Organizaciones de la sociedad civil advierten en Kenia que en la cobertura periodística de la campaña para las elecciones del 4 de marzo aparecen graves falencias, que pueden poner en riesgo la estabilidad del país.
Según activistas, la prensa keniana magnifica el conflicto político y el discurso de odio de tal forma que recuerda las disputadas elecciones generales de 2007, cuando se desataron disturbios y enfrentamientos con trasfondo étnico que dejaron unas 1.200 personas muertas y 600.000 desplazadas.
El politólogo Peter Otondo dijo a IPS que los medios de comunicación, en general, se mostraron muy polarizados en los comicios de 2007.
El actual primer ministro Raila Odinga, entonces candidato a la Presidencia de Kenia, acusó a la prensa de contribuir a la retórica que puso a 41 grupos étnicos contra el restante que compone el país, la comunidad kikuyu, avivando las tensiones y la violencia de forma significativa.
El periodista de radio Joshua Sang será procesado por la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en la holandesa ciudad de La Haya, acusado de crímenes contra la humanidad por usar su programa para difundir mensajes de odio, incluidos llamados a desplazar miembros de determinados grupos étnicos e incitación a la violencia.
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Este año, otra vez pasa lo mismo. "Por los titulares, a menudo provocadores y a favor de ciertos políticos, se puede decir que las ondas de radio no son imparciales", sostuvo Mukami. "Tampoco los especialistas que consultan", apuntó.
El padre Gabriel Dolan, columnista del Saturday Nation, y conocido activista de derechos humanos, dijo a IPS que discrepa con las empresas de medios que siguen publicando a columnistas que es sabido que trabajan para ciertos dirigentes políticos.
"El público no sabe que estos llamados especialistas son consultores de políticos y entonces toman sus opiniones como si fueran la verdad revelada", arguyó.
"Si un periodista forma parte del equipo de campaña de un dirigente está mal que use los medios para promover su posición a favor del político con el cual está comprometido", sostuvo.
"Los periodistas reciben estipendios de los políticos para que recibir comentarios favorables y perjudicar a sus oponentes", dijo a IPS el analista de medios Oloo Janak, presidente de la Asociación de Corresponsales de Kenia.
Hay 20 canales de televisión y 120 emisoras de radio en el país, indicó Janak. "Algunas de estas empresas pertenecen a dirigentes políticos y otras a empresarios que los apoyan", explicó.
Algunos dirigentes llegaron a pagar a quienes llaman por teléfono a programas de entrevistas telefónicas de radio y televisión para que promuevan su campaña, indicó.
"Al trabajar en connivencia con periodistas faltos de ética, estas personas reciben mucho espacio al aire y suelen tener posiciones radicales", añadió.
Según Human Rights Watch (HRW), en 2012 y a principios de este año "los enfrentamientos entre comunidades en algunas partes de Kenia se cobraron la vida de más de 477 personas y dejaron a otras 118.000 desplazadas".
"Muchos de estos incidentes estuvieron vinculados a maniobras preelectorales por la movilización de apoyos dirigida por políticos locales", señala el informe "High Stakes: Political Violence and the 2013 Elections in Kenya ("Alto riesgo: Violencia política y las elecciones de 2013 en Kenia") de HRW.
Mientras, la iniciativa de paz llamada Tuvuke ("Cambiemos de bando", en swahili), trata desde el año pasado de capacitar a quienes trabajan en medios para que estos desempeñen un papel adecuado en las próximas elecciones.
Cientos de periodistas, en especial en las regiones donde hubo violencia en 2007 y 2008, recibieron capacitación sobre cómo mantener la objetividad y la imparcialidad en el periodo electoral, explicó Odhiambo Orlale, especialista en medios de Tuvuke.
Pero incluso destacados dirigentes políticos y candidatos a la presidencia han intercambiado duros comentarios de odio.
También aparecieron cuestiones sensibles como la propiedad de la tierra y casos pendientes en la CPI.
El actual viceprimer ministro Uhuru Kenyatta, también candidato a la presidencia, deberá comparecer ante la CPI por crímenes contra la humanidad y por su papel en la violencia postelectoral de 2007.
Su compañero de fórmula, William Ruto, también afronta cargos similares.
Odinga, candidato favorito a la presidencia, utilizó ese asunto para desacreditar a sus oponentes, y su sensible campaña política recibió una amplia cobertura periodística.
"Como el tema de la tierra es un asunto sensible en este país, ese tipo de comentarios no hacen más que avivar las tensiones", indicó Mukami.
Ibrahim Oruko, periodista del parlamento del diario Star, dijo a IPS que era necesaria una cobertura periodística objetiva en un país donde los dirigentes actúan en función de su pertenencia étnica.
"Tenemos un serio desafío por delante pues seguimos viéndonos primero como luo o luhya y llevamos estos prejuicios a las concentraciones políticas e inciden en cómo contamos las historias", precisó.
"El principal problema no está en las historias que cubrimos, sino en que estamos muy impregnados de nuestros prejuicios étnicos y políticos. No podemos formar parte de las historias que contamos y sostener que somos imparciales", añadió.
El Consejo de Medios de Kenia, órgano que regula el sector y divulgó pautas para cubrir las elecciones, dijo que les llegaron casos de coberturas tendenciosas.
En un ambiente donde los periodistas están siendo muy criticados por lo que se percibe como coberturas exageradas y hechos distorsionados, su papel en la construcción de la paz también está siendo estudiado.
"Solo podremos mantener la paz permaneciendo ciegos a los prejuicios étnicos, de clase social y de afiliación política", sostuvo Oruko.