Las nuevas figuras que pasaron a ocupar cargos máximos en el parlamento y otros organismos del Estado cubano deberán probar su carisma y potencial político liderando, posiblemente de modo más participativo, el novedoso proceso de cambios económicos y sociales en curso, destacan analistas.
Los nuevos dirigentes "deberán ganarse las posiciones a las que ascenderán por el desempeño que tengan en la puesta en práctica de la 'actualización del modelo' (como llaman al proceso de reforma económica y social) y por la popularidad y el prestigio que alcancen ante la ciudadanía", señaló a IPS el diplomático y profesor universitario Carlos Alzugaray.
En la reunión constitutiva de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el parlamento unicameral, del domingo 24 se reeligió como presidente del país a Raúl Castro, mientras que la primera vicepresidencia del Consejo de Estado fue ocupada por Miguel Díaz Canel, un graduado de escuelas militares de 52 años con vasta carrera en el gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC).
Díaz Canel sustituye como segundo dirigente en importancia del gobierno a José Ramón Machado Ventura, de la llamada "generación histórica" de la Revolución Cubana triunfante en enero de 1959, integrada por quienes en su juventud lucharon contra la dictadura de Fulgencio Batista (1901-1973).
Machado Ventura, de 82 años, y el comandante Abelardo Colomé, de 73, otro dirigente histórico, cedieron sus cargos "a favor de la promoción de la nueva generación", indicó Castro en el discurso de clausura de la cita, que inició la octava legislatura (2013-2018).
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Castro anunció que en ese quinquenio sucederá "la transferencia paulatina y ordenada" de los principales puestos.
Se incorporaron también a la vicepresidencia del Consejo de Estado, compuesta por 31 integrantes, Lázara Mercedes López Acea, de 48 años, presidenta del PCC en La Habana, y Salvador Valdés Mesa, de 67, secretario de la única Central de Trabajadores de Cuba.
Continúan en sus cargos Gladys Bejerano, Contralora General de la República, y el comandante Ramiro Valdés, en tanto que Machado Ventura estuvo entre los cinco vicejefes.
La mitad de las 612 sillas del parlamento cubano, que se renueva cada cinco años, son ocupadas por candidatos elegidos en comicios nacionales y el resto por representantes propuestos por organizaciones sociales y por las distintas reparticiones del PCC, único partido legal en la isla.
Los opositores políticos en Cuba descalifican ese proceso eleccionario y reclaman que los partidos que integran, todos sin legalización, deberían tener la oportunidad de postular representantes.
La Asamblea eligió a sus directivos en su primera reunión tras las votaciones generales del 3 de este mes, con la presencia por vez primera desde agosto de 2010 del ahora diputado Fidel Castro, líder histórico de la Revolución y hermano mayor de Raúl. Esta vez quedó en la presidencia del cuerpo Esteban Lazo, con una larga trayectoria en el PCC.
Ana María Mari Machado se mantuvo como vicepresidenta y Miriam Brito como secretaria del parlamento, que, además, votó de manera directa y secreta por un grupo de candidatos al Consejo de Estado, que es la "suprema representación del Estado cubano" según la Constitución, en cuya selección previa participa el Comité Central del PCC.
El Consejo de Estado tiene ahora una edad promedio de 57 años, 39 por ciento de sus integrantes son personas negras o mestizas y casi 42 por ciento mujeres. Lazo indicó que las autoridades tienen "la voluntad" de propiciar más la representación femenina en esa entidad y en todas las instituciones del país.
Otra declaración destacada fue la de Raúl Castro al afirmar que este quinquenio será su último mandato presidencial, "con independencia de la fecha en que se perfeccione la Constitución".
En 2011, el sexto congreso del PCC acordó limitar a un máximo de dos períodos consecutivos la estancia en los principales cargos estatales y gubernamentales, y establecer edades máximas para ocuparlos. Para instituir este y otros cambios de la reforma iniciada en 2008, se requiere modificar la carta magna mediante un referendo.
"Los nuevos dirigentes no podrán gobernar Cuba como lo han hecho Fidel y Raúl Castro, pues no tienen la legitimidad carismática ni la autoridad que les correspondió a aquellos como líderes de la generación histórica", consideró Alzugaray.
Llamada por algunas personas como "transición" y por otras "relevo generacional", este hecho resulta "deseable y normal", según el diplomático. A su juicio, este grupo tiene el reto de propiciar "un modelo más colectivista y democrático de dirección", "ampliar los espacios públicos de deliberación política" y una participación ciudadana más activa.
De hecho, la diputada Lisette Conde observó que las y los jóvenes "estaban preocupados por verse representados en el parlamento".
"Nuestra mayor participación en la actual legislatura es una oportunidad para emitir nuestros criterios y vivencias", dijo a IPS la parlamentaria de 20 años, la de menos edad de toda la cámara.
Asimismo, la estudiante de medicina, elegida por el municipio habanero de 10 de Octubre, calificó el proceso de cambios en el país como "muy importante" para la juventud.
La actualización del modelo económico cubano, aparejada también a ajustes sociales e institucionales, se adentra ahora "en cuestiones de mayor alcance, complejidad y profundidad", reiteró Raúl Castro en sus palabras. Un decreto ley con nuevas normativas y aperturas a la inversión extranjera pudiera salir este año.
Asimismo, la Asamblea tiene previsto discutir y elaborar un código del trabajo, que incorpore y ampare las necesidades del creciente sector privado y de otras formas de gestión no estatal. Las autoridades cubanas preparan un programa de desarrollo hasta 2030, que resumirá los rumbos a seguir por la reforma económica.