga un efecto desestabilizador.
Los líderes de las minorías étnicas en Tayikistán «siempre han sido miembros marginales de la intelectualidad, sin redes más amplias o poder», dijo un investigador expatriado en Dusambé. La influencia de Shamsiddinov no alcanza a una gran porción de uzbekos en suelo tayiko, comunidad que es «diversa» y que carece de una «identidad general».
De todos modos, dijo el analista de Dusambé, es difícil evitar pensar que las autoridades están nerviosas por la inminencia de las elecciones del próximo otoño boreal.
* Este artículo se publicó originalmente en EurasiaNet.org.