Algo se esconde para los tanzanos en el lago Nyasa

Las comunidades vecinas del lago Nyasa, o Malawi, no comprenden de qué se trata el diferendo entre Tanzania y Malawi. Crédito: platours_flickr/CC-BY-2.0
Las comunidades vecinas del lago Nyasa, o Malawi, no comprenden de qué se trata el diferendo entre Tanzania y Malawi. Crédito: platours_flickr/CC-BY-2.0

La comunidad tanzana que vive cerca del lago Nyasa no entiende nada del conflicto entre su país y Malawi, ni qué es lo que está en juego. Pero sí ansía que los esfuerzos de mediación por su soberanía comiencen pronto.

El tranquilo lago de 29.000 kilómetros cuadrados es un centro turístico y fuente de ingresos y de alimentos para la población local.

Pero en julio de 2012 se descubrió que el lugar también podría ser una fuente lucrativa de gas y petróleo, y eso reavivó una disputa entre los países vecinos por la propiedad del lago.

Desde Lilongüe, se reclama la total soberanía sobre el que el país vecino denomina lago de Malawi, que se extiende a lo largo de su frontera con Mozambique y Tanzania. Este último, por su parte, sostiene que 50 por ciento del cuerpo lacustre está en su territorio.

En la región de Mbeya, en el sudoeste de Tanzania, los miembros de una comunidad de la ribera lacustre trabajan para aprender sus derechos sobre el lago, apoyados por la organización no gubernamental Haki Ardhi, también conocida como Instituto de Recursos e Investigación sobre los Derechos de la Tierra.

"Coincidimos en que no estamos de acuerdo con Malawi sobre este punto, pero estas comunidades dependen totalmente de la pesca y del lago para su supervivencia", dijo a IPS el asistente de programa de la organización, Saad Ayoub.

"No hubo ninguna consulta sobre qué beneficio obtenemos en caso de que haya petróleo, ninguna. ¿Qué ganamos? La cuestión de la tierra es nueva para nosotros, no tenemos experiencia", añadió.

En gran parte, los pobladores locales coinciden con él. Richard Kilumbo, residente del ribereño distrito de Kyela, dijo a IPS que no entiende las razones de la disputa.

"Tenemos familiares en Mzuzu, en Malawi, y tuvimos un casamiento (el año pasado). Estamos sorprendidos y con pánico de ver que nos preparamos para una guerra con nuestros vecinos", se lamentó.

"No sabemos por qué esto es tan importante para nuestros líderes. Escuchamos que la gente habla del tema, creíamos que éramos libres para andar y disfrutar de la vida", añadió.

Se puede decir que todo comenzó en 1890, cuando el tratado de Heligoland-Zanzibar dividió el lago según las leyes coloniales. El acuerdo fue enmendado en 1982 por la Organización de las Naciones Unidas.

Pero en octubre de 2011, el entonces presidente de Malawi, Bingu wa Mutharika, fallecido en abril del año siguiente, concedió un contrato a British Surestream Petroleum para comenzar la exploración de gas y petróleo en la parte oriental del lago. En diciembre de 2012, fue otorgada otra licencia a South African firm SacOil.

Por su parte, Tanzania anunció en julio del año pasado su plan de adquirir un ferry de nueve millones de dólares, con ayuda de Dinamarca, para cruzar el lago.

Henry Phoya, ministro malauí de Tierras, Vivienda y Desarrollo Urbano, protestó diciendo que Tanzania no tenía derecho a operar en el lago, mientras no se resuelva la disputa fronteriza sobre su propiedad.

La representante tanzana de la región de Mbeya, Hilda Ngoye, replicó que barcos pesqueros y turísticos de Malawi invadían aguas jurisdiccionales de Tanzania.

La situación empeoró cuando el interino primer ministro tanzano, Samuel Sitta, alertó de que su país no dudaría en responder a cualquier provocación militar.

"Este lago debe usarse para mejorar la tierra y el sustento de las poblaciones locales a ambos lados de la frontera", dijo a IPS el periodista y especialista en el diferendo, Felix Mwakyembe.

"Es un recurso, y sin embargo, se usa como parte del juego político para promover carreras personales", añadió Mwakyembe, quien escribe con regularidad para periódicos en swahili y en su propio blog.

"No hay una disputa fronteriza entre las comunidades locales, sino entre dirigentes, es un asunto político en las altas esferas y con vistas a las elecciones de Malawi, en 2014, y de Tanzania, en 2015", arguyó.

"Por desgracia, las comunidades locales son peones. No tienen acceso a información ni educación para comprender las implicancias y seriedad de esto", añadió Mwakyembe.

"No hay problemas en el terreno, nada", coincidió Kilumbo, el residente de Kyela. "Los pescadores tanzanos siguen con su vida como siempre y, aunque sabemos que está en las noticias, no tenemos idea de por qué", apuntó.

"No sé nada de los planes petroleros, nada. Y nunca escuché hablar de una evaluación de impacto ambiental, y, por cierto, no vi ninguna", observó.

La población local parece no saber de qué se trata la disputa, pero tampoco conocen sus derechos que están en juego.

La responsable de medios de la organización HakiElimu (tus derechos), Nyanda Shuli, dijo a IPS que el énfasis debe ponerse en la responsabilidad financiera y la transparencia, y que el flujo de las inversiones y de ingresos debe dirigirse hacia las comunidades.

"Por ahora, las decisiones se toman en la capital, en Dar es Salaam, y no hay conexión, ni diálogo significativo alguno con las regiones. Es más complicado porque las distancias son enormes y las redes telefónicas y de transporte muy malas", añadió.

Entre lo que no se sabe y los desacuerdos, algo resulta claro: Hay minerales poco comunes y valiosos en ingeniería debajo del lago, y posiblemente también gas natural y petróleo.

Por ahora, Kilumbo cree que lo que hay es suficiente.

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