El fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, deja como legado un empeño sostenido por la integración al margen de los patrones del Norte industrial y una revigorización del radicalismo de izquierda en América Latina y el Caribe.
Chávez, muerto de cáncer el martes 5, avanzó sobre el campo abierto por el fin de la confrontación propia de la Guerra Fría, con las herramientas de recursos petroleros y financieros de los que dispuso casi a discreción, y un carisma y una capacidad de comunicación sin parangón en un líder de izquierda desde el apogeo del cubano Fidel Castro.
"Cuando se pensaba que el liderazgo de Castro no se repetiría, apareció Chávez para mostrar una nueva experiencia de la izquierda radical y animar a esa tendencia en toda la región", dijo a IPS el profesor Carlos Romero, director de estudios de posgrado en ciencias políticas en las universidades Central y Simón Bolívar de la capital venezolana.
Elegido varias veces presidente de Venezuela desde 1998, Chávez "se sintió llamado por el destino a seguir el camino de Simón Bolívar y ser una suerte de líder revolucionario en el mundo contra el imperio, Estados Unidos, algo más retórico que práctico", dijo a IPS el maestro de varias generaciones en diplomacia y ciencias políticas, Demetrio Boersner.
Su elección precedió a las de Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua, cuyos países son socios de Venezuela, Cuba y otras islas del Caribe en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
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También antecedió a la llegada de gobiernos aliados en el Mercado Común del Sur (Mercosur), esquema de integración conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay al que, de la mano de Chávez, ingresó Venezuela después de abandonar la Comunidad Andina, que cuenta a Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.
En la arena internacional, Chávez "deja varios grandes activos, como la proyección de su política, no solo en la región sino hacia países lejanos, animando la incorporación al juego regional de otros actores, como Rusia y China", dijo Romero.
"Otro fue la integración, con propuestas no necesariamente correctas pero sí novedosas, con modelos más auténticos que los promocionados por Occidente", apuntó.
Además del ALBA, Chávez fue un promotor de las jóvenes Unión de Naciones Suramericanas y Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, así como de las iniciativas Telesur, empresa multiestatal de televisión, el Banco del Sur y una noción monetaria para facilitar el comercio intrarregional sin desgaste de divisas, el sucre.
Un tercer activo fue "la utilización del petróleo como un instrumento fundamental de cooperación, como hizo con Petrocaribe, para equilibrar las cuentas nacionales y la capacidad energética de muchos países en la región", según Romero.
Petrocaribe permite a 18 países obtener petróleo venezolano con facilidades de pago, "y debe mantenerse y mejorarse como esquema de cooperación", abundó Boersner.
Sin embargo, el académico traza una línea divisoria. "Chávez habló de integración, pero con su intransigencia ideológica tendía a dividir a naciones y gobiernos en dos bloques, uno supuestamente de buenos de izquierda y otro de malos, de la derecha", planteó.
Con ello, el mandatario "se convirtió en el heredero de las tesis del colectivismo burocrático de tipo soviético, cuyo fracaso mostró la caída del Muro de Berlín pero que sobrevivió en Cuba, justamente con su mentor e inspirador, Fidel Castro", dijo Boersner.
Para Romero, Chávez logró "revigorizar la propuesta de un radicalismo marxista en América Latina, aunque mezclado con elementos populistas y autoritarios, pero con ello logró plantar cara en la región al liberalismo y a la socialdemocracia".
El exguerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos escribió en el diario español El País que Chávez fue "el primer gobernante de izquierdas con pretensiones revolucionarias que disponía de una enorme masa de efectivo. Otras experiencias populistas no gozaron de una bonanza tan prolongada y los países comunistas nunca fueron ricos".
Cuando expuso su mensaje redentorista o de integración, Chávez pudo acompañarlo siempre con recursos, ya fueran programas de salud o alfabetización, refinerías en Brasil, Nicaragua o Ecuador, combustible para comunidades pobres en Estados Unidos, cooperación militar, compras de alimentos o préstamos a empresas lejos de sus fronteras.
Romero cree que es muy pronto para señalar qué líder latinoamericano podrá tomar el testigo como referencia para la izquierda latinoamericana, mientras Boersner considera que siguen presentes en la región "dos izquierdas".
"Una es la que se encuadraría en la socialdemocracia, de economía capitalista pero con redistribución social del ingreso, como es el caso de Brasil y Uruguay, y otra la que representó Chávez, heredera del colectivismo burocrático que fracasó", dijo Boersner.
De gran capacidad de comunicación, proclive a largos y enérgicos discursos a favor de los excluidos y contra el imperialismo y las oligarquías, Chávez e incluso su silueta, con reproducciones en carteles, camisetas y redes sociales, ganan terreno como iconos de la izquierda latinoamericana.